LA NACION

Fene-Pontedeume-Miño.

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(21 kilómetros) Momentos fantástico­s de caminata entre bosques por donde la luz se filtra apenas para iluminar helechos enormes. La llegada a Pontedeume, una preciosa ciudad, pequeña y de origen medieval, está entre lo mejor de la jornada. El puente romano sobre el río Eume, la torre y la vieja cárcel en el casco antiguo ofrecen paisajes inolvidabl­es a los que se accede luego de bajar por la temida Travesía Do Infermiño. El tramo tiene mala fama pero no es para tanto.

Ya allí comprendí el beneficio de la ayuda y compré dos bastones de marcha de aluminio (siete euros cada uno). Fueron los grandes aliados de las rodillas.

Al empezar el día, a la salida de Fene, dejamos atrás uno de los cruceros más antiguos de Galicia. Los cruceros son esos bonitos postes de piedra rematados en cruz, que antiguamen­te señalaban el Camino.

Cada ruta tiene un punto oficial de arranque y suele estar bien señalizada, aunque no faltan los momentos de duda. En ese caso, además de los clásicos mojones con vieira, hay que buscar siempre las flechas amarillas.

Sobre los mojones se suelen ver piedras. Simbolizan a las personas que no pudieron caminar. La tradición es tomar una piedra y llevarla de trecho en trecho, en homenaje a quien no pudo hacerlo.

Sorprende la amabilidad de las personas. En uno de los tantos caseríos que pasamos, una campesina, entrada en años y que caminaba con dificultad, nos regaló un bastón de madera. Bien pulido, nos acompañó todo el Camino. Gestos como ese se repiten. Otras personas dejan botellas de agua en una heladera de telgopor y una lata, para que quien tome una deposite la moneda. Pura confianza y amabilidad.

Hicimos noche en Hostal Cruceiro, en Pontedeume. 25 euros por persona. Un modo de abaratar costos es dormir en albergues de peregrino. La noche cuesta entre 6 y 8 euros en cucheta de habitación y baños compartido­s. Son establecim­ientos limpios y equipados con lavadoras de ropa. Eso sí: resulta clave arrancar temprano para llegar también temprano a la próxima etapa y no quedarse afuera ya que estos albergues no aceptan reservas y se llenan a medida que va cayendo la gente.

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