LA NACION

El futuro político de May, en riesgo por el Brexit

Reino unido. La negociació­n para dejar la UE sigue trabada

- Luisa Corradini CORRESPONS­AL EN FRANCIA

PARÍS.– Acosada por los partidario­s del Brexit duro, los unionistas de Irlanda del Norte, los anti-Brexit y una rebelión de 40 diputados de su partido, la primera ministra Theresa May intentó ayer –sin demasiado éxito– salvar su futuro político presentand­o ante el Parlamento su plan para sortear la parálisis de las negociacio­nes de salida de la Unión Europea (UE).

A cinco meses del divorcio con el bloque, previsto para el 29 de marzo de 2019, la jefa de gobierno afirmó que “90% del acuerdo de salida” ha sido resuelto, pero queda un punto “considerab­le” de desacuerdo: la forma de impedir el retorno de una frontera dura entre la provincia británica de Irlanda del Norte y la República de Irlanda, miembro de la UE,

Ni los brexiters, ni Londres, ni Bruselas –y mucho menos los irlandeses– quieren el restableci­miento de una frontera física entre ambas Irlandas. El problema es que nadie consigue hallar la buena solución.

La UE propone mantener a Irlanda del Norte en el mercado único y la unión aduanera europea. Pero ese escenario, llamado backstop, es rechazado no solo por May, que lo considera violatorio de la integridad del Reino Unido. También es aborrecido por los unionistas de Arlene Foster, que aseguran la mayoría a May en el Parlamento.

Para salir de ese laberinto, la primera ministra reiteró ayer el plan alternativ­o que presentó a sus homólogos europeos el jueves en Bruselas. La solución consiste en que todo el Reino Unido –y no solo Irlanda del Norte– permanezca con las reglas aduaneras de la UE hasta la firma de un nuevo acuerdo más amplio.

Pero la propuesta sacó de las casillas a los ultra-Brexit, partidario­s de una ruptura neta y brutal con la UE. La rebelión conservado­ra contra la jefa del gobierno se agudizó después de que May evocó la posibilida­d de prolongar a “algunos meses” el período de transición pos-Brexit. En claro, durante ese lapso el Reino Unido seguiría observando las reglas de la UE, aunque sin participar en la toma de decisiones.

En las actuales condicione­s, May parece atrapada. Por un lado, cada vez son más quienes exigen un nuevo referéndum. Una opción rechazada tanto por ella como por los brexiters.

Si May decidiera seguir adelante con su plan, solo el Partido Laborista podría salvarla en la Cámara de los Comunes. Aunque nada es menos seguro, teniendo en cuenta que el deseo de su líder, Jeremy Corbyn, de reemplazar­la en el 10 de Downing Street.

Queda por fin el escenario-catástrofe: que May pierda su mayoría en la Cámara y haya nuevas elecciones. Todo puede decidirse mañana durante la reunión del Comité 1922, responsabl­e de la organizaci­ón de los tories, que podría lanzar un voto de censura contra la jefa del gobierno.

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