LA NACION

Un equipo que empieza a ser avasallant­e desde sus delanteros

- Christian Leblebidji­an

Luego de perder el invicto de 32 partidos en Santa Fe, Marcelo Gallardo no mostró ni un mínimo síntoma de desánimo. Por el contrario, mantuvo la guardia alta cuando se le preguntó por la primera semifinal ante Gremio: “Vamos a ser avasallant­es en nuestra cancha y con nuestra gente. Esa va a ser la idea”, dijo. En ese sentido, no debería sorprender que River salga a jugar con la presión e intensidad ofensiva que realizó ante Racing e independie­nte. Y para eso serán claves los delanteros, a la hora de ser eficaces pero también siendo los primeros defensores del equipo. No es casual que entre Santos Borré (10) y Lucas Pratto (8) hayan hecho 18 de las últimas 65 faltas que cometió el equipo en los cuatro partidos de las llaves de Copa Libertador­es ante la Academia y los Rojos.

Más allá de que hoy puedan arrancar jugando Scocco con Borré, el plan de Gallardo no es que solo recuperen y sean los punta de lanza de la presión alta, sino también que entre ellos generen ataques directos con movimiento­s ensayados y perfeccion­ados a puro entendimie­nto. Porque juegue quien juegue en River, si hay algo que demuestra el equipo es conocimien­to de las resolucion­es individual­es. Así arma pequeñas sociedades que le dan resultado colectivo, que potencia las virtudes de cada uno porque cada delantero se complement­a bien con el compañero de turno.

A Gallardo le gusta la posesión, pero más ganar. En los últimos cuatro partidos de Li- bertadores sumó un promedio de 40% de tenencia de la pelota. Pero eso no le quitó peso ofensivo, ya que en los últimos tres encuentros sumó un promedio de 15 remates por encuentro (7,6 de ellos al arco) y un promedio de nueve situacione­s de riesgo. El asterisco estuvo en la ida ante Racing, en Avellaneda, donde la expulsión de Ponzio en el primer tiempo le condicionó el resto del planteo: ahí le dio prioridad a la defensa (teniendo en cuenta de que era un partido de 180 minutos) y apenas remató cuatro veces (una sola hacia el arco de Arias).

El ímpetu avasallant­e de los delanteros se nota desde el arranque, marcan el pulso para atacar y también para mostrar presencia. Ante Racing, como visitante, tardó un minuto en generar una chance de gol: zurdazo de Pity Martínez que Arias mandó al córner). En la revancha en Núñez, hubo un topetazo de Borré a orban que pudo ser amarilla, aunque el punta colombiano no vio la tarjeta. Ante independie­nte, como visitante, tardó un minuto en generar otra chance, con un remate de Montiel que controló Campaña. En el desquite, el propio Borré generó una presión alta a los cinco segundos de iniciado el juego. Pueden ser detalles, sí, de esos con los cuales River empieza a ganar los partidos.

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