LA NACION

¡No me cuentes nada! Qué hacer con las series que son un spoiler caminante

En tiempos de maratones, consumo personaliz­ado y on demand, hay ficciones que se especializ­an en atrapar al espectador con giros sorprenden­tes e inesperado­s

- Natalia Trzenko

Antes de comenzar, una advertenci­a: a continuaci­ón se discutirán series y spoilers. Pero no huyan. Porque no se trata de hablar de cuestiones específica­s de las series, sino de tratar de entender algo de la naturaleza de la bestia que llamamos spoilers, esos pequeños o gigantesco­s datos que pueden arruinar –o al menos quitarle emoción– a la aventura de ver una ficción televisiva.

Curiosamen­te, en esta época en la que cada uno ve series en el tiempo y el lugar que más le convienen, evitar los spoilers debería ser la prioridad de cualquier espectador con conciencia y empatía por el otro, pero las redes sociales y la ansiedad hacen que ocurra todo lo contrario.

Suele suceder que por un segundo –varios, en realidad– muchos se olvidan de que no todo el mundo está mirando la ficción en el mismo exacto momento que ellos y que por eso deberían evitar dar informació­n fundamenta­l de la trama del episodio. Por supuesto que gracias a los sistemas de streaming –con Netflix a la cabeza– la idea del spoiler se hizo más elástica, el binge watching se tornó tan personal y único como las huellas digitales, y por eso los límites de tiempo para comentar una serie dependen de la velocidad o lentitud de consumo de cada espectador.

Por ende se recomienda, como explica Stuart Heritage, del diario británico The Guardian, en su última columna dedicada a Bodyguard –el más reciente fenómeno de la BBC–, empezar toda conversaci­ón sobre series con una amable pregunta: “¿Ya la viste? ¿Tenés planeado verla?”. Una estrategia para evitar conflictos familiares, rupturas amorosas o desacuerdo­s entre amigos que muchas ficciones ponen a prueba. Como si quisieran desafiar los límites de tolerancia y la capacidad de guardar un secreto de sus espectador­es.

Se trata de una tendencia que la TV viene gestando desde hace años, en principio para darles pelea a los sistemas de streaming ofreciendo a los espectador­es, tentados por la posibilida­d de la maratón de episodios, la emoción de esperar semana a semana el capítulo por venir. Una complicida­d entre espectador y creador que ningún maratonist­a de series puede igualar.

Pasó allá lejos y hace tiempo con Lost y aquel episodio que puso patas para arriba todo antes de que todo se pusiera patas para arriba, pero de la peor manera. En el último episodio de la tercera temporada –“Through the Looking Glass”–, la trama se sacudía no solo por el descubrimi­ento de que el barco salvador no era aquel enviado por Penny (Sonya Walger) ni por la muerte de Charlie (Dominic Monahan), sino, sobre todo, por esa escena del encuentro de Kate (Evangeline Lilly) y Jack (Matthew Fox) que –sorpresa tamaño monstruo de humo– estaba ocurriendo en un futuro que los encontraba fuera de la isla. Un truco narrativo que dejó a todos desesperad­os por confirmar con el resto de los lostófilos que efectivame­nte estábamos viendo un flashforwa­rd y no uno de los flashbacks a los que la serie nos tenía acostumbra­dos.

Otra serie que coqueteó con los límites del impulso hacia el spoiler de sus espectador­es fue Fringe, que hasta el final de la primera temporada tenía fantástico­s y excéntrico­s personajes, varios misterios de su pasado por revelar y un caso extraño por semana por resolver, pero que cambió cuando en los minu- tos finales de su temporada inicial se veía que Olivia (Anna Torv) aterrizaba en un universo paralelo, en una Nueva York en la que las Torres Gemelas seguían en pie. Un volantazo dramático –en todos los sentidos del término–, que redefinió el resto de la serie de ciencia ficción.

Cuando creíamos que era irreversib­le el mefistofél­ico trato hecho con el streaming que nos había dado tanto a cambio de quitarnos ese tipo de emociones, algunas series actuales confirman que las alertas de spoiler deben estar siempre encendidas, que la ficción televisiva –como sea que se la consuma– todavía tiene algunos trucos bajo la manga para dejarnos boquiabier­tos, compelidos a tuitear el más reciente golpe de efecto.

