No más privilegios
nada irrita más a los ciudadanos que pagan sus impuestos, y sobre todo con una carga tributaria tan alta que solo dos o tres países en el mundo la aplican, que terminar siendo siempre el pato de la boda a la hora de financiar el gigantesco déficit fiscal argentino, al tiempo que ve pasar por sus narices todos y cada uno de los privilegios de los que gozan los millones de empleados públicos y funcionarios de los tres poderes. Da vergüenza ver que en vez de ajustar los gastos de la política y sus irritantes privilegios, los gobiernos, sin solución de continuidad, se han limitado a pasarles la factura a los ciudadanos que con el pago de sus impuestos terminan financiando buena parte del déficit. El sistema de privilegios debe terminar de una vez y para siempre. Basta de sueldos impagables a empleados y funcionarios ineptos que solo van a cobrar su sueldo y que jamás ganarían tanto en la actividad privada. Basta de jubilaciones de privilegio en los tres poderes del Estado. Basta de licencias laborales eternas, de jornadas reducidas, en fin, de poco sacrificio a cambio de muchos beneficios. La función pública no debe ser el lugar indicado para ganar dinero. La función pública, en cualquier caso, supone ante todo “vocación de servicio”. aquel que quiera ganar más dinero que se vaya a la actividad privada, donde seguramente con mucho esfuerzo, sacrificio y, por supuesto suerte, conseguirá su objetivo. Financiar ese déficit operativo con más impuestos sobre los ciudadanos y con endeudamiento es una mala práctica gubernamental que tarde o temprano chocará de frente contra una realidad bien desagradable. Federico J. Pavlovsky
Dni 12.046.088