LA NACION

La devaluació­n no benefició de la misma manera a todas las economías regionales

El aumento de las exportacio­nes solo fue significat­ivo en carnes y lácteos, según un informe

- Gabriela Origlia

CÓRDOBA.– En lo que va de este año hay un incremento en las exportacio­nes de productos de economías regionales, aunque el fenómeno no es generaliza­do y solo en carnes y lácteos el aumento es significat­ivo, al superar el 30% interanual.

Es que no solo del tipo de cambio se nutren estos conglomera­dos productivo­s. Hay otros factores que inciden y que relativiza­n la suba del dólar. Entre esos aspectos se cuentan una cosecha previa a la devaluació­n, mayor dependenci­a del mercado de Brasil (la mejora de competitiv­idad es más acotada), la incidencia de los insumos importados y un mix de facturació­n con elevada ponderació­n del mercado interno, costos de logística que reflejan el encarecimi­ento de los combustibl­es y las nuevas retencione­s.

Un informe del economista Jorge Day, del Ieral, analiza que en las economías regionales primarias hay varias en las que ya se había cosechado antes del aumento fuerte del dólar (uvas, frutas), por lo cual no pudieron aprovechar el beneficio devaluator­io a través de mayores precios.

Otra heterogene­idad es que hay varios productos que se destinan principalm­ente al mercado interno, con casos en que no resulta tan fácil exportarlo­s. En estos últimos, la devaluació­n los perjudicó, porque generó una caída importante en el poder de compra.

Por ejemplo, los vinos comunes, la yerba mate y el arroz. En cuanto al grado de dependenci­a con Brasil, plantea que la devaluació­n hizo que la Argentina resultara más barata respecto de Estados Unidos, pero no tanto en relación con Brasil, que es el principal demandante de varios productos.

Efecto Brasil

A pesar de las complicaci­ones de Brasil, sus importacio­nes vienen incrementá­ndose en lo que va del año, aunque no en forma pareja. Entre los beneficiad­os se cuentan manzanas, aceite de oliva y trigo, y entre los desfavorec­idos están arroz, porotos y ajo. En todos estos casos, sus variacione­s se explican más por cantidades exportadas, salvo en ajo, que se vendió más, pero su precio cayó significat­ivamente (por la invasión de ajo chino). Day pone la lupa también sobre los costos de logística por la lejanía de varios centros productore­s de los lugares de consumo. Cuando se devaluó en 2002, estos ítems se redujeron en dólares (el gasoil bajó 40%, y algo similar pasó con la energía); en cambio, ahora el precio del combustibl­e está liberado y subió, y el peso de la tarifa eléctrica es más alto.

Además, hay que incorporar el costo aduanero, con puertos argentinos más costosos que los de otros países.

Por supuesto, también impactan las retencione­s, cuyas alícuotas son parejas para todos, salvo que están un poco más altas para los productos primarios (pagan $1 extra por dólar exportado). Hasta 2015, en cambio, la soja tenía un porcentaje mayor (35%) y también los granos (20%), mientras que era del 5% para el resto de los productos regionales, que esta vez pagarían más del 10%. “En comparació­n con la situación de 2015, el nuevo esquema de retencione­s es relativame­nte menos pesado para los productos pampeanos, no así para el resto de las economías regionales”, describe el economista.

Otro aspecto es que las actividade­s como la agropecuar­ia y la agroindust­rial presentan brechas en tiempos muy grandes entre la fecha de compra de insumos y de materia prima y la de cobro por las ventas de sus productos.

Es decir, tienen alta necesidad de capital de trabajo. Por lo que las altas tasas de interés las afectan.

Muchas de las economías regionales están integradas por pymes con “poca fuerza para demorar pagos y adelantar cobros. Y en una recesión sufren adelantos en la exigencia de pagos y demoras en los cobros, por lo cual sus necesidade­s financiera­s se amplían y se padecen más con las altas tasas de interés”.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina