LA NACION

VIAJES Y EQUIPAJE DE UNA ACTRIZ CON MUCHAS MILLAS

- Martina Gusmán. Por Alejandro Rapetti

—¿Cómo te definís como viajera?

—Curiosa y aventurera, una viajera que intenta descubrir cómo es la cultura de cada lugar, su comida, sus costumbres, que trata de salirse de los ámbitos turísticos para palpar cómo vive la gente.

—¿Qué medio preferís para viajar: tierra, mar o aire?

—Me encanta la tierra porque me gusta mucho viajar en el auto, manejar o ir de copiloto. Sino, avión. Agua no, la verdad es que me mareo.

—¿A qué destino te gustaría volver?

—A Saint Barth, una isla hermosísim­a del Caribe donde estuvimos presentand­o películas en un festival de cine y recorriend­o escuelas. Es un lugar espectacul­ar por su naturaleza, su paisaje y su gente.Durante el festival llovía todo el tiem- po y las proyeccion­es se hacían al aire libre, con el cielo y las estrellas como nunca más vi en mi vida. Entonces la gente se sentaba a mirar las películas en unas sillas de plástico, de repente comenzaba a llover y empezaban a ponerse las sillas en la cabeza mientras seguían mirando la película con una naturalida­d espectacul­ar, como si no estuviera pasando absolutame­nte nada. Al ratito paraba, bajaban las sillas, se sentaban y seguían viendo la película.

—Si pudieras regresar al kilómetro cero de todos tus viajes: ¿Qué cosas cambiarías de tu equipaje?

—En los primeros viajes con Mateo, mi hijo, que hoy ya tiene 16 años, salíamos con diez millones de va- lijas, muy cargados y con muchas cosas. Con los años y más viajes encima fui aprendiend­o a ser más smart, a hacer todo cada vez más chiquito, a llevar menos equipaje. Así que si regresara al kilómetro cero de mis viajes pensaría en cómo reducir el equipaje y cargar lo mínimo indispensa­ble.

—¿El mayor contratiem­po que hayas tenido como viajera?

—Hace bastante, en un festival de cine en Marrakech, habíamos tenido una cena de bienvenida con el príncipe, muy glamorosa, y me intoxiqué. Nunca en mi vida estuve tan descompues­ta, al punto que me querían internar. Creo que me terminé de recuperar cuando ya estábamos volviendo para Buenos Aires. Por lo tanto, no conocí más que el hotel, hermoso, que parecía sacado de una película de Aladín.

—Para las vacaciones: ¿clima caliente o frío?

—Caliente cien por cien. Playa y mar.

—¿Qué es lo primero que hacés apenas llegás a un lugar desconocid­o?

—Comer. Le pregunto a la gente del lugar dónde se come rico y salgo a probar.

—¿La mayor maravilla natural que hayas visitado alguna vez?

—Saint Barth, Galápagos y la isla de Pascua. En los tres lugares pude bucear. Me encanta el mundo submarino.

—¿Un día de vacaciones perfecto?

—Me imagino en la playa, amaneciend­o sin despertado­r con todas las persianas levantadas. Después, tomar mate en la cama, comer algo rico, salir a caminar por la playa. Me llevaría algún lindo libro para leer, jugaría con mis hijos y me metería en el mar. Al mediodía almorzaría ahí mismo, algún pescadito rico o unos frutos del mar con vino blanco, y después de dormir alguna siesta, por la tardecita me haría algún masaje.

◗ para más datos

Por estos días, a Martina Gusmán se la puede ver en La quietud, film de Pablo Trapero que se estrenó el 30 de agosto. También está comenzando el rodaje de Lucía, de Juan Pablo Martí, con Sonia Zavaleta y la serie El mundo de Mateo, unitario de Mariano Huenter. En 2019 estrenará a su vez El hijo, película de Sebastián Schindel, con Joaquín Furriel.

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