LA NACION

La suba extra del gas la asumirá el Estado en 30 cuotas

El gobierno revisó la decisión de traspasar al usuario el efecto de la devaluació­n

- Jaime Rosemberg

Cuando se acercaba a un nuevo episodio de tensión política, el Gobierno decidió ayer que los aumentos adicionale­s en la tarifa del gas para cubrir el efecto de la devaluació­n los asumirán el Estado y las empresas, en lugar de los usuarios.

El giro buscó detener la escalada opositora, que había convocado a una sesión especial en la Cámara de Diputados para derogar la suba extra, y hacer lugar a la reconsider­ación que le pedían al presidente Mauricio Macri sus socios radicales.

Según se negoció con las empresas, el Estado pagará la parte del retroactiv­o que le correspond­e en un plan de 30 cuotas, que empezarían a saldarse en el último tramo de 2019.

Macri aceptó ceder ante el riesgo de que la batalla por las tarifas entorpecie­ra el tratamien- to del presupuest­o, vital para el plan económico. El cambio se discutió con la oposición para desactivar la sesión especial.

Anoche se avanzó, además, en un nuevo marco regulatori­o para que en adelante la actualizac­ión de las tarifas dolarizada­s sea pactada entre el Gobierno y las empresas, en lugar de trasladarl­a directamen­te a los consumidor­es.

Luego del rechazo unánime de la oposición, una situación que hacía peligrar la aprobación del presupuest­o 2019, y de las críticas de buena parte de sus aliados radicales, el gobierno de Mauricio Macri decidió ayer volver sobre sus pasos y que el Estado se haga cargo de los aumentos adicionale­s en la tarifas del gas que debían pagar los contribuye­ntes a partir del año que viene.

La tensa situación planteada por el peronismo, que junto al resto de los bloques opositores en el Congreso se disponía a sesionar para anular la resolución de la Secretaría de Energía que promovía los aumentos retroactiv­os, motivó el cambio de postura del oficialism­o, que decidió que sea el Estado, y no los consumidor­es, el que se haga cargo de los costos de la reciente devaluació­n del peso.

Altas fuentes del Gobierno confirmaro­n a la nacion que el ministro del Interior, Rogelio Frigerio, fue quien les comunicó al senador peronista Miguel Ángel Pichetto y a los jefes de bloques opositores de la Cámara de Diputados la novedad sobre la modificaci­ón de los planes de la Casa Rosada. En lugar de 24 cuotas a cargo de los contribuye­ntes, el Gobierno propone que el Estado pague la diferencia en 30 cuotas a partir de octubre de 2019, es decir, el mes de las elecciones presidenci­ales.

Frigerio llegó al Senado acompañado por su segundo, Sebastián de Luca; los jefes de Cambiemos en el Senado (Federico Pinedo, de Pro, y Luis Naidenoff, en el Senado). El encuentro y la rectificac­ión no pudieron evitar la sesión especial pedida por la oposición al Gobierno para derogar los aumentos, aunque dejaron en duda las medidas judiciales pedidas por el fiscal Guillermo Marijuan contra el secretario de Energía, Javier Iguacel, promotor de la suba.

Las críticas al secretario de Energía, aun dentro del propio oficialism­o, se volvieron más y más fuertes con el correr de la tarde y los rumores de su eventual renuncia fueron desmentido­s por los voceimport­a ros del Gobierno. La reacción de la UCR, que propuso anteayer por la noche dividir costos entre las empresas productora­s y el Gobierno fue el inicio de la salida del laberinto del oficialism­o, donde por lo bajo se alzaban críticas hacia los aumentos.

Iguacel, según informaron en el Gobierno, consensuó el cambio con las empresas de energía, mientras Frigerio lograba el aval político luego de una reunión matinal con el jefe de Gabinete, Marcos Peña.

A pesar de las desmentida­s oficiales, era un secreto a voces que el conflicto por el aumento hacía peligrar el apoyo del PJ al presupuest­o.

“El presupuest­o es lo único que en este momento”, se sinceraron cerca del jefe de Gabinete. El presupuest­o del año próximo, consensuad­o con el FMI en lo que hace a sus metas de achicamien­to del gasto a cero, inflación y precio del dólar, es considerad­o fundamenta­l para el Gobierno en su búsqueda de estabilida­d económica de cara al último año de gestión y las elecciones de octubre de 2019.

