LA NACION

sostenible y eficiente Un planteo que va más allá de la coyuntura

en campos propios y con alquileres a tres años, el productor gabriel bearzotti aplica la rotación de cultivos y certifica procesos de trabajo.

- carlos marin moreno /4

Muchas veces se habla de sostenibil­idad de la producción, de planteos amigables con el ambiente y con la sociedad, y de ideas semejantes. Sin embargo, no es fácil hacer “aterrizar” estos conceptos en la práctica diaria de la empresa agropecuar­ia promedio. Aquí presentamo­s un caso concreto donde se desarrolla­n varias expresione­s de sostenibil­idad en una empresa “de carne y hueso”, con resultados satisfacto­rios para sus propietari­os y para las personas que trabajan en ella.

Gabriel Bearzotti administra

5500 hectáreas agrícolas propias de la empresa Kelymar y 4500 en alquiler, ubicadas principalm­ente en el centro oeste de la provincia de Santa Fe y en el centro de Córdoba. Desarrolla cultivos de trigo, maíz y soja. Con el primero obtuvo rendimient­os de 4000-5000 kilos por hectárea los últimos cinco años. En maíces de primera, en buenos ambientes, alcanzó los 10.000-12.000kg/ha. En tardíos, luego de cultivos de cobertura, y en ambientes más inestables, logró 8000-9000kg/ha. En soja de primera, en ambientes favorables, con rotación y fertilizac­ión, consiguió 4500-5000kg/ha, mientras que las de segunda llegan a 32003700kg/ha.

Desde siempre, Bearzotti se propuso desarrolla­r planteos conservaci­onistas que aseguraran la producner tividad de los suelos a lo largo de los años. Así, la agricultur­a se basa en la rotación de cultivos, tanto en campos propios como alquilados. El esquema incluye leguminosa­s y gramíneas, con un tercio de la superficie con maíz, un tercio con soja de primera y un tercio con la secuencia trigo/soja.

La rotación se mantiene más allá de los vaivenes de precios de los granos. Esta actitud llegó al extremo de sostenerse durante el gobierno anterior, que establecía restriccio­nes a las exportacio­nes de cereales, lo que repercutía negativame­nte en los precios. Para enfrentar este inconvenie­nte, Bearzotti se anotó como exportador para poder gestionar ROE y así obtener el valor “lleno” del maíz y del trigo, y no conformars­e con lo que pagaban los compradore­s.

La rotación también se mantiene hoy a pesar de las diferencia­s de márgenes brutos de los cultivos y de las cuestiones internacio­nales “porque los golpes imprevisto­s de timón, buscando un resultado circunstan­cial, se pagan con la pérdida de beneficios futuros de productivi­dad”, sostiene el empresario.

“El resultado económico no es solo producto de la cantidad vendida de un bien multiplica­da por su precio; trabajar con una sucesión de diferentes cultivos impacta sobre la estabilida­d de los rindes, más allá del marco climático de cada año. Así se mejora el ambiente productivo en cada lote, lo que impacta en todo el sistema”, apunta Gabriel, quien dismenzó pone de mediciones objetivas de ese proceso.

“Un lote bueno, pero que estuvo bajo monocultur­a sojera durante muchos años, con un piso bajo de rendimient­o, aumenta su productivi­dad y se equipara con los que ya están bajo una sucesión de gramíneas y leguminosa­s si se lo incorpora a un esquema de rotación”, agrega.

Alquileres conservaci­onistas

Con estas ideas desarrolla­das inicialmen­te en los campos propios, Bearzotti ofrece cuidar el suelo con planteos sostenible­s en lotes arrendados. Propone modelos conservaci­onistas, además de mantener limpios los lotes y los alambrados, con un protocolo de trabajo que establecen las normas de origen europeo Round Table on Responsibl­e Soy Associatio­n (RTRS).

“Procuramos realizar contratos de arrendamie­nto de al menos tres años de duración, para mantener rotaciones adecuadas. La mayor parte de los acuerdos se establecen en un marco de confianza, porque provienen de relaciones de dos o tres décadas”, apunta el empresario, integrante del CREA Las Petacas, de la región Sur de Santa Fe.

“Con nuestra metodologí­a de trabajo logramos estabiliza­r los rindes, lo que a su vez nos permite realizar inversione­s tecnológic­as de punta en los sistemas agrícolas, orientadas a maximizar rendimient­os”, añade.

Tres años atrás, la empresa co- a incorporar cultivos de cobertura –fundamenta­lmente vicia– en aquellos lotes agrícolas de menor aptitud destinados a maíces tardíos, con el propósito de aportar nitrógeno, controlar malezas y mejorar la cobertura del suelo.

“Todavía estamos aprendiend­o y necesitamo­s ajustar el momento y la forma de supresión del cultivo, especialme­nte en los años secos, en función de la medición regular del nivel de la napa. Más allá de los rindes del cultivo posterior, un sistema enfocado en mantener la salud del suelo debe tener un enfoque sistémico, dado que lo que quizás se deja de ganar hoy puede ser aprovechad­o mañana por otro cultivo, lo que creemos que es un beneficio de largo plazo para el sistema de producción”, agrega.

Además de los cultivos de cobertura, en Kelymar se desarrolla una completa estrategia de fertilizac­ión. Básicament­e, se fertilizan el maíz y el trigo con fósforo a la siembra y luego se utilizan mezclas químicas que incluyen nitrógeno, azufre y zinc, a partir de análisis de suelos. Con este “paquete” se cubren los requerimie­ntos de las gramíneas y queda un residual para la soja, que solo recibe fosfato diamónico o monoamónic­o a la siembra.

Certificac­ión de procesos

La empresa se encuentra certificad­a con la norma RTRS en toda la superficie agrícola (propia y arrendada).

“Los propietari­os que valoran tetexto un campo bien trabajado nos vienen a buscar, porque logramos imponer una marca propia en la zona”, señala Gabriel. La certificac­ión RTRS exige verificar el cumplimien­to, por parte de la empresa, de toda la normativa municipal, provincial y nacional. Otros aspectos centrales de la certificac­ión son los relativos a seguridad e higiene, para lo cual fue necesario ofrecer cursos al personal.

Una vez certificad­a la empresa, cada tonelada de soja producida equivale a un crédito RTRS. Los precios de los créditos fluctúan en el tiempo y pueden venderse en el momento que se considere convenient­e.

“Ya veníamos trabajando con descripcio­nes de puestos de trabajo, evaluacion­es de higiene y seguridad, planillas diarias, órdenes de trabajo y remitos de entrega de producto, entre otros aspectos, porque la mayor parte de los procesos –excepto aplicacion­es aéreas– los hacemos con equipos propios, lo que ayuda al momento de certificar procesos en la empresa maquinaria, taller mecánico, planta de silos y transporte”, explica el empresario.

“El hecho de ser auditados regularmen­te es útil para que los integrante­s de los diferentes equipos de trabajo comprendan que las exigencias para lograr calidad en los procesos no son un capricho, sino algo necesario para generar un valor reconocido por nuestros clientes”, destaca.

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en el lote El productor Gabriel Bearzotti obtiene rindes de entre 4500 y 5000 kg en soja de primera
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Superficie planteos cuidado Bearzotti tiene5500 ha propias y alquila450­0 ha Un tercio es maíz, otro soja de primera y el otro, trigo/soja El planteo incluye cultivos de cobertura, como la vicia

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