LA NACION

#Metoo. El salto a la política para medir su poder en EE.UU.

El movimiento, que nació hace un año, enfrenta un test en las urnas

- Rafael Mathus Ruiz

WASHINGTON.– Lisa Shore, una obrera de “más de 50 años” de Louisiana, miraba desde lejos a cientos de mujeres enfurecida­s que protestaba­n frente a la Corte Suprema de Justicia contra el juez Brett Kavanaugh, el candidato de Donald Trump para ocupar una banca en el máximo tribunal, acusado de agresión sexual. “No estoy realmente metida en el movimiento #Metoo”, dijo Shore mientras paseaba por Washington luciendo una remera roja con el mantra proselitis­ta del presidente: Make America Great Again. “Es demasiado. Es demasiado. Creo que se fue por la borda. Todo el mundo está tan hipersensi­ble a todo. Todo tiene que ser políticame­nte correcto. Y es demasiado”, lamentó.

A un año de ganar fama mundial, el movimiento #Metoo enfrenta un contragolp­e desde la derecha justo cuando se prepara para medir, por primera vez, su fuerza en las urnas del país, en las elecciones legislativ­as del 6 de noviembre. En esos comicios estará en juego el control del Congreso y el futuro de la presidenci­a de Trump; se prevé que las mujeres jueguen un papel decisivo.

Viene de tapa

El movimiento, que nació en 2006 en el Bronx con la activista Tarana Burke, se viralizó el 15 de octubre de

2017 cuando la actriz Alyssa Milano publicó un mensaje en Twitter para alentar a las mujeres a contar sus historias de acoso, abuso o agresión sexual con el fin de mostrar la prevalenci­a de esos ataques por parte de los hombres. En días, la etiqueta #Metoo recorrió todo el planeta.

La propagació­n del movimiento no solo generó una ola de denuncias contra hombres poderosos y desató, para algunos, un cambio cultural en el país. También apalancó un fenómeno político que había despuntado con la llegada de Trump a la Casa Blanca: este año, habrá una cantidad nunca antes vista de mujeres que buscarán un cargo en las legislativ­as. Desde la elección de 2016, dentro del Partido Demócrata ha habido más de

42.000 mujeres que se han registrado para competir en las urnas, según Emily’s List, una organizaci­ón dedicada a brindarles respaldo y financiami­ento.

En medio de ese avance, el movimiento enfrenta un desafío desde la derecha, que ha intentado ponerle límites. Esa ofensiva cobró fuerza con el escándalo desatado por la denuncia de agresión sexual de Christine Blasey Ford contra Kavanaugh, quien negó todo. Los demócratas se pusieron del lado de Ford y el movimiento #Metoo. Su mensaje: hay que creerles a las víctimas. Trump y los republican­os blindaron al juez. Su mensaje: un hombre acusado tiene derechos y es inocente hasta que se pruebe lo contrario.

El propio Trump, que ha sido denunciado por más de una docena de mujeres de conducta sexual inapropiad­a, cuestionó la validez del movimiento#metoo al mostrar preocupaci­ón por los hombres acusados antes que por las mujeres que los acusan.

“Es un momento muy aterrador para los hombres jóvenes en Estados Unidos, cuando podés ser culpable de algo de lo que quizás no seas culpable. Es una época muy, muy, muy difícil. Lo que está pasando es mucho más grande que el nombramien­to de un juez de la Corte Suprema”, dijo Trump días atrás.

“En ese terreno, sos verdaderam­ente culpable hasta que se demuestre que eres inocente. Es una de las cosas realmente malas que están pasando ahora”, cerró el jefe de la Casa Blanca.

Varios republican­os en el Congreso se plegaron a ese mensaje cuestionan­do el peso de las denuncias. La primera dama, Melania Trump, que ha cultivado el bajo perfil desde que llegó a la Casa Blanca, dijo esta semana durante una gira por África que respaldaba a las mujeres, pero, en línea con su marido, dijo que debían aportar evidencia.

“Respaldo a las mujeres, y ellas necesitan ser escuchadas”, dijo Melania, que, cuando se le preguntó si los hombres acusados de ataques o acoso sexual habían sido tratados de manera injusta, respondió: “Apoyo a las mujeres, pero tenemos que mostrar la evidencia”.

Lisa Shore cree que el país ha mejorado en los últimos dos años. “Todo el mundo está mejor financiera­mente”, dice, aunque lamenta las divisiones políticas, y que haya tanta “violencia” y “negativida­d” en el mundo. Shore pone al #Metoo dentro de esa bolsa y se pliega a la ofensiva contra su credibilid­ad.

“Si hay pruebas, voy a creerlo”, afirma. “Pero no voy a emitir un juicio a menos que obtenga una prueba. Hay mujeres que mienten. Hay hombres que mienten. Tiene que haber una prueba”, agrega.

Los partidario­s del movimiento remarcan que el desafío a #Metoo busca acallar a las víctimas, quitarles fuerza y legitimida­d a su reclamo y, por ende, al peso político fenómeno social.

El líder republican­o del Senado, Mitch Mcconnell, llegó a tildar de “turba” a los manifestan­tes que coparon el Congreso, un término que luego

Este año habrá una cantidad nunca vista de candidatas en las legislativ­as

El movimiento enfrenta un desafío desde la derecha, que intenta limitarlo

fue utilizado por otros republican­os. Trump llegó a decir que estaban pagados por el filántropo George Soros. Aunque muchos lamentaron el ascenso de Kavanaugh hasta la Corte, remarcaron que la denuncia pública de Ford en el Senado nunca hubiera ocurrido sin el movimiento.

“Todo el régimen tiene como objetivo quitarles a las mujeres los derechos sobre sus propios cuerpos, y siento que quiero que mis hijas sepan que hice todo lo que pude por ellas”, dijo Leslie Engelhart, empleada de 69 años, y una “sobrevivie­nte” de un asalto sexual.

Engelhart marchó junto a cientos de personas –mujeres sobre todo, pero también hombres– por el Mall de Washington para intentar frenar, sin éxito, la llegada de Kavanaugh al máximo tribunal del país. Mostró cierta frustració­n porque el #Metoo no llegó más lejos, pero confió en que la cultura está cambiando.

“No ha logrado lo que queríamos, pero creo que la cultura está cambiando gradualmen­te. Hay un punto en el que todos nosotros estamos acá para que la gente sepa que estamos enojadas por la forma en que las mujeres han sido tratadas y los hombres que creen que es aceptable”, apuntó. “Es una gota en un balde cambiar una cultura. Cada gota cuenta”, cerró.

 ?? Evan vucci/ap ?? Trump, uno de los principale­s detractore­s del movimiento #Metoo, ayer, en la base Andrews
Evan vucci/ap Trump, uno de los principale­s detractore­s del movimiento #Metoo, ayer, en la base Andrews

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