LA NACION

A la selección de futsal no le alcanzó ni un zurdo que juega en la tierra de Messi

A pesar del gol de Santiago Rufino, el chico que emigró a Barcelona a fines de 2017 y sueña con conocer a Leo en tierra catalana, la Argentina sufrió un golpazo ante Irak por 4-1; debe golear a Panamá para no quedar al margen de la carrera por una medalla

- Fernando Vergara

Al futsal argentino no le alcanzó ni siquiera el chico que se entrena en Barcelona, la ciudad en la que se destaca Lionel Messi. A los 18 años, Santiago Rufino hace historia en el equipo B del conjunto catalán. Goleador y zurdo como Messi, Rufino juega de ala derecha. El gol del chico que cambió el club Pinocho, de Villa Urquiza, por la avenida Diagonal y el Camp Nou no sirvió para vencer a Irak, el rival al que el selecciona­do mayor de fútbol había goleado (4-0) anteayer en Arabia Saudita.

En la carpeta de Tecnópolis, los asiáticos se vengaron y dieron el golpe: ganaron por 4 a 1 ante los chicos argentinos, que ahora están obligados a golear hoy a Panamá (ver aparte) para tener chances de clasificac­ión para una semifinal. La actuación de Rufino –lleva dos tantos en el torneo– será vital. Cuando cambió su destino

El llamado desde España al teléfono de Rufino se dio en el inicio de diciembre de 2017. Le preguntaro­n si estaba interesado en viajar a Cataluña para una prueba de 10 días. Del otro lado de la línea estaba el director formativo de futsal de Barcelona, Jordi Torras (excapitán del selecciona­do español). Este, atento, había seguido al chico argentino mediante videos. La respuesta fue inmediata: Rufino aterrizó en Europa el 9 de diciembre y empezó a luchar por sus sueños. La familia le pidió que no se trasladara solo y a su lado estuvo Nicolás, su hermano de

20 años, también jugador de futsal. A Santiago le bastó tocar la pelota para despertars­e y dejar de lado los temores lógicos. “Nunca imaginé que iba a tener una chance de ese tipo. Cuando me lo dijeron, no podía creerlo. Una vez allá, siempre fui positivo, empujé hacia adelante y tenía en mi cabeza que si hacía las cosas bien, iban a contratarm­e. Y así fue”, explicó a la nacion.

Rufino, nacido el 26 de mayo de

2000, luce la camiseta Nº 19 en la tierra donde Messi es ídolo. Y llegó a una institució­n que es potencia también en esta disciplina. “Es una experienci­a alucinante. Ya llevo tres meses jugando. La oportunida­d que me dieron me provoca solamente felicidad”, destacó. Por ahora, el ala derecho se desempeña en Barça Lassa B, el segundo equipo, que participa en la seguda categoría de la Liga Nacional de España. “Todavía estoy lejos de ascender al plantel superior, pero soy chico y me queda mucho camino por delante. Por supuesto, mi gran objetivo es llegar a la primera de Barcelona”, subrayó.

Para el futsal albicelest­e, lo de Rufino es historia por donde se lo mire. Es el primer extranjero en este deporte que está formándose en el célebre complejo de la entidad culé. “Vivo en un departamen­to que pertenece a La Masía. Es hermoso. Ahí tengo la chance de conocer a muchos chicos de otros países, otras culturas. Aprendo constantem­ente. Y Barcelona es una ciudad preciosa. La disfruto todo el tiempo”, contó.

Rufino es nuevo en esto del futsal, un deporte al que se volcó hace apenas tres años. Su hermano lo convenció y un famoso club de Villa Urquiza le abrió sus puertas. “A Pinocho le debo muchísimo. Me formó como persona y me hizo crecer. Me enseñó todo. Alan Calo, mi primer entrenador, fue el que me explicó cómo jugar. Es un club de barrio, una familia hermosa”, enfatizó. Antes, el ala actuaba en baby fútbol en Villa Malcolm y tuvo un paso por Ferro. De todos lados se llevó un hermoso recuerdo.

El diario español Marca publicó en su momento que Barcelona Lassa se proponía “crear su ‘Messi’ de fútbol sala”. “Ya la fórmula funcionó en su momento”, rezaba el artículo. La comparació­n resulta inevitable, por el origen, el manejo de la pelota, el talento, la zurda. Pero el chico no está de acuerdo. “Es una locura entrar en ese tipo de semejanzas, Leo hay uno solo”, dijo Rufino con timidez. Y añadió: “Siempre lo admiré, como persona y como futbolista. Todavía no pude estar con él. Me dijeron que iba a conocerlo, pero hasta el momento no tuve la posibilida­d. Serían un sueño charlar unas palabras y sacarme una foto con Leo”.

Por otro lado, el recorrido del zurdo con la camiseta argentina lleva un par de años. A los 15 ya había afrontado un Sudamerica­no Sub

17 en Brasil, dando cierta ventaja de edad. Ahora, en Buenos Aires 2018, trabaja bajo las órdenes de Matías Lucuix, exjugador de Caja Segovia y Movistar Inter y exayudante de Diego Giustozzi en la selección mayor. Rufino está bien rumbeado: hasta que una lesión en el Mundial de

2012 lo dejó trunco, Lucuix estaba en camino a ser uno de los mejores jugadores del mundo.

Un sueño del chico argentino es debutar en el selecciona­do mayor de futsal. “Todo a su tiempo. Tengo que seguir dejando todo”, puntualizó Rufino. Por ahora, va sumando experienci­as con los futbolista­s de su camada. En casa, frente a su gente, con la camiseta que más disfruta. En Buenos Aires 2018 ya se dio el gusto de celebrar de cara a su familia. “Es una sensación hermosa la de hacer un gol con la camiseta argentina, y más cuando se trata de Juegos Olímpicos”, señaló el autor de un tanto en el 4-0 a Eslovaquia y el de anoche.

Algo curioso sucedió el miércoles: en el estadio de futsal de Tecnópolis cerraban las puertas. No había espacio para nadie más. Es uno de los deportes que más público convocan en este fervor olímpico. Más de 6500 personas contra Egipto, en el debut; casi 6200 frente a Eslovaquia y una cifra similar frente a Irak. “Lo de la gente es una cosa de locos. Viene a mirarnos sin importar la hora”, agregó. Por caso, el encuentro con los europeos fue en un día laborable, a las 18, y las tribunas lucieron completas.

Allí surgió una adaptación de la canción que popularizó el instagramm­er Chapu Martínez con sus videos previos a Rusia 2018. “Traeme la copa, Rufa; traeme la copa”, se escuchaba. Y llegaron carcajadas y aplausos. “No lo tomo como una presión. Todo el tiempo siento que el público nos alienta y me hace bien, es productivo. Es un plus tenerlo cerca, lo mismo que a mi familia”, concluyó el zurdito que vive un sueño: con apenas 17 años viste las camisetas albicelest­e y blaugrana. Como el otro zurdo al que Rufino tanto admira. A su manera, él también pretende dejar su huella.

 ?? Buenos Aires 2018 ?? Rufino, el primer jugador de futsal en formarse en Barcelona, es goleador de la Argentina
Buenos Aires 2018 Rufino, el primer jugador de futsal en formarse en Barcelona, es goleador de la Argentina

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