Digital aging. El impacto en la piel de la luz de las pantallas electrónicas
El high energy visible light de los dispositivos tecnológicos provoca daños en la piel como el de los rayos solares. Qué hacer para protegerse
Ahora hay que proteger la piel también cuando se sube una foto a instagram o cuando nos instalamos frente a la compu por un rato. Si ya teníamos que cuidarnos de la acción de los rayos UVA y UBV, también hay que prestar atención a luz azul que proviene de los dispositivos electrónicos. Porque el smartphone, la tablet, la computadora y cualquiera de los equipos tecnológicos que usamos a diario irradian lo que se conoce como High Energy Visible (HEV) Light, tan nociva como los rayos UVA y UVB combinados y es responsable del envejecimiento digital o digital aging.
Se trata de una forma de luz visible que tiene una longitud de onda de entre 380 nm (nanómetros, la millonésima parte de un milímetro) y 500 nm, lo que la convierte en una de las más cortas y de más alta energía. La llamada luz azul penetra en la piel de manera profunda y provoca daño en cada una de sus capas y acelera la producción de radicales libres, que atacan el colágeno y la elastina que mantienen la piel firme y tensa.
En las grandes ciudades, donde se vive prácticamente en conexión permanente, la exposición a dispositivos tecnológicos es altísima (se considera que un 60% de las personas pasan más de seis horas al día frente a ellos) y a largo plazo esto produce respuestas fisiológicas similares causadas por los rayos UVB y UVA. “Se genera entonces un estrés oxidativo, que conduce a la citotoxicidad o daño celular en las células cutáneas”, aclara la médica dermatóloga Laura Mijelshon.
Esta reacción se da cada vez más, en personas de cualquier edad y es un fenómeno que se observa a nivel mundial.
“Los síntomas visibles del envejecimiento digital se registran en la pérdida de firmeza y elasticidad de la piel porque disminuye la producción de colágeno, elastina y ácido hialurónico. También se da un deterioro de la membrana celular que deriva en la formación de manchas y hasta puede haber muerte celular por las alteraciones en el ADN de las células”, cuenta la especialista Lelia Nudelman.
Los primeros estudios sobre esta problemática surgieron por las consultas oftalmológicas de pacientes con Degeneración Macular Asociada a la Edad (DMAE), una patología degenerativa de la zona central de la retina, o mácula (un área muy pequeña situada en el fondo del ojo) que degenera progresivamente las células y el epitelio pigmentario de la retina. Pasar demasiado tiempo delante de las pantallas acelera la desaparición de estas células.
Otras consultas provienen de pacientes expuestos durante muchas horas a las pantallas que pasaban por una fatiga visual, que se evidenciaba al tener que enfocar durante mucho tiempo para ver, por ejemplo, textos, videos o imágenes en un smartphone. De hecho, el Síndrome Visual Informático (SVI) es una patología reciente que afecta a una de cada siete personas, que suele aparecer en forma de ojos rojos, secos, cansados o dolores de cabeza. También, el uso excesivo de dispositivos electrónicos puede interrumpir el ciclo de sueño, haciendo más difícil dormir y permanecer dormido.
Las investigaciones se dirigieron luego a los efectos de la luz azul en la piel. Diversas publicaciones científicas señalan que la exposición a la luz azul puede causar irregularidades en las células e incluso provocar la apoptosis (muerte celular). “Los estudios indican que la HEV puede dañar la activación de las células y los fibroblastos dérmicos, mecanismos responsables de estimular el colágeno y mantener la piel suave y libre de arrugas”, dice Nudelman.
“Un estudio reciente, publicado en British Journal of Dermatology, demostró que las longitudes de onda más cortas de luz visible (azul o violeta) inducen una respuesta fotobiológica más fuerte que las longitudes de onda de luz visible más largas”, aclara otra especialista, Catalina Soto Farrando. Por lo tanto, la luz azul es capaz de generar una pigmentación persistente y más pronunciada, porque produce una sobreproducción de melanina.
En ese sentido, hay que estar prevenidos porque “el uso prolongado de pantallas en algunas pieles con fototipo 3, 4, es decir, pieles más oscuras se pueden manchar debido al aumento de la producción de melanina, a esto se suma deshidratación y flaccidez con pérdida de firmeza y elasticidad por disminución del colágeno y la elastina”, señala Christián Sánchez Saizar, dermatólogo miembro de la Sociedad Argentina de Dermatología.
“Como consecuencia de lo anterior, la piel tiende a arrugarse más y es aconsejable una rutina de cuidados diarios que incluya hidratación, fotoprotección y limpieza. Los antioxidantes tópicos también son preventivos ya que actúan como una barrera frente a las agresiones externas.”
Los países pioneros en interesarse por el envejecimiento digital fueron Francia, Alemania, España, en Europa, y en Asia, Corea y Japón. En la Argentina es una novedad, pero no es una preocupación o no es una tendencia. Los productos específicos para tratar esta problemática absorben la radiación emitida por la luz azul y a la vez son ricos en activos antioxidantes para contrarrestar los efectos del daño digital, del envejecimiento urbano y de las radiaciones ultravioletas. También es efectivo usar protección solar a diario aplicada con regularidad con un FPS 50 o más.
El reflejo azul penetra en la piel y acelera la producción de radicales libres que atacan el colágeno y la elastina.