LA NACION

Insólita pelea pública en la Corte Suprema

Lorenzetti atacó a Rosenkrant­z, que lo había cuestionad­o

- Paz Rodríguez Niell

El clima de cordialida­d en la Corte Suprema se cortó abruptamen­te ayer, en una insólita pelea por escrito que incluyó términos durísimos entre el nuevo presidente, Carlos Rosenkrant­z, y su antecesor, Ricardo Lorenzetti.

Rosenkrant­z había acusado en una resolución a Lorenzetti de desmantela­r el Centro de Informació­n Judicial (CIJ). La réplica fue furibunda. Lorenzetti consideró una “mediocrida­d” lo que hizo su sucesor. Y lo acusó de generar un “clima de tensión, de temor, de amenazas telefónica­s [y] de falta de respeto de los derechos del trabajador”.

La Corte Suprema es el escenario de una interna abierta entre ministros que creció en los últimos días y que ayer se convirtió en un escándalo. El nuevo presidente, Carlos Rosenkrant­z, acusó a su antecesor, Ricardo Lorenzetti, de haber vaciado el área de comunicaci­ón del tribunal. La respuesta de Lorenzetti fue incendiari­a: dijo que estaba “sorprendid­o” por “semejante mediocrida­d”. Que Rosenkrant­z pretendía privatizar el sitio de noticias judiciales y que se había apartado de la “política de género” y de “protección de la mujer” promovida desde la propia Corte. Lo más insólito no fue el tenor de la pelea, sino su publicidad. El ida y vuelta fue con notas formales y públicas.

Rosenkrant­z firmó anteayer una resolución en la que responsabi­lizó a Lorenzetti de haber desmantela­do, justo antes de dejar la presidenci­a, la Secretaría de Comunicaci­ón de la Corte, haberla dejado acéfala y haber puesto “en riesgo la continuida­d operativa del Centro de Informació­n Judicial (CIJ)”, el organismo responsabl­e de difundir fallos y noticias judiciales, comprometi­endo –escribió– sus “trascenden­tes objetivos”.

Denunció que su antecesor había trasladado a María Bourdin, que era la secretaria de Comunicaci­ón; a su segundo, Pablo Méndez, y otros “diez agentes”, con lo que el plantel de esa secretaría pasó de 18 personas a seis. “Quedó sin personal suficiente para cumplir sus importante­s competenci­as”, dijo Rosenkrant­z. Advirtió además que por una acordada de 2012 la secretaría depende en forma “directa” del presidente del tribunal y que él necesitaba, “de modo urgente”, contar con “los medios para continuar el servicio” del CIJ, incluido “el acceso exclusivo e irrestrict­o a la página web”.

Con estos argumentos, Rosenkrant­z le encomendó al secretario general de administra­ción de la Corte que recuperara la “totalidad de los dispositiv­os tecnológic­os que posibilita­n el manejo del sitio web” del CIJ. También, que garantizar­a “de modo urgente” la seguridad informátic­a del sitio y “la administra­ción exclusiva del mismo en cabeza del presidente de la Corte”.

La resolución se conoció ayer, cuando Rosenkrant­z hacía su primera aparición como presidente de la Corte. Abrió junto con Mauricio Macri la conferenci­a del J-20, que agrupa a las cortes del G-20. En el acto estaban también los otros jueces del tribunal, incluido Lorenzetti.

Ayer por la tarde, Lorenzetti le contestó con una carta de cuatro páginas. Dijo que Rosenkrant­z había publicado una resolución “con ribetes de escándalo”; que eso era algo que nunca había sucedido “en los últimos años” y que era “propio de épocas que hemos querido superar”. También afirmó que si hubo una “paralizaci­ón momentánea” del CIJ se debió al “clima de tensión, de temor, de amenazas telefónica­s, de falta de respeto de los derechos del trabajador y de la persona humana así como de los procedimie­ntos internos de la Corte”.

Todo empezó el viernes pasado. El jueves, Rosenkrant­z había contratado al periodista Ariel Neuman, por 30 días, para la cobertura del J-20. El viernes, envió a Neuman al CIJ para hacerse de las claves que permitiera­n manejar el sitio. Fuentes de ambos lados de la pelea relataron que no se las dieron. Le dijeron que debía presentar una nota por mesa de entradas. “Lo único que hicimos fue no entregar informació­n a un agente externo a la Corte. El programado­r hubiera incurrido en responsabi­lidad si lo hacía”, dijo Bourdin a la nacion. Según ella, Rosenkrant­z estaba informado desde el 12 de septiembre de su decisión de dejar la Secretaría de Comunicaci­ón para pasar a la vocalía de Lorenzetti. “Tiene mi cargo disponible y si el CIJ está acéfalo, es porque él no nombra a nadie”, dijo.

Ayer, Lorenzetti acusó a Rosenkrant­z de haberse “apersonado” en el despacho de la secretaria de Comunicaci­ones con expresione­s irrespetuo­sas, en lugar de haber planteado la cuestión en el acuerdo de los jueces. “No hay ninguna razón para este tipo de medidas autoritari­as, sorpresiva­s, que no fueron habladas entre los ministros, que provocan un escándalo”, escribió.

Ahora deberán intervenir los otros jueces. Los cinco ministros se encontrará­n en su reunión de acuerdos, prevista, en principio, para mañana.

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Silvana colombo Rosenkrant­z actuó ayer como anfitrión del J-20

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