Trump pierde a una figura republicana moderada
Nikki Haley, embajadora en la ONU, dejará el cargo a fin de año; había pedido escuchar a las mujeres denunciantes del magnate
WASHINGTON.– Nikki Haley, embajadora de Estados Unidos ante la Organización de las Naciones Unidas (ONU), anunció que dejará el gobierno de Donald Trump, una salida imprevista que sorprendió a Washington y desató un torbellino de rumores sobre su futuro político y sobre quién la reemplazará en uno de los cargos de mayor exposición de la política exterior global.
Haley era una de las pocas figuras republicanas moderadas que quedaban en el gobierno de Trump y la mujer de mayor peso político en el gabinete presidencial.
La renuncia, anticipada por el sitio Axios, generó sorpresa porque no estaba en los papeles de nadie. Haley había sido, en reiteradas ocasiones, una voz disidente dentro del gabinete, sin temor, incluso, a criticar o a disentir del propio Trump. Pero la exgbobernadora de Carolina del Sur es una de las figuras “presidenciables” del Partido Republicano, una política con vuelo propio, respetada dentro del oficialismo y de la oposición: fue confirmada por el Senado con 96 votos a favor y solo cuatro en contra.
Poco después de que los medios informaron sobre su renuncia, Trump y Haley se mostraron juntos en el Salón Oval, donde se deshicieron en elogios mutuos.
El presidente dijo que ella es una persona “muy especial” y se mostró apenado por su partida al afirmar que la extrañará. Haley, dijo, ya le había anticipado su partida hace tiempo. “Ella quiere tomarse un descanso”, afirmó Trump, e informó que la embajadora dejará el cargo a fin de año. “Es una persona fantástica”, dijo el mandatario. “Ha hecho un fantástico trabajo”, agregó.
Con la renuncia aún fresca, los rumores sobre una posible candidatura presidencial de Haley en 2020 se desparramaron con rapidez. Ella, sentada y sonriente al lado de Trump, lo negó, y no solo elogió al presidente, sino también, para sorpresa de todos, a su mujer, Melania Trump; a su hija, Ivanka Trump, y a su yerno, Jared Kushner, al que llamó un “genio oculto”.
“No, no voy a competir en 2020. Sí les puedo decir que voy a hacer campaña por este”, afirmó Haley, señalando a Trump, antes de que los periodistas le hicieran la pregunta obvia sobre su futuro.
Como muestra de su margen de maniobra, Haley había dicho que las mujeres que acusaron a Trump de acoso o abuso sexual “merecen ser escuchadas”, y escribió una columna de opinión en The New York Times en la que decía que cuando tenía un desacuerdo con el presidente, se lo decía en la cara.
Esa columna fue publicada luego de que el diario publicó un texto anónimo que describía una resistencia interna en el gobierno del magnate. Muchos vieron en el timing de su renuncia una declaración política: el anuncio llegó un día después de la jura oficial como juez de la Corte Suprema de Justicia de Brett Kavanaugh, acusado de agresión sexual.
Una de las especulaciones que cobraron fuerza fue que la elegida para reemplazar a Haley será Ivanka. Trump dijo que su hija sería “dinamita” en las Naciones Unidas, aunque reconoció que lo acusarían de nepotismo si llegara a avanzar en esa dirección.
“No estoy seguro de que haya alguien más competente en el mundo”, dijo Trump.
La propia Ivanka se encargó luego de enterrar las especulaciones. “Es un honor servir en la Casa Blanca”, tuiteó la hija del magnate. “Sé que el presidente Trump nombrará a alguien formidable para reemplazar a Haley. Ese reemplazante no seré yo”, cerró.