David Leavitt. “Ante Trump, tenemos una sola disyuntiva: escondernos o pelear”
Antes de llegar a Buenos Aires para participar del Filba, el autor estadounidense piensa el oficio y condena nuestra época política
De chico, quería ser cantante folk, e incluso tomó clases de guitarra con Linda Waterfall. Desistió, cuenta, porque no había heredado de su madre las condiciones para la música. Era mejor para la poesía, así que comenzó a escribir mientras estudiaba literatura en Yale, donde fue alumno de Harold Bloom, Margaret Ferguson, John Hersey, John Hollander y Gordon Lish, entre otros grandes nombres de la crítica literaria. Publicó su primer cuento en 1981, en The
New Yorker. “Territorio” integraría el libro de cuentos Baile en familia, de 1984, con el que de inmediato se hizo popular. Su primera novela, El
lenguaje perdido de las grúas, salió un año después. En las ficciones de David Leavitt (Pittsburgh, 1961), las vidas de los protagonistas funcionan como radares de acontecimientos y transformaciones sociales.
Invitado por el Filba, donde participará de varias actividades a partir del viernes, el autor de Martin Bauman, Mientras Inglaterra duerme y Los dos hoteles Francfort, volverá a Buenos Aires. “Viví en Buenos Aires durante cinco meses en 2012. Fue un momento rico y gratificante durante el cual conocí a muchas personas e hice muchos amigos”, dice a la nacion.
–¿Cómo comienza la escritura de una novela?
–Cada novela comienza en un lugar diferente. La novela en la que estoy trabajando actualmente empezó después de que encontrara un fragmento olvidado de un capítulo escrito en 2009. En ese momento no pude ir más allá con la historia. Ocho años después, de repente vi cómo podría hacerlo.
-Empezó su carrera como escritor de cuentos y luego publicó una serie de novelas extensas y dinámicas. ¿Qué género literario prefiere?
–Todavía escribo cuentos de vez en cuando. “The David Party”, uno de los más recientes, se ajusta mucho al tema del Filba de este año, que es la fiesta. Durante la última década, más o menos, me he sentido más atraído por la ficción de larga duración. No estoy seguro de por qué pasa eso, pero posiblemente sea porque, en este momento de mi carrera, me siento más seguro escribiendo cuentos. En cambio, el lienzo de la novela me proporciona un desafío mayor.
–¿Todavía tiene la sensación de ser parte de una generación que nació demasiado tarde para las revoluciones y demasiado pronto para adaptarse con facilidad al statu quo?
–Para mí, todo cambió en noviembre de 2016. Cuando era joven, me gustaba decir que no podía imaginar el futuro. Desde la elección de Donald Trump, me he dado cuenta de que el problema no es solo imaginar el futuro, sino además tratar de anticipar el futuro o adivinar qué nos deparará el futuro. Durante muchos años, los estadounidenses liberales pudieron creer que el totalitarismo nunca les sucedería. Ahora es una amenaza real, y nos queda una sola disyuntiva: escondernos o pelear.
–¿Cómo es la vida cultural en Estados Unidos bajo el gobierno de Trump?
–Es un momento difícil. A Trump no le importa una mierda la cultura. A menos que surja la oportunidad de utilizarnos en un esfuerzo por ampliar su base, los escritores y artistas están fuera de su mirada. Al mismo tiempo, la presidencia de Trump nos ha obligado a pensar si, como escritores y artistas, haríamos mejor en abordar directamente la crisis en la que estamos o si es mejor mantenernos al margen. Hace cinco años nos quejábamos de la conformidad que campeaba en el liberalismo. Ahora, cuando pienso en esos días, siento una especie de nostalgia: ¡nos podíamos permitir quejarnos del liberalismo! Ahora tenemos a un presidente que, como Masha Gessen ha escrito sobre Vladimir Putin, usa la retórica del odio para estimular a sus votantes.
–¿Qué libro suyo recomendaría a un lector que aún no conoce su obra literaria?
–Probablemente El contable hindú. Hasta ahora, al menos, creo que es lo mejor que he escrito, pero los escritores no siempre somos confiables cuando nos referimos a nuestro trabajo.
Para agendar
El viernes, a las 18.30, en el Centro Cultural de la Ciencia, participará de una charla sobre el amor con Anne Carson y Fernando Savater. El sábado, a las 11, en la biblioteca del Malba, dará una charla abierta, “El habla escrita”