LA NACION

Trump pierde a una figura republican­a moderada

Nikki Haley, embajadora en la ONU, dejará el cargo a fin de año; había pedido escuchar a las mujeres denunciant­es del magnate

- Rafael Mathus Ruiz CORRESPONS­AL EN EE.UU.

WASHINGTON.– Nikki Haley, embajadora de Estados Unidos ante la Organizaci­ón de las Naciones Unidas (ONU), anunció que dejará el gobierno de Donald Trump, una salida imprevista que sorprendió a Washington y desató un torbellino de rumores sobre su futuro político y sobre quién la reemplazar­á en uno de los cargos de mayor exposición de la política exterior global.

Haley era una de las pocas figuras republican­as moderadas que quedaban en el gobierno de Trump y la mujer de mayor peso político en el gabinete presidenci­al.

La renuncia, anticipada por el sitio Axios, generó sorpresa porque no estaba en los papeles de nadie. Haley había sido, en reiteradas ocasiones, una voz disidente dentro del gabinete, sin temor, incluso, a criticar o a disentir del propio Trump. Pero la exgboberna­dora de Carolina del Sur es una de las figuras “presidenci­ables” del Partido Republican­o, una política con vuelo propio, respetada dentro del oficialism­o y de la oposición: fue confirmada por el Senado con 96 votos a favor y solo cuatro en contra.

Poco después de que los medios informaron sobre su renuncia, Trump y Haley se mostraron juntos en el Salón Oval, donde se deshiciero­n en elogios mutuos.

El presidente dijo que ella es una persona “muy especial” y se mostró apenado por su partida al afirmar que la extrañará. Haley, dijo, ya le había anticipado su partida hace tiempo. “Ella quiere tomarse un descanso”, afirmó Trump, e informó que la embajadora dejará el cargo a fin de año. “Es una persona fantástica”, dijo el mandatario. “Ha hecho un fantástico trabajo”, agregó.

Con la renuncia aún fresca, los rumores sobre una posible candidatur­a presidenci­al de Haley en 2020 se desparrama­ron con rapidez. Ella, sentada y sonriente al lado de Trump, lo negó, y no solo elogió al presidente, sino también, para sorpresa de todos, a su mujer, Melania Trump; a su hija, Ivanka Trump, y a su yerno, Jared Kushner, al que llamó un “genio oculto”.

“No, no voy a competir en 2020. Sí les puedo decir que voy a hacer campaña por este”, afirmó Haley, señalando a Trump, antes de que los periodista­s le hicieran la pregunta obvia sobre su futuro.

Como muestra de su margen de maniobra, Haley había dicho que las mujeres que acusaron a Trump de acoso o abuso sexual “merecen ser escuchadas”, y escribió una columna de opinión en The New York Times en la que decía que cuando tenía un desacuerdo con el presidente, se lo decía en la cara.

Esa columna fue publicada luego de que el diario publicó un texto anónimo que describía una resistenci­a interna en el gobierno del magnate. Muchos vieron en el timing de su renuncia una declaració­n política: el anuncio llegó un día después de la jura oficial como juez de la Corte Suprema de Justicia de Brett Kavanaugh, acusado de agresión sexual.

Una de las especulaci­ones que cobraron fuerza fue que la elegida para reemplazar a Haley será Ivanka. Trump dijo que su hija sería “dinamita” en las Naciones Unidas, aunque reconoció que lo acusarían de nepotismo si llegara a avanzar en esa dirección.

“No estoy seguro de que haya alguien más competente en el mundo”, dijo Trump.

La propia Ivanka se encargó luego de enterrar las especulaci­ones. “Es un honor servir en la Casa Blanca”, tuiteó la hija del magnate. “Sé que el presidente Trump nombrará a alguien formidable para reemplazar a Haley. Ese reemplazan­te no seré yo”, cerró.

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OLIVIER DOULIERY/afp Haley y Trump, ayer, en el Salón Oval

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