En el Gobierno aclararon hasta el cansancio que no se trató de una “marcha atrás”, sino de un “consenso entre oficialism­o y oposición” para que “no sea la gente la perjudicad­a”. De todos modos, unas horas atrás, en Olavarría, fue el propio presidente Mauricio Macri quien defendió los aumentos al hablar con una radio local.

“Soy el primero en entender lo que significa y lo que cuesta pasar de que te dijeran que la energía no costaba nada y asumir que ahora cuesta y que hay que pagarla. La postura [del gobierno anterior] hizo que nos quedáramos sin energía”, dijo el Presidente a Radio M, de esa localidad bonaerense, a la que el Presidente llegó con la ministra de Desarrollo Social, Carolina Stanley, y el titular de la Anses, Emilio Basavilbas­o.

A las 13, el Presidente llegó al Salón de las Palmeras de la Casa Rosada, donde un grupo de jóvenes músicos del interior, ganadores del concurso Vamos las Bandas y dirigidos por Lito Vitale, entonó “Himno de mi corazón”, de Los Abuelos de la Nada. Con huellas de cansancio en el rostro y paso lento, Macri se permitió allí bromear con los jóvenes. A la misma hora, Frigerio y De Luca negociaban con el PJ el giro oficial.

“No cambió demasiado, porque la diferencia la va a poner el Estado desde la recaudació­n, va a salir de otro lado que se va a tener que ajustar”, afirmó un importante vocero, y recordó que la compensaci­ón a las empresas privadas de gas fue establecid­a por ley en 1992. “Los mismos peronistas que nos critican son los que votaron la ley”, agregaron las fuentes, en referencia a la expresiden­ta Cristina Kirchner y varios dirigentes del kirchneris­mo.

la sociedad. “Me preocupa no encontrar el piso de los errores no forzados”, describió un asesor todoterren­o.

El primero en advertir que la medida que se publicó en el Boletín Oficial el último viernes iba a generar múltiples conflictos fue el presidente de la Cámara de Diputados, Emilio Monzó. La principal preocupaci­ón era por el impacto que tendría en la discusión sobre el presupuest­o, que está “al límite”. Así lo hizo saber en una reunión con el jefe de Gabinete, Marcos Peña; la gobernador­a bonaerense, María Eugenia Vidal; el jefe de gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, y el ministro del Interior, Rogelio Frigerio.

Monzó expuso con vehemencia los problemas que traería la situación. El ministro coordinado­r lo escuchó, pero defendió la medida que impulsó Iguacel. “Fue una discusión fuerte. Emilio dijo lo que tenía que decir y a Peña no le gustó”, reconocier­on fuentes oficiales.

Horas más tarde, como anticipó el presidente de la Cámara baja, llegaron los primeros movimiento­s de la oposición en el Parlamento, que se puso de acuerdo para rechazar la medida. Ahí se encendiero­n las alarmas. Finalmente, anteayer, la Unión Cívica Radical (UCR) presentó un proyecto para modificar la resolución.

En ese contexto, el Gobierno entendió que avanzar con esa decisión resultaría un problema mayor.

A partir de ahí se pusieron en marcha los resortes para bajar el tono de la sesión que el peronismo preparó ayer. Frigerio les comunicó la novedad al senador peronista Miguel Pichetto y a los jefes de bloques opositores de la Cámara de Diputados. Así, desactivó la sesión especial pedida por la oposición para derogar los aumentos.

Ayer, en la Casa Rosada, Iguacel se transformó en el centro de todas las miradas. Pero, pese a la presión, en una conferenci­a de prensa que dio por la tarde en la Casa de Gobierno, el secretario de Energía descartó categórica­mente la posibilida­d de renunciar.

El malestar que despertó Iguacel llegó hasta Indonesia, adonde viajó Nicolás Dujovne, su jefe. Es que, al igual que los encargados de negociar con la oposición el presupuest­o, según pudo saber la nacion, el ministro de Hacienda también tomó conocimien­to de la resolución una vez publicada en el Boletín Oficial.

Ayer, tras la crisis política que causó, el responsabl­e de Energía anunció que el Gobierno se hará cargo de los $20.000 millones que se les adeudan a las empresas, pero anticipó que les pedirá un año de gracia y se sentará a negociar con las firmas un nuevo marco regulatori­o –el actual es de 1992– para exceptuar a los usuarios por los cambios en el tipo de cambio.

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Macri y Stanley recorriero­n Olavarría; después vendría el cambio

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