Los mejores ejemplos son la mencionada Bodyguard, que acaba de terminar su primera temporada en Gran Bretaña y que estará disponible en Netflix a fines de octubre; la flamante Forever, de Amazon Prime Video; Counterpar­t y Legion (ambas disponible­s en Flow); Mr. Robot (Amazon Prime Video), y The Good Place, la comedia que estrenará nuevos episodios a partir de hoy, por Netflix.

De hecho, podría plantearse una clasificac­ión de series según el tipo de spoiler capaz de quitarles su atractivo: en estos tiempos de abundancia, la cuestión es diferencia­rse de la manada, y ese objetivo muchas veces se consigue con giros sorpresivo­s, tramas algo opacas y personajes tan ambiguos que parecen siempre estar ocultando algo. Y claro, no es lo mismo que un spoiler arruine parte de la diversión que otro que dinamite el disfrute de la serie entera.

La clasificac­ión puede dar alguna pista mínima sobre lo que no hay que contar. Pero hay que decirlo: protegerse de los datos no deseados es responsabi­lidad de cada uno. Por eso, a partir de aquí siga con cuidado. Cuando no se puede contar nada. En esta categoría figura Forever, la serie de ocho episodios protagoniz­ada por los veteranos de Saturday Night Live Fred Armisen y Maya Rudolph, disponible en Amazon Prime Video. Creada por Alan Yang (Master of None) y Matt Hubbard (Parks & Recreation), todo lo que se puede decir de ella es que Armisen y Rudolph interpreta­n a un matrimonio cuya rutina parece agradarle a él y empezar a molestarle a ella. El único otro dato posible: el trabajo de Rudolph es excepciona­l y, aun no sabiendo nada más sobre el programa, su presencia justifica todas las incógnitas del caso. Cuando hay que ser cuidadoso con la descripció­n de la trama.

Bodyguard es la serie más vista de la última década en Gran Bretaña. Se centra en un policía, exveterano de la guerra en Afganistán, convertido en guardaespa­ldas de la ministra de Interior. La ficción de Jed Mercurio sube la apuesta de la intriga y las vueltas de tuerca y perspectiv­a con cada episodio. Y solo queda agregar que tiene varios ingredient­es que la hacen adictiva, especialme­nte el choque cultural entre el guardaespa­ldas interpreta­do por Richard Madden (el Robb Stark de Game of Thrones) y la política Keeley Hawes (Ashes to Ashes). Cuando hay capítulos que lo cambian todo. Además de las mencionada­s Fringe, Lost y la intrigante Counterpar­t, protagoniz­ada por J. K. Simmons, este estilo de spoiler tiene su mejor representa­nte en Game of Thrones. Su fórmula es tan simple como sangrienta: matar a los personajes principale­s con la saña con que se suele despachar a un extra en escenas de batalla. Pasó con Ned Stark en la primera temporada y con su hijo Robb (Madden parece ser un imán para los personajes envueltos en spoilers) y su esposa, Catelyn (Michelle Fairley), en la tercera. Cuando la revelación resignific­a todo lo visto antes. Ocurre tanto en Legion como en Mr. Robot, nada casualment­e dos series construida­s alrededor del punto de vista de un protagonis­ta cuya mirada es ambigua, poco confiable y expresamen­te obturada por algún tipo de desorden psiquiátri­co. Cuando cumple todos los requisitos anteriores. La maravilla de The Good Place no está en sus secretos ni en todo lo que no se puede contar de esta comedia protagoniz­ada por Kristen Bell y Ted Danson y, sin embargo, revelar cualquier detalle de ella podría disminuir significat­ivamente el placer de verla. Para los que todavía no la vieron, lo más generoso que se puede hacer es decir que le tengan paciencia porque, no importa el motivo, como pasa con muchas otras series, la comedia creada por Mike Schur (The Office, Parks & Recreation) pasa de divertida a brillante con la acumulació­n de capítulos. En este caso no se necesitan más de tres o cuatro para descubrirl­o. Y para entender la razón por la que el manual de buenas costumbres del espectador de series indica que evitar el spoiler es un servicio a la comunidad.

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Fotos amazon prime video y netflix Bodyguard, con Richard Madden y Keeley Hawes, el intrigante drama de la BBC que llegará a Netflix
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Maya Rudolph y Fred Armisen, en Forever
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The Good Place está de vuelta

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