LA NACION

El combo de recesión y tasa alta ya hace crujir la cadena de pagos

Crecen los cheques rechazados y se ratifica una tendencia al alza en la mora bancaria

- Javier Blanco

La vuelta de campana que ensayó la economía este año, al pasar de crecer a un ritmo del 5% en febrero a caer a una velocidad del 6,8% en junio, y la sostenida carrera alcista de las tasas de interés desde hace 7 meses –y aún si techo a la vista– están haciendo crujir la cadena de pagos.

Las señales de estrés son evidentes:

–Hasta agosto, último dato oficial, el monto acumulado en el año de pagos con cheques que fueron rechazados creció 153% en relación con igual período de

2017. Pese a eso solo subió 25% el monto de cheques compensado­s (es decir, de pagos subsanados finalmente, aunque con demora).

De esa manera, los documentos de pago rechazados llegaron a representa­r el 4,9 por ciento del total compensado, ratio que representa el máximo valor para una serie que siguen técnicos de la Fundación Mediterrán­ea desde el año 2000.

–La mora bancaria creció al

3,7% en préstamos destinados al consumo (casi + 1% interanual, con lo que si bien se mantiene en niveles históricam­ente bajos alcanzó la proporción más alta desde 2010, y la irregulari­dad en los préstamos a las empresas subió

0,3% interanual, con lo que volvió a niveles de 2015/16.

Un cuadro complicado

“Los cobros se hacen cada vez más duros pese a la flexibilid­ad que muestra la mayoría de los acreedores que, muchas veces (en especial cuando se trata de proveedore­s regulares), aceptan no depositar los cheques en las fechas de pago original accediendo a pedidos de sus clientes para no generarles problemas con la cuenta bancaria. Hay flexibilid­ad aceptando que la cadena de pagos se estire y no se rompa, pero se hace cada vez más dificultos­o”, describe Guillermo Barbero, socio en First Corporate Finance Advisor.

Igual panorama pintaron desde la Confederac­ión Argentina de la Mediana Empresa (CAME). “Antes lo habitual era recibir cheques a 30 o hasta 60 días, pero ahora es cada vez más común encontrars­e con documentos a cobrar en 90 o 120 días”, señalaron.

“El combo recesión y tasa cada vez más alta tensionaro­n la cadena de pagos. Y el ajuste por agregados monetarios que lanzó el Gobierno para calmar la plaza cambiaria promete poner a prueba su grado de resistenci­a. La clave estará en cuánto tarden en cambiar las expectativ­as”, apuntó Joaquín Berro Madero, del Ieral de la Fundación Mediterrán­ea.

El dato se conoce en una semana en la que la tasa referencia­l para la economía (fijada por la que pacta el Banco Central por colocar Leliq entre los bancos) subió en más de 1300 puntos básicos (del 60 al 73,3 por ciento anual) lo que ya comenzó a derramar sobre el resto de las tasas activas y pasivas.

Por caso, el costo promedio de un adelanto por cuenta corriente (una rueda de auxilio financiera a la que recurren comúnmente las empresas para cubrir los baches de liquidez) y que estaba en el orden del 27 por ciento anual allá por marzo, antes de la corrida cambiaria, ya subió del 69 al 78 por ciento en la última semana.

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