La cuna de los sueños de los deportistas
Siempre le faltó “algo más”, siempre hubo “mucho más por hacer”, pero el Cenard se constituye hasta hoy como la cuna de los sueños de los deportistas argentinos. Con sus deterioros y sus remodelaciones. Un centro que también representa las contradicciones argentinas, a partir de las contramarchas de los secretarios de Deporte que se fueron sucediendo en el cargo.
En medio de esos vaivenes y oscilaciones en el presupuesto, la mayoría de los atletas de la Argentina empezaron a verse importantes, ya que sintieron que, en ese complejo, podían prepararse, aun con las limitaciones en comparación con los centros deportivos de otros países. Nunca se llegó a un grado de excelencia, pero para los deportistas de pocos recursos, el solo hecho de tener un lugar de pertenencia donde perfeccionarse, convivir con otros atletas y compartir vivencias, les dio vuelo para su imaginación.
El Cenard nació en la década del 50, cuando el gobierno de Perón empezó a considerar el deporte como un valor para la sociedad. Allí funcionó la Unión de Estudiantes Secundarios (UES), hasta que la Revolución Libertadora de 1955 convirtió el predio en tierra arrasada. El Centro de Alto Rendimiento tomó cuerpo tal como se lo conoce hoy en 1989.
En esta mudanza gradual que se prevé, habrá que ver cómo repercutirá el traspaso en los deportistas. Resultaría extraño ver a alguno llorar por el desmantelamiento de las instalaciones; aquí no está en juego la tradición ni se asemeja a derrumbar el Monumental o la Bombonera. A falta del condimento emotivo, sí habrá un lamento por tratarse de un predio que tiene un funcionamiento medianamente aceitado, ubicado en un rincón estratégico de la ciudad y de muy fácil acceso. Persistirá una enorme inquietud acerca de si en Villa Soldati se replicarán las condiciones estructurales que hoy se disponen en Núñez. En definitiva, está en juego buena parte de las carreras de los deportistas; por eso tantas dudas.
Antes de esta decisión ya se alzaban las voces críticas. Luis Bruno Barrionuevo, atleta olímpico en Munich 1972, preparador físico, mentor y primer director del Cenard, opinó en cartas de lectores de algunos medios antes de los Juegos Olímpicos de la Juventud: “El Cenard fue incorporando hasta la actualidad diversas instalaciones y reúne muy buenas condiciones para el entrenamiento de distintas disciplinas. El sentido común y el criterio adecuado indicarían que se debería conservar este centro como polo de desarrollo deportivo en la zona norte de la Ciudad, y aprovechar parte de las instalaciones construidas en el sur para generar allí otro motor de desarrollo deportivo. Una ciudad multitudinaria, cosmopolita y pujante como Buenos Aires así lo reclama”.
Nada más delicado que este gigantesco movimiento de estructuras a lo largo de un año, cuando se tendrán que atender las necesidades e intereses de todos los sectores. Para el deporte argentino, está en juego ni más ni menos que la usina de los futuros campeones.