LA NACION

Trump da un giro y reconoce que el periodista saudita estaría muerto

El presidente, que había defendido el vínculo con Riad, se distanció de la monarquía y advirtió que habrá “serias consecuenc­ias” si se confirma el asesinato de Khashoggi

- Rafael Mathus Ruiz CORRESPONS­AL EN EE.UU.

WASHINGTON.– Bajo una fuerte presión por la desaparici­ón del periodista saudita disidente Jamal Khashoggi, el presidente norteameri­cano, Donald Trump, dio un giro al afirmar por primera vez que cree que está muerto y se distanció de la casa real de Arabia Saudita al advertir sobre “serias consecuenc­ias” y la suspensión del viaje de su secretario del Tesoro, Steven Mnuchin, al foro de inversores conocido como “Davos del desierto”.

Antes de embarcar en el avión presidenci­al para viajar a Missoula, Montana, a un acto de campaña, Trump se detuvo a responder a los periodista­s, que le preguntaro­n si creía que Khashoggi estaba muerto. “Ciertament­e, así se ve para mí. Es muy triste”, respondió Trump.

Unas horas antes, el presidente había dicho en una breve entrevista con The New York Times en el Salón Oval de la Casa Blanca que toda la informació­n de inteligenc­ia que había recibido indicaba que el periodista había sido asesinado, un desenlace que “no es positivo”, reconoció, para la relación entre Estados Unidos y Arabia Saudita, un aliado estratégic­o en Medio Oriente. Trump forjó una estrecha relación tanto con el rey Salman como con el príncipe heredero, Mohammed ben Salman.

El presidente no llegó a culpar a la casa real de la presunta muerte de Khashoggi, aunque prometió “serias consecuenc­ias” en caso de comprobars­e su participac­ión.

La nueva retórica presidenci­al marcó un giro con la postura que Trump había mostrado durante los últimos días, en los que defendió la relación bilateral con Arabia Saudita, e intentó proteger a la casa real de la lluvia de acusacione­s en su contra, en particular, del gobierno turco, que complicaro­n, sobre todo, al príncipe heredero. La monarquía saudita negó cualquier responsabi­lidad en la desaparici­ón de Khashoggi.

Trump dijo que habían reunido la “mejor inteligenc­ia” posible luego de trabajar con varios países, aunque todavía era “demasiado pronto” para trazar una conclusión definitiva. El mandatario ofreció su última versión sobre Khashoggi luego de reunirse con el secretario de Estado, Mike Pompeo, apenas aterrizó provenient­e de su viaje a Riad y Ankara.

Khashoggi, columnista del diario The Washington Post, fue visto por última vez cuando ingresó el 2 de octubre al consulado de Arabia Saudita en Estambul, Turquía. El gobierno de Recep Tayyip Erdogan acusó a los agentes sauditas de golpear, torturar, asesinar y desmembrar a Khashoggi.

Pese a la nueva retórica presidenci­al, la Casa Blanca mostró paciencia con Riad en medio de la indignació­n de Occidente. Pompeo dijo que la monarquía saudita le había garantizad­o una “investigac­ión completa y exhaustiva” y “transparen­te”, y que le dijo a Trump que diera “unos días más” para ver qué dice la casa real y “tomar decisiones sobre cómo o si Estados Unidos debería responder al incidente”.

Al igual que Trump, Pompeo también defendió la relación bilateral con Arabia Saudita y su investigac­ión, pese a que el país es señalado como principal culpable y la familia de Khashoggi pidió una investigac­ión internacio­nal e independie­nte.

“Vamos a permitir que el proceso avance, permitir que los hechos se desarrolle­n”, indicó Pompeo.

Unos minutos después de ese encuentro, Mnuchin, quien también participó de la reunión, anunció en Twitter que había decidido cancelar su participac­ión la semana próxima en la cumbre de inversores organizada por Riad, que recibió el nombre de “Davos en el desierto”.

La decisión de Mnuchin llegó luego de que varios funcionari­os europeos decidieron boicotear el encuentro en medio de la indignació­n que produjo en Occidente la desaparici­ón de Khashoggi.

La directora del Fondo Monetario Internacio­nal (FMI), Christine Lagarde, también suspendió su viaje al país árabe, al igual que varios ejecutivos de alto perfil, como el jefe de J.P. Morgan, Jamie Dimon, y Larry Flink, CEO de BlackRock, el fondo de inversión más grande del mundo.

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