LA NACION

Borré y Quintero, los amigos colombiano­s que se potenciaro­n en el Monumental

El delantero, aplicado en la táctica e influyente en el área, y el volante, con estilo y conducción, crearon una sociedad al ritmo cafetero; qué virtudes le aportan al equipo millonario

- Juan Patricio Balbi Vignolo

Uno nació en Medellín en 1993. El otro, en Barranquil­la en 1995. Uno hizo su debut en Envigado en 2009. El otro en Deportivo Cali en 2013. Uno es un enganche con clase. El otro es un delantero pensante y potente. Nunca fueron rivales en el fútbol colombiano. Fueron por primera vez compañeros en 2015 en la selección de Colombia, bajo el mando de José Pekerman, pero no llegaron a compartir la cancha. Lo hicieron en 2016 en el Sub 23 que logró el boleto a los Juegos Olímpicos en el repechaje ante Estados Unidos, pero ninguno fue a Río. Forjaron una amistad que hoy está más sólida que nunca: ambos son dos de las cartas más importante­s en el ataque de River y anoche le dieron la clasificac­ión a las semifinale­s de la Copa Libertador­es.

Borré fue la gran figura frente a Independie­nte: exigió siempre a los defensores rivales siendo el delantero con más movilidad, asistió a Scocco en el 1-0 y convirtió el 3-1 con mucha categoría para sentenciar la serie. Y Quintero fue el as bajo la manga del técnico Marcelo Gallardo para destrabar un partido que se le había hecho cuesta arriba tras el 1-1: el volante ingresó a los 14 minutos de la parte final, cinco minutos después del empate –el DT iba a hacer ingresar a Zuculini– y estampó el 2-1 con un zurdazo desde la medialuna. Luego, controló el balón a su gusto, desequilib­ró o calmó los ánimos según lo que pedía el juego.

Las actuacione­s de ambos colombiano­s volvieron a ser determinan­tes. Como si la noche en Núñez hubiera sido un espejo del 29 de agosto en el que River derrotó 3-0 a Racing para avanzar a los cuartos de final. Hasta aquel día, Borré era más suplente que titular y sus aparicione­s se daban en el segundo tiempo. Su gran actuación frente a la Academia, siendo la figura del equipo y convirtien­do el tercer tanto –como ayer–, lo consolidó: hoy parece imposible que pierda su lugar en el esquema de Gallardo, con 11 goles en 47 partidos oficiales.

“Para el grupo era importante demostrars­e a sí mismo que veníamos haciendo las cosas bien. Era un lindo partido para confirmarl­o. Y en lo personal también era un reto: en este tipo de partidos es cuando el equipo más necesita de uno. Estuvimos a la altura para conseguir el objetivo”, destacó Borré, y luego habló de su amigo: “Con Juanfer nos conectamos muy bien. Es muy inteligent­e a la hora de jugar, no necesita muchos movimiento­s para entender la idea de la jugada. He tenido la posibilida­d de jugar con él en el Sub 23, tiene capacidad de pase, con solo levantar la cabeza ya sabés qué te pide. Tenemos muy buena conexión y lo podemos aprovechar. Hoy entró muy bien y gracias a Dios pudo convertir”.

Quizás, aunque tuvo buenas tareas en ambos partidos, Quintero es la contracara. Ante Racing, en el Monumental, comenzó de titular, jugó 73 minutos por la lesión de Pity Martínez –lo reemplazó el juvenil Sosa– y redondeó un buen desempeño. Pero no fue tan vital como anoche: pese a que también estaba Pity lesionado, el Muñeco eligió tres delanteros. Y el enganche, con tan solo 30 minutos, logró ser mucho más decisivo. Sabiendo que corre desde atrás por los buenos presentes de Palacios, Nacho Fernández y Martínez, la importanci­a de Juanfer frente al Rojo, al marcar su tercer tanto en 27 encuentros, puede ser un impulso clave para el futuro.

“Está bueno que los jugadores se sientan con respaldo y confianza, que todos están disponible­s, con hambre y ganas. Hoy le pasa a Borré, que se siente importante dentro del equipo y tiene merecido su lugar. Igual que Quintero, que no le tocó a arrancar, pero yo considerab­a que iba a ser mucho más importante en el segundo tiempo. Y lo hizo con toda su calidad. El equipo está siempre por encima de los nombres”, señaló Gallardo sobre sus tareas.

Los dos representa­ntes de Colombia sueñan a lo grande y lo hacen juntos, tal como festejaron sus goles. Mantienen una amistad muy fuerte, sus familias también son cercanas y disfrutan el día a día en una institució­n que los potenció: Borré llegó al club en agosto de 2017 sin tener lugar en Atlético de Madrid tras estar préstamo en Villarreal y Quintero hizo lo propio en enero desde Porto tras un año y medio cedido a Independie­nte Medellín. Ninguno de los dos puede arrepentir­se de sus decisiones. Y así River los disfruta.

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Mauro alfieri el zurdazo rumbo a las semifinale­s: Quintero sella el 2-1, que transformó el desarrollo

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