LA NACION

otra Medalla para delfina

Pignatiell­o ganó su segundo trofeo de plata en natación

- Germán Leza

Delfina Pignatiell­o, sin dudas, hasta ahora fue la gran estrella para el público en los Juegos de la Juventud. Más de 200 metros de fila se acumulaba en la entrada del natatorio del Parque Roca. Y cada vez que su imagen se transmitía en la pantalla que estaba sobre la pileta, el público estallaba. Muchos, erróneamen­te, se ilusionaro­n con que ganaría –al menos– una medalla dorada. Cosechó dos preseas, que son el anhelo de todo deportista. En el atardecer de ayer, sumó su segunda plateada. Pero en ambas pruebas contó con una rival que por los tiempos que registró este año era la favorita en la prueba. Se trata de la húngara Ajna Kesely, que en el último Campeonato Europeo de mayores fue segunda. Finalmente, Delfina hizo un tiempo de 4m10s40/100, a poco más de tres segundos de Kesely (4m7s14/100 fue su registro), y la austríaca Marlene Kahler fue tercera con un tiempo de 4m12s48/100. Así, se repitió el podio de los 800 metros. La otra argentina, la cordobesa Delfina Dini, quedó octava con un tiempo de 4m19s25/100.

Por los antecedent­es ya mencionado­s, y consideran­do que los 400 metros no son la prueba madre de la joven nadadora de San Isidro, Delfina tiene motivos para sumar una alegría después de dos semanas durísimas para ella y su familia. Una semana antes de competir, su abuela materna, a quien la unía un enorme cariño, falleció. Al otro día, Pignatiell­o volvió a entrenarse a las 7 de la mañana con un solo objetivo: dar lo mejor de sí en Buenos Aires 2018.

La mente le jugó una mala pasada a Delfina, que empezó a sentir un dolor en un hombro. Afortunada­mente, fue solo eso. Ella misma lo explicó: “No lo voy a poner como excusa, pero las últimas semanas antes de venir estuve con una súper contractur­a en el hombro, con miedo a que fuera lesión, que al final no lo fue. Fueron nervios y nervios, por lo que está pasando mi familia, la presión que yo me ponía por los Juegos. Pero una vez que llegué a la Villa dije esto lo tengo que disfrutar, no lo voy a vivir nunca más. Y me propuse disfrutar y estar mejor. Y el cuerpo empezó a dejar los dolores, a relajarse. Los últimos días antes de competir ya estaba más relajada”, comentó.

Un aprendizaj­e

A su vez, agradeció una y otra vez el apoyo del público que constantem­ente vitoreó su nombre, le sacó fotos y la esperó atiborrado en la baranda de las plateas del natatorio luego de la entrega de premios. Delfina los saluda y les sonríe. Estos Juegos son el fin de una temporada extenuante para la joven atleta que ya comenzará su camino entre las mayores. Además, el golpe que sufrió su familia acentúo la curva de tensión y de nervios propias a un acontecimi­ento deportivo de esta envergadur­a. La misma Pignatiell­o se encargó de describirl­o: “Se sintió la presión. Son cosas que hay que ir aprendiend­o, todavía soy chica”, declaró después de ganar la plata en los 800 metros. Uno de los objetivos de todo atleta que se dedica a la velocidad es superar su propia marca. En el caso de Pignatiell­o, en estos Juegos, quedó a dos segundos de su mejor tiempo en 400 metros (4m8s33/100) y a unos siete segundos de su plusmarca en los 800 (es de 8m25s22/100; hizo 8m32s42/100 en Buenos Aires 2018).

A pesar de su ilusión por bajar sus marcas, Delfina vuelve a valorar lo hecho en el Parque Roca: “Gané dos medallas en unos Juegos Olímpicos, que es algo tremendo”, responde a la prensa. Se la nota cansada, agobiada tras ser el centro de la escena deportiva argentina. Decenas de grabadores, micrófonos y cámaras la persiguier­on durante una semana. Luego de los récords que logró el año pasado en Indianápol­is –en los 800 y 1500 metros, donde Kesely también había sido su gran rival– su teléfono no dejó de sonar.

“Quiero ver a mi familia”, fue una de las últimas frases de Pignatiell­o, de 18 años, antes de ir a la prueba de antidoping. Después, la esperan sus padres afuera y recibirá un fuerte abrazo. Para ella, es momento de hacer un balance y encontrar fuerza y calma para lo que viene.

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Rodrigo néspolo “Fueron nervios y nervios, por lo que está pasando mi familia y la presión que yo me ponía por los Juegos”, dijo Pignatiell­o, de 18 años, la preferida de la gente
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Rodrigo néspolo Una vez terminada la competenci­a, Pignatiell­o se permitió disfrutar

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