Joshua, el campeón de los pesados que no para de crecer
Obtuvo su 22a victoria consecutiva e hizo vibrar a 80.000 personas en Wembley
El gran narrador argentino de boxeo Osvaldo Caffarelli potenciaba su talento y fortificaba su voz cuando la lluvia decoraba sus escenarios a la hora de relatar. Afirmaba que el agua, combinada con truenos y relámpagos, dimensionaba la fantasía los combates y los hacía mucho más atractivos.
Algo semejante ocurrió ayer en Londres. El promotor local Henry Hearns desafió a los pronósticos meteorológicos: consideró que nada detendría a los fanáticos a colmar el imponente Wembley Arena y no se equivocó. Ochenta mil almas llegaron hasta allí, entre flashes de celulares, paraguas, impermeables, smokings y hermosos escotes. La música ochentosa de Freddie Mercury, Phil Collins y Rod Stewart acompañó hasta el ring al inglés Anthony Joshua, campeón mundial pesado (AMB-FIB-OMB), anticipando lo que iba a gestar: una gran pelea. Retuvo su corona ante el ruso Alexander Povetkin, por KOT en el 7° round.
A puro cross derecho, Joshua, de 28 años, sobrevivió a la fisura del tabique nasal en el 1° round e ir perdiendo en las tarjetas, para remontar en base a estrategia y puntería un combate complejo. Povetkin, consumido por sus 39 años pero con impecable cross izquierdo, justificó las expectativas sobre él.
Las combinaciones de Joshua, en el momento de la definición, fueron letales. Justas y con clase. Postergaron sus dudas y su discontinuidad ofensiva. Elevó su invicto a 22 victorias seguidas (21 KO) y su quinta retención fortifica su imagen. Ratificó que sabe sufrir – repitió episodios adversos vividos en su match con Klitschko– para volver a escena y ganar. Y ello implica crecer en alguien que aún tiene algo más para dar.
Se estima que el 13 de abril próximo unificaría su corona con Deontay Wilder, campeón (CMB). Protagonizaría su primer gran clásico y le devolvería a la máxima división parte del prestigio perdido.