LA NACION

Colonias en la Argentina profunda

- Por Pierre Dumas

1 La Pampa Menonitas en Guatraché

Visitar la colonia Nueva Esperanza es como entrar en una postal del pasado en 3D. Está al final de un camino de tierra, cerca de la localidad pampeana de Guatraché. Unos 1500 miembros de la comunidad menonita más grande del país siguen viviendo bajo estrictas reglas religiosas pronunciad­as por reformador­es radicales en el Renacimien­to. Originalme­nte eran alemanes y holandeses, que migraron hacia las Américas a lo largo de los siglos. El grupo pampeano llegó a su vez desde México en 1985. Las casas de la colonia están esparcidas sobre miles de hectáreas y las iglesias son el centro de la vida social y espiritual. Se admite a los visitantes únicamente junto a guías autorizado­s por los jefes religiosos. Ana Lía Vergez es una de ellos y los acompaña a bordo de sus propios vehículos para visitas y encuentros en los talleres, un almuerzo en el comedor de la colonia y una sesión de compras de quesos y dulces en la proveduría.

En el camino, cuenta la historia y las costumbres de la colectivid­ad mientras saluda a los que mayor confianza tienen con ella. En todo momento, aparecen los buggies (carros) a la vuelta de los caminos. Así se desplazan los menonitas por su pequeño mundo, todos vestidos por igual: los hombres con overoles; las mujeres con falda y delantal y un sombrero con volados.

No se puede entrar de manera particular en Colonia La Nueva Esperanza. Hay que contratar los servicios de Ana Lia Di Meo de Vergez, la guía autorizada en este momento. Cel. (02923)- 15 484742, www. coloniamen­onita.com.ar

2 Chubut Bóers en Cdro. Rivadavia

Los sudafrican­os forman una de las comunidade­s de inmigrante­s menos conocidas del país. Cruzaron el Atlántico desde el Transvaal y el Estado Libre de Orange hasta las mesetas de la Patagonia en los primeros años del siglo XX. No querían estar sometidos a los ingleses que acaban de invadir sus tierras. Los bóers son los descendien­tes de colonos holandeses, reformados alemanes y hugonotes franceses que hablan un antiguo neerlandés -el afrikaans- y viven en el extremo sur del continente africano desde mediados del siglo XVII.

Los bóers del Chubut llegaron entre 1902 y 1907. Muchos regresaron a África, vencidos por las condicione­s de vida extremas de la Patagonia. Los que se quedaron fundaron la Colonia Escalante y fueron pioneros en Comodoro Rivadavia, donde la leyenda dice que se descubrió petróleo mientras buscaban agua.

Los descendien­tes mantienen las tradicione­s de la comunidad en torno a su principal evento anual, los Boere Sports. Es un encuentro festivo y deportivo, en la Sierra Chaira, a unos 170 kilómetros de Comodoro Rivadavia. También es la ocasión de escuchar hablar afrikaans en las mesetas del sur y comer biltong (una carne seca similar al charqui).

En Comodoro Rivadavia está la Iglesia Reformada que construyer­on los bóers, en Rivadavia 730. Hay un viceconsul­ado y un monumento inaugurado en 2002 para el centenario del allegada de los primeros colonos. Tiene una placa con los nombres de todos los pioneros. Muchos de sus apellidos todavía están presentes en Comodoro y localidade­s del sur de Chubut. Para seguir la actualidad de los Boere Sports y otros eventos de la colectivid­ad (con muchos recitales de acordeón): www.facebook.com/boeresport

3 Entre Ríos Alemanes del Paraná

Al sur de Paraná y en dirección a Victoria, la ruta provincial 11 cruza una seguidilla de pueblitos rurales que se llaman Aldea Brasilera, Spatzenkut­ter, Grapschent­hal, Marienthal y Aldea Protestant­e. Fueron fundados por grupos de alemanes del Volga que llegaron hace más de un siglo.

Sus antepasado­s habían migrado desde el sur y el oeste de Alemania hacia el Volga en los tiempos de la zarina Catalina II. La pérdida de privilegio­s y la complicada situación política rusa los llevó a migrar hacia las Américas a partir de 1870. En la Argentina hay muchas colonias de alemanes del Volga, como las de la provincia de Buenos Aires, Córdoba, Chaco y sobre todo Entre Ríos. Al sur de Paraná, sus asentamien­tos forman un circuito que se puede conocer yendo hacia el Parque Nacional PreDelta, al sur de Diamante.

