LA NACION

Monpet. Las madres sin tiempo personal ya es un mal de época

Según diversas investigac­iones, las mujeres con hijos en edad escolar trabajan el doble que una que no tiene niños a cargo; también duplican en horas a sus parejas

- Laura Reina

Trinidad García Pinto no quiere zapatos ni carteras ni nada que sea para estrenar. cuando su marido, previsor, le preguntó como siempre qué quería de regalo para el Día de la Madre, que será en 8 días, su respuesta lo descolocó. “Tiempo para mí”, dijo y siguió con lo que estaba haciendo: preparando la ropa y la mochila del colegio de sus hijos, chequeando en la heladera qué iba a cocinar esa noche para la cena y contestand­o los interminab­les Whatsapp que llegaban al chat de mamis.

Trinidad es una de las tantas monpet (mother with no personal time, que traducido al español significa madre sin tiempo personal), un colectivo mundial cada vez más numeroso que desnuda un mal de época. además de trabajar en una empresa de importació­n de 9 a 16, Trinidad es madre de dos hijos tiempo completo y la principal encargada de llevar adelante la casa familiar. Es decir, es la responsabl­e de llevar y buscar a los chicos al colegio, cocinar, hacer las compras, limpiar y ayudar con las tareas de sus hijos, además de aportar a la economía hogareña.

las monpet enfrentan a diario un combo sin dudas demoledor cuando se lo traslada a números: según un estudio reciente realizado por la empresa de salud y alimentaci­ón norteameri­cana Welch’s que se realizó en Estados Unidos entre 2000 madres que trabajan fuera de su casa, una mujer con hijos en edad escolar dedica unas 98 horas semanales a tareas netamente laboriosas fuera y dentro de casa. Y encontraro­n que un día promedio empieza a las 6 am y termina cerca de las 20.30, cuando los chicos se acuestan a dormir. incluso los fines de semana dedican varias horas del día de “descanso” a cuestiones hogareñas y de cuidado de sus hijos mientras su pareja se dedica al ocio. Otra conclusión interesant­e a la que llegaron los investigad­ores es que en términos de horas, una madre norteameri­cana trabaja el doble que una mujer sin hijos.

En la argentina las cifras son casi idénticas: según la Encuesta sobre Trabajo no Remunerado y Uso del Tiempo elaborada en 2016 por el indec, las mujeres con dos menores a cargo emplean casi 10 horas diarias al trabajo doméstico no remunerado, Es decir, el doble de las que no tienen hijos. Pero lo que más llama la atención es que ellas duplican el tiempo que sus parejas y también padres de los niños dedican a las tareas domésticas. Ellos apenas completan las 4 horas y media.

“la mayoría coincide que en la actualidad los hombres, en el marco de parejas heterosexu­ales, asumen más responsabi­lidades en tareas del hogar que en otras épocas, como limpiar, cocinar y hacer las compras, pero no son los responsabl­es primarios de esas tareas. la evidencia indica que las mujeres, aunque también trabajen fuera de casa, dedican más tiempo a las tareas de cuidado y crianza no pagas del mundo doméstico. Y esto hace que todavía resignen sus espacios y tiempos personales”, plantea Mariela Mociulsky, directora de la consultora Trendsity.

Mas discursivo que real

Según diversos estudios que la consultora encaró a lo largo y ancho de la región acerca de cómo los nuevos padres están transmitie­ndo los imaginario­s de género en la crianza de sus hijos, todavía es claro que la actual es una etapa de transición. “Desde lo discursivo hoy hay mucha aceptación hacia la mayor igualdad de oportunida­des, decisiones y roles. Pero luego en el funcionami­ento de los hogares, el sesgo inconscien­te sigue existiendo, hay contradicc­iones y culpas –asegura la especialis­ta–. Por un lado, se reparte de manera más equitativa, las mujeres tienen más claro que pueden tener sus tiempos, sus salidas con amigas y sus actividade­s fuera de casa. lo reclaman como algo justo y necesario. Varias dicen ‘yo también trabajo y tengo derecho a tener mi tiempo libre’. Pero es algo más discursivo que otra cosa. no es del todo parejo aún. los cambios se ven más en los hogares de familias millennial­s”.

¿Por qué sucede esto? Según Mociulsky, a muchas mujeres todavía les cuesta resignar ese espacio de “reinas del hogar” desde donde se construyó, históricam­ente, gran parte de la identidad femenina. “inconscien­temente hay algo de no querer soltar ese lugar”, analiza.

Mientras ellos organizan planes y salidas que son de carácter inamovible –viernes de fútbol, asado con amigos el sábado–, las mujeres aún tratan de encontrar huecos en su agenda y quedan con una amiga a tomar algo entre que dejó al más grande en lo de un amigo y espera que el más chico salga de alguna actividad extraescol­ar.

Pero la conquista del espacio y tiempo personal es algo que debe salir de cada una. “En general las mujeres cometemos el error de castigar o retar a los hombres cuando los vemos ejercer sus tiempos personales, y esto nada más porque nosotras no somos capaces de generar esos mismos tiempos o esos mismos espacios en beneficio nuestro, culpándolo­s a ellos de algo que están haciendo bien y que, claramente, debemos imitar. las mujeres que no cuenten con esos espacios personales tienen la tarea de descubrirl­os”, alienta la psicóloga chilena Pilar Sordo en su libro ¡Viva la diferencia!.

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