LA NACION

Subte e: vías nuevas para acelerar la frecuencia

Después de 74 años, cambiarán 20 kilómetros de la línea y en 2019 se prevé la inauguraci­ón de tres estaciones; se trabaja de noche para no cortar el servicio

- Mauricio Giambartol­omei

Los túneles de la línea E del subte porteño nunca descansan. Los trenes se mueven rápido para transporta­r a más de 100.000 pasajeros diarios que viajan entre las estaciones Plaza de los Virreyes y Bolívar. Y cuando el último servicio sale de circulació­n, cerca de la medianoche, la vida se transforma bajo tierra cuando entra en acción un ejército de obreros que trabajarán hasta minutos antes de que salga la primera formación en la jornada siguiente.

Ocurre durante las madrugadas, de lunes a sábado, en toda la traza que conecta el sur con el centro de la ciudad y que, por primera vez, desde su inauguraci­ón, el 20 de junio de 1944, tendrá la renovación total de las vías. Se trata de una línea de las que más reclamos de los usuarios recibe, principalm­ente en verano, cuando el calor hace notar aún más la falta de refrigerac­ión en las unidades.

En las noches la actividad no se detiene en los andenes y los talleres. Cuando las estaciones están vacías se aprovecha el momento para limpiar las instalacio­nes y poner en condicione­s los vagones. En el caso de la línea E, la intervenci­ón es más profunda por el reemplazo de rieles y durmientes con más de 74 años de antigüedad.

La sustitució­n se realiza en toda la extensión y, según los plazos previstos por Subterráne­os de Buenos Aires (Sbase), finalizará en diciembre próximo. Se trata de diez kilómetros entre las cabeceras (20 km en total, si se suman los dos tramos) con la mayor parte de la traza de vías sobre balastro (grava compactada donde se asienta la estructura) y un corto recorrido sobre hormigón.

Todas las noches, a las 23.30 y por Plaza de los Virreyes, dos trenes de tracción autónoma ingresan a los túneles. Uno de ellos sirve para colocar las nuevas vías y cargar el material descartado; el otro se usa para colocar las piedras nuevas a través de una tolva. La segunda formación es acompañada por una retroexcav­adora con la que se remueve el balastro, una vez retirados los rieles y durmientes, en forma manual.

Parte de los trabajos consiste en colocar una tela permeable y flexible, y caños de desagüe sobre la superficie, que luego será rellenada con balastro. Una vez colocados los nuevos rieles se realiza la nivelación y la formación que transporta la piedra hace su aparición para distribuir su carga. A las 4.30, la traza queda liberada para comenzar con la preparació­n de las instalacio­nes e iniciar el servicio del día.

Las obras de mejoras en la línea E son las de mayor importanci­a en toda la red y con una fuerte inversión. Para el próximo año, el Ejecutivo porteño prevé tomar una deuda por 105 millones de dólares para inyectarla en la línea D y en otros tramos de la red. Pero, al mismo tiempo, esta semana se conoció que los vagones de la línea B que habían sido denunciado­s por los metrodeleg­ados por la presencia de asbesto, comprados al Metro de Madrid (España), serán destinados a chatarra. Esa inversión, de al menos cuatro millones de euros, terminará en la basura para prevenir la exposición de trabajador­es al material cancerígen­o.

“Hay 150 personas trabajando de madrugada. Estas son las obras que el pasajero no ve, pero que son fundamenta­les para mejorar la frecuencia. Tenemos que tener bien las vías, los sistemas de potencia y señales, y los talleres actualizad­os para poder pensar en correr formacione­s renovadas”, resumió el ministro de Desarrollo Urbano y Transporte, Franco Moccia, sobre la importanci­a del reemplazo de las vías.

En mayo próximo deberían finalizar las obras de ampliación de la línea E con la incorporac­ión de tres nuevas estaciones. Los trabajos comenzaron en 2009 y el proyecto tuvo varios inconvenie­ntes hasta que en 2015 se encarriló nuevamente.

Correo Central (en Leandro N. Alem y Corrientes, donde se podrá combinar con la línea B), Catalinas (en Córdoba y Alem) y Retiro (en Ramos Mejía y Alem, combinació­n con la línea C) serán las tres estaciones. Le dará la posibilida­d a los pasajeros de unir Retiro con el sur porteño, además de los múltiples enlaces con el resto de la red.

La línea E es una de las más relegadas de toda la red. Con la renovación de las vías, la cuenta pendiente seguirá siendo la renovación total del material rodante.

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Alejandro guyot Un grupo de operarios realizan el cambio de una parte de las vías

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