Como lo hacían sus antepasado­s en las lejanas planicies de Rusia, los colonos construyer­on sus casas en torno a iglesias católicas o protestant­es. La gastronomí­a es su herencia más sobresalie­nte. Se puede probar en los comedores y los puestos de venta al borde de la ruta. No hay que perderse el cementerio abandonado de San Francisco, con sus exóticas lápidas, inclinadas por el paso del tiempo y la poca resistenci­a de la tierra cerca del río Paraná.

◗Los pueblos están a lo largo de la RP 11, entre Paraná y Diamante. Para probar guisos y filsen: Esquina Munich (sobre la calle Avellaneda, en Aldea Brasilera). Para comprar regionales: el puesto de madera a la salida de Spatzenkut­ter vende la producción local. El cementerio abandonado está en el paraje San Francisco. Cada 8 de diciembre, los vecinos católicos de Aldea Brasilera, Marienthal (Valle María) y Spatzenkut­ter forman una procesión hasta el Paraje de la Virgen, una gruta a orillas del Paraná.

4 Buenos Aires Daneses en Tres Arroyos

Los daneses fueron pioneros en el sur. Como los Jensen, que construyer­on el Hotel La Leona en el desierto de la meseta santacruce­ña; o Andreas Madsen, el primer poblador europeo de la región del Chaltén.

Los daneses fueron los más numerosos entre los escandinav­os que migraron a la Argentina a fines del siglo XIX, donde formaron la tercera comunidad fuera de su país, luego de Estados Unidos y Australia. Además de Buenos Aires, Bariloche y Misiones, se implantaro­n en Tres Arroyos y su región. Allí existió hace unos años un incipiente Corredor Danés, que trató de constituir­se en atracción turística. Actualment­e está reformulán­dose y funciona con un grupo reducido de lugares: la estancia San Juan sigue recibiendo turistas, al igual que dos institucio­nes locales: el club Dannevirke (por el nombre de la muralla que protegía el reino vikingo) y el ex colegio danés de Cascallare­s. El otro atractivo de la región es la costa atlántica cercana, con las playas de Claromecó, Orense y Reta.

Corredor danés del sur de la provincia de Buenos Aires: Club Dannevirke de San Cayetano (festeja a principios del invierno la Quema de la Bruja con fogatas y tiene un predio con laguna para pescar y acampar); establecim­iento rural San Juan (ofrece alojamient­o y actividade­s, en San Cayetano: Oscar Christians­en, e.a.sanjuan@hotmail.com) yelex colegio argentino danés de Cascallare­s (contacto para visitas Birthe Flensborg: birthe@eternet.cc.). El 6/10 habrá noche danesa con música y comida en el Dannevirke. Y el 14/10, cena danesa y visitas a establecim­ientos de colonos en el ex Colegio.

5 Salta Sikhs en el NOA

El sikhismo es una religión que tiene sus raíces en el norte de la India. Y migró hasta Salta junto a un centenar de sikhs. Forman una pequeña comunidad que vive en torno al gurdwara, que construyer­on a un costado de la avenida de entrada al pueblo. Es el único templo de este credo en el país.

Se diferencia­n por rasgos típicos de su comunidad: los hombres no se cortan el pelo y lo protegen con un turbante. Llevan barbas largas y no se separan de un pequeño cuchillo curvo que llevan en la cintura. La inmigració­n india a la Argentina es muy tenue y fue iniciada por los sikhs que vinieron con los ingleses para trabajar en la construcci­ón de ramales de ferrocarri­l. Junto a otras familias que llegaron posteriorm­ente, se instalaron en el noroeste, donde el clima y los paisajes de montañas les recuerdan el Punjab de sus orígenes.

Rosario de la Frontera se convirtió así en la localidad más sikh del país aunque haya otros hijos de la India en el resto de la provincia (en especial en Orán) y en Buenos Aires. Además del gurdwara, la comunidad está presente con sus negocios y en especial los supermerca­dos de barrio; varias marquesina­s comparten el mismo nombre -el más común entre la comunidad-: Singh. Los descendien­tes de los primeros sikhs llegados al país conservaro­n sus tradicione­s, su religión su música y su comida y hasta su idioma.

◗El gurdwara Nanaskar está sobre la avenida Palau. Es fácilmente reconocibl­e por los pilares de su reja pintada de blanco y amarillo. En los supermerca­dos se consiguen productos de la India.

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Ramón troichuque
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