LA NACION

Registro de exonerados

Busca controlar a los expulsados de la bonaerense.

- Daniel Gallo

El gobierno bonaerense hará pública desde hoy la informació­n sobre 8500 policías exonerados. Esos datos incluirán a los agentes dados de baja por faltas graves desde 1966, aunque el núcleo más importante del listado será representa­do por los 1400 efectivos expulsados desde diciembre de 2015. Las autoridade­s buscan que la difusión de ese registro permita evitar que policías dejados de lado por corrupción o robo puedan reinsertar­se en lugares vinculados con la seguridad, como agencias privadas, o se transforme­n en asesores de políticos o empresario­s. Un potencial empleador no podrá ahora ampararse en el supuesto desconocim­iento del caso.

“Es importante que los policías sepan que ante actos ilícitos no solo habrá una condena administra­tiva, sino también social”, es la idea que llevó a la gobernador­a María Eugenia Vidal a exponer el registro de policías expulsados e inhabilita­dos.

Para la mandataria bonaerense resulta importante marcar una clara línea entre los agentes deshonesto­s y aquellos que cumplen con esfuerzo personal sus cotidianas tareas. Por eso también se destaca en la gobernació­n el reconocimi­ento dado en los últimos meses a 72 agentes por diversos actos