LA NACION

Las idas y venidas reabrieron heridas viejas en el oficialism­o

La resolución de Iguacel dejó expuestas las diferencia­s; los detalles del cambio de postura

- Santiago Dapelo

“¡No dejan vivir a la gente en paz! Lo de hoy [por ayer] fue un papelón”. La frase, que pertenece a uno de los dirigentes de Cambiemos con mayor responsabi­lidad institucio­nal, se refiere a las decisiones que tomó el Gobierno en los últimos cinco días. El manejo de la decisión sobre el aumento retroactiv­o del gas recalentó las tensiones internas.

Pese a la controvers­ia que generó la resolución y los pedidos para que el secretario de Energía, Javier Iguacel, diera un paso al costado, el presidente Mauricio Macri lo sostuvo en el cargo. “Hizo lo que tenía que hacer y Macri coincide con él”, justificar­on fuentes oficiales.

Después de negar modificaci­ones durante cuatro días, el Presidente finalmente aceptó dar marcha atrás y resolvió que será el Estado –y no los usuarios– el que se hará cargo de los aumentos adicionale­s en la tarifa del gas que los contribuye­ntes comenzaría­n a pagar en 24 cuotas a partir de enero.

Las quejas dentro del Gobierno y del radicalism­o terminaron forzando la modificaci­ón. El principal argumento para quebrar la resistenci­a del Presidente fue que la oposición, en especial el peronismo llamado racional, puso en duda el apoyo para la aprobación del presupuest­o. Hoy, la prioridad número uno de la Casa Rosada.

“Preservamo­s el presupuest­o, se mantuviero­n los contratos con las empresas y seguimos con el cambio cultural de que se debe pagar lo que se consume”, destacaron fuentes oficiales.

Pero la situación no fue “gratis”. Dentro del Gobierno algunos funcionari­os se lamentaron porque Macri volvió a cargar con el costo político de una determinac­ión que provocó una reacción negativa en

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