Néstor García. “Las auditorías no están para descubrir desfalcos, pero pueden detectarlos” –¿Y hay temores porque la mejora del tipo de cambio sea nuevamente algo temporal, como ocurrió otras veces? –¿Cómo evalúa la gestión en cuanto al tema tarifario?
En tiempos de investigación por los cuadernos de las coimas, el socio Director Ejecutivo de KPMG afirmó que puede haber responsabilidad de los auditores; se mostró confiado en la estrategia oficial referida al tipo de cambio
Contador público especializado en temas de auditorías externas, Néstor García fue durante varios años socio líder de Energía y Recursos Naturales de KPMG Argentina. En julio pasado dejó esa función para pasar a estar al frente a nivel local de esta consultora, una de las big four globales en servicios impositivos y de consultoría para el mundo corporativo. En diálogo con
la nacion, el socio Director Ejecutivo de la firma sostuvo que, si bien las auditorías de estados contables no están pensadas para detectar fraudes o desfalcos, esos hechos pueden ser detectados y, en tal caso, deben notificarse. “En nuestra firma no hemos tenido conocimiento de que no se hayan hecho los procedimientos adecuados”, dijo ante la consulta sobre la responsabilidad que le puede caber, en los casos que hoy investiga la Justicia a raíz de los cuadernos del chofer Oscar Centeno, a los auditores que miran los balances de las compañías. García también evaluó con preocupación la carga impositiva vigente en el país y consideró que es viable la estrategia oficial que se plantea con respecto al tipo de cambio.
–A partir de la investigación de casos de corrupción que involucran el pago de coimas por parte de empresas, se habló del rol de los auditores. ¿Cuál es la responsabilidad de esta actividad en este tipo de casos? ¿Hay cosas que pueden pasarse por alto?
–Las auditorías no tienen como objeto descubrir desfalcos, fraudes ni otras irregularidades, aunque sí existe la posibilidad de que este tipo de hechos sea detectado. En ese caso, se informa de inmediato a la dirección de la sociedad. Lo que tiene que hacer el auditor es ver si el estado contable representa la situación patrimonial, los resultados, el patrimonio neto de la empresa de manera razonable. El trabajo de auditoría tiene como objetivo central asegurar que los estados contables de una sociedad estén libres de incorrecciones materiales, que pueden estar producidos por errores o por fraude que puede adoptar distintas formas y puede haber sido provocado por mecanismos que están por fuera de los estados contables analizados. Las auditorías se han ido modificando mucho con la tecnología. Pero puede suceder, por ejemplo, que haya movimientos posiblemente fraudulentos por montos no significativos y que eso no sea revisado en una auditoría, o puede suceder que haya fraudes o pagos indebidos que no se hagan a través de la empresa auditada, sino a través de una vinculada. La gama es muy amplia, pero si se detectan solo transacciones sospechadas de ser lavado de dinero deben ser reportadas por parte del auditor, en forma anónima, a la Unidad de Información Financiera (UIF).
–¿Y en los últimos años hubo reportes de ese tipo?
–No.
–En definitiva, ¿puede haber responsabilidades de auditores y contadores ante la Justicia por este tipo de casos?
–Siempre puede haber; como poder, puede haber. En nuestra firma, por lo menos, no hemos tenido conocimiento de que no se hayan hecho los procedimientos adecuados.
–Esa responsabilidad sería si se entiende que se detectó algo y no se hizo el reporte.
–Exacto.
–¿No hubo convocatorias de la Justicia por lo que se investiga?
–En el caso de nuestra firma, no. Desconozco en el caso de otras.
–¿Cómo impactan estas investigaciones en los procesos de toma de decisión para inversiones? ¿Qué consultas reciben?
–Yo creo que esto que pasa ahora es excelente. Apunto a que el país sea un país no corrupto. La transparencia es fundamental y la Justicia debe intervenir e indagar a quien tenga que indagar. En un primer momento puede haber un impacto en la economía, pero es muy bueno que cuando un inversor venga al país sepa que va a competir libremente, que cualquier tema de corrupción o fraude será investigado. A mediano y largo plazo es excelente.
–En materia de impuestos, ¿cuánto pesa hoy la carga del sistema fiscal entre todos los aspectos que juegan para tomar decisiones de inversión?
–La carga impositiva sigue siendo muy alta. El país se abrió al mundo y el Gobierno esperaba una lluvia de inversiones. Las inversiones llegaron, pero en sectores que están mejor competitivamente en materia impositiva. Está el tema de la carga laboral no salarial, el impuesto a los Ingresos Brutos que muy pocos países tienen, Sellos, el impuesto sobre débitos y créditos bancarios, tasas municipales… En forma comparativa con otros países estamos en desventaja. Se ha trabajado pero todavía queda por hacer. Ahora están las retenciones a las exportaciones; que estén por dos años puede ser algo aceptable, pero a largo plazo no es algo viable, porque se pierde competitividad. Y hay sectores por desarrollar, como el campo, la minería, las energías no renovables, Vaca Muerta, la infraestructura, las economías regionales. Los inversores del exterior consultan por las variaciones en las políticas, por el ajuste fiscal, por la política monetaria. –Se está esperando una macro estable. Y hoy tenemos como prioridad que el tipo de cambio sea estable. Ahora está la banda y creo que es un buen sistema; es una banda amplia, de entre 34 y 44 pesos ajustables.
–¿Puede ser una dificultad que la banda sea amplia?
–Podría serlo, pero no lo veo tan así. Creo que la apuesta del Gobierno es a que se estabilice el dólar en la banda inferior. Si se logra perforar ese piso se pueden inyectar pesos al mercado y se lograría a la vez bajar la inflación y las tasas de interés, porque las actuales tasas no son viables. Creo que el plan es viable, pero obviamente entran en juego muchas variables del exterior. En economía nada es tan sencillo. Creo que se apunta eso: que se estabilice la macro y que luego empiece a crecer en forma continua y no con picos; no con alzas y bajas.
–En materia de política energética, ¿cómo ve las políticas y el rumbo del Gobierno?
–Se habló mucho de la meta de tener un 8% de energías de fuentes renovables en la matriz. Pero no interesa tanto el número como que las políticas vayan dirigidas al objetivo; ahora hay un problema para el financiamiento de las compañías. Y está Vaca Muerta que, si se desarrolla en todo su potencial, exige que la energía renovable tenga que desarrollarse más para llegar a ese 8%. Lo importante es ser un país que logre, en primer lugar, autoabastecerse, y luego, exportar. En este tema se bajaron costos y se aprendió mucho.
–Es un tema muy sensible. Veníamos con tarifas retrasadas sobre todo en la ciudad y en la provincia de Buenos Aires. Lograr tarifas de gas y electricidad equiparables con el resto del país y competitivas a nivel regional es un camino arduo. Y cuando se suman variables que impactan en el precio, el tema es más complicado aun.
–¿Se podría haber hecho algo distinto al camino que tomó el Gobierno, con sus idas y vueltas en la definición de tarifas?
–Y… Hay que estar ahí para hacer las cosas. Se ha ido ahora hacia atrás [con los ajustes aplicados en las boletas por el consumo de gas], pero peor sería ir hacia adelante sin importar lo que pase. Prefiero que se escuche a la gente. Acá pasó que, al plan que había, se sumaron situaciones que fueron tendiendo a un mayor alza del precio.