LA NACION

No al paro. La escuela de un barrio pobre que, pese a la crisis, no perdió un solo día de clases

Concurren más de 1200 chicos en la localidad platense de San Carlos; las maestras consideran justo el reclamo, pero no quieren sufrir descuentos

- María José Luceole Correspons­al EN LA PLATA

LA PLATA.– Aulas abiertas. Chicos con delantal blanco, sentados en sus bancos, atentos a la maestra, en un clima escolar habitual, en una de las tantas jornadas de paro docente en la provincia. Esa es la foto de la escuela N°41, de la localidad de San Carlos, en las afueras de esta ciudad. Una de las escuelas que, pese a la crisis, no hace huelga en el distrito bonaerense.

Enclavada en un barrio marginal, en una zona de asentamien­tos precarios, esta escuela pública ayer no cerró. Los más de 1200 chicos, de primero a sexto grado, no perdieron los 26 días de clases que quedaron afectados por las medidas de fuerza de los gremios nacionales y provincial­es a lo largo del año.

En este barrio vulnerable, pese a que muchos consideran justo el reclamo de los gremios por mejores salarios, los docentes tienen varios motivos para no hacer paro: no quieren recibir los descuentos de salarios a fin de mes.

Pero, por sobre todo, no quieren dejar a los chicos en la calle, sin merienda y sin almuerzo durante varias jornadas.

“No hago paro porque es un día menos que los chicos están en la calle”, dice Luz Mineto, maestra de sexto grado. “Los chicos están conmigo, acá, aprendiend­o”, dice con una sonrisa, al recibir en la escuela a la nacion.

La calle no es fácil en la zona de San Carlos: varios de los papás de los alumnos que concurren a la Escuela N° 41 están presos. Pero la maestra no lo dirá. No hará mención a las carencias de sus alumnos. Solo afirma que busca proteger a los chicos de ese entorno en el que el Estado tiene por último bastión a la escuela pública.

Luz no juzga a los maestros que adhieren al paro. Los comprende y los respeta, ya que varios son amigos y colegas: en su escuela cuatro de los dieciocho maestros titulares adhirieron ayer a la medida de fuerza. Ella no los juzga. “Es justo el reclamo por más sueldos y por escuelas dignas”, destaca.

Tampoco hace paro la prosecreta­ria Nora Matías: “Acá hay libertad. Cada maestro avisa si viene o no a trabajar. La gran mayoría viene”, sostiene la prosecreta­ria.

Un día como todos

“Los días de paro la actividad es normal, como un día común. Los alumnos ya saben que no hay paro, se dictan clases como todos los días: cada chico está con su maestra porque vienen todos”, dice Natalia Córdoba, la vicedirect­ora.

“Los chicos no faltan porque saben que hay clases y que hay comedor en los dos turnos”, asegura. “La jornada es de aprendizaj­e, así que no se ausentan”, expresa la directiva, consciente de que esa imagen no se repite en todas las escuelas de la provincia.

“En la escuela se respeta a los pocos que hacen paro. No hay cuestionam­ientos. No indagamos: cada uno anuncia su decisión. Nosotros tenemos que dar un informe a la Jefatura distrital de los que no vienen, pero son muy pocos”, afirma la vicedirect­ora del establecim­iento, que tiene 18 secciones por turno. Es decir, tres grupos de 30 chicos por cada grado.

Los alumnos devuelven el compromiso con estudio y, además, con sonrisas.

“Cuando no hacen paro es mejor. Podemos estudiar y aprender”, confía Juan, que tiene 11 años y cursa sexto grado en esta escuela primaria de San Carlos.

“Nosotros tampoco faltamos. Nos gusta estar al día”, afirma, en tanto, Luna, quien concurre al mismo grado que Juan. “Es mejor venir a la escuela que quedarse en casa” sostiene Milagros.

Para estos chicos la escuela es la puerta de aventura a lugares inaccesibl­es: este año fueron a Tecnópolis, la megamuestr­a de ciencia, tecnología, arte e industria, situada a 70 kilómetros de sus casas. Es para ellos una excursión nunca imaginada.

A punto de egresar

Los chicos de sexto grado visten una remera verde que dice “Egresados”. Pero no habrá viaje de fin de curso aquí en la escuela del barrio San Carlos, donde muchos de los chicos almuerza y merienda en el comedor estatal.

Los alumnos no se quejan porque no irán a Carlos Paz o a Tandil, como hacen otros chicos de las escuelas privadas de la zona. Ellos sonríen: están felices porque visitaron la República de los Niños, a 20 kilómetros de la escuela.

Ayer mientras en el centro de la ciudad el Frente de Unidad Docente Bonaerense marchó a la gobernació­n junto a gremios estatales para exigir una suba salarial y escuelas seguras (ver aparte), la Escuela N°41 fue una de las que permaneció abiertas, como en otras ocasiones.

Pese a que en esta provincia ayer se suspendió la prueba Aprender, los chicos fueron a estudiar. Hoy la escuela N°41 volverá a abrir. Los maestros aquí dan pelea en las aulas, en medio de un clima de fuertes demandas.

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