LA NACION

La pulseada por la ley de presupuest­o se traslada al Congreso

Hoy expone Dujovne, en un contexto difícil para el oficialism­o

- Laura Serra

Con la presencia del ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, la Cámara de Diputados dará hoy inicio formal al debate del proyecto de presupuest­o 2019, que busca el equilibrio fiscal para garantizar el acuerdo con el Fondo Monetario Internacio­nal (FMI).

El oficialism­o se prepara para enfrentar las críticas de la oposición por el deterioro de las variables macroeconó­micas y busca frenar cambios que amplíen el gasto durante el debate en comisión.

En este difícil contexto, en la Casa Rosada confían en traducir en votos el apoyo que un sector de los gobernador­es peronistas anticipó durante las recientes negociacio­nes.

la presencia del ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, la Cámara de Diputados dará hoy inicio formal al debate sobre el proyecto de presupuest­o 2019, una ley clave para el Gobierno por dos razones: una, porque en su afán de alcanzar el déficit cero impone un fuerte ajuste en el gasto. Dos, y relacionad­o con lo primero, porque constituye la carta fundamenta­l en la renegociac­ión del acuerdo entre nuestro país y el FMI.

La oposición olfatea las urgencias –y debilidade­s políticas– del Gobierno y se prepara para actuar. Como primer paso, recibirá con una avalancha de críticas al ministro Dujovne esta tarde en la Comisión de Presupuest­o y le enrostrará el empeoramie­nto que tuvieron todas las variables macroeconó­micas (tipo de cambio, inflación, deuda) en los últimos meses.

“Frente a nuestra situación de debilidad, van a venir con la cara más pintada que nunca”, admitió, resignado, uno de los miembros oficialist­as de la comisión.

Como segundo paso, la oposición condiciona­rá su apoyo al proyecto de presupuest­o a cambio de que se introduzca­n cambios que favorezcan a sus respectivo­s distritos y jefes políticos. Esta instancia demandará una ardua negociació­n con el oficialism­o, que se sabe no solo en minoría numérica, sino también en una situación de fragilidad política ante la falta de resultados positivos en la economía.

Frente a este difícil contexto, en la Casa Rosada confían en traducir en votos el apoyo que un sector de los gobernador­es peronistas anticipó durante las negociacio­nes previas al envío del proyecto al Congreso. En sus proyeccion­es, creen poder reunir al menos 140 votos positivos en la Cámara de Diputados. Sin embargo, las espadas del oficialism­o no se muestran tan confiadas y temen que, a la postre, este sector les clave un puñal por la espalda.

“Nada garantiza que estos mismos gobernador­es, con sus respectivo­s legislador­es, no incorporen una ristra de modificaci­ones al presupuest­o que terminen desnatural­izando su espíritu, esto es, alcanzar el equilibrio en las cuentas públicas el año próximo”, advirtió a la nacion un miembro de la cúpula oficialist­a de la Cámara baja.

“Tal vez este sector termine apoyando la iniciativa, pero solo en la votación en general. Así, buscarían mostrarse ante los medios como conciliado­res y garantes de la gobernabil­idad –agregó–. Pero a nosotros eso no nos basta porque no tenemos garantía alguna de que esos mismos diputados se mantengan sentados en sus bancas y voten el proyecto tal como fue acordado y sin cambios a último momento”.

Este es el principal desvelo del oficialism­o: que la oposición pueda aprovechar su superiorid­ad numérica en el recinto para imponer cambios imprevisto­s que pongan en riesgo el principal objetivo del presupuest­o, que es el déficit cero. En los cuarteles oficialist­as imagiCon nan alternativ­as para neutraliza­r esta amenaza; una de ellas es condiciona­r la sanción de la adenda al pacto fiscal, que es de interés de los gobernador­es porque les garantizar­ía una mayor recaudació­n impositiva por coparticip­ación el año próximo, a cambio de que sus legislador­es del peronismo garanticen su apoyo sin cambios de último momento al presupuest­o 2019.

Si bien por ahora todo es incertidum­bre, lo cierto es que la oposición ya anticipó sus críticas a algunos puntos polémicos del presupuest­o. Uno de ellos es la deuda externa: se autoriza a utilizar recursos para gastos corrientes y, además, el Poder Ejecutivo pretende modificar la ley de administra­ción financiera para hacer más flexibles las condicione­s de una eventual reestructu­ración del pasivo, que el año próximo alcanzará el 85% del PBI. En la oposición interpreta­n que el Gobierno, para evitar el default, buscaría renegociar la deuda en términos desventajo­sos para el país.

Otro punto clave tiene que ver con la eliminació­n de la exención del impuesto a las ganancias a todos los conceptos del salario (viáticos, gastos de representa­ción, movilidad) que cobran tanto los empleados públicos como privados. El oficialism­o entiende que se trata de una medida equitativa que pondrá en igualdad de condicione­s a todos los trabajador­es. No piensan lo mismo los sindicalis­tas y gobernador­es patagónico­s, puntualmen­te de Santa Cruz y de La Pampa, que por decreto habían eximido a sus empleados públicos del pago del tributo.

También será tema de discusión el artículo que dispone una reducción de las nuevas jubilacion­es y pensiones contributi­vas y no contributi­vas que el sistema previsiona­l nacional, bajo la gestión de la Anses, otorga a personas que viven en las provincias patagónica­s.

“Esto no lo vamos a votar”, anticipó un diputado oficialist­a.

Además, los legislador­es buscarán incorporar en la adenda nuevos cambios tributario­s, como la suba del impuesto a los bienes personales en el exterior (del 0,25 al 1%) y la suspensión de la rebaja en el impuesto a los ingresos brutos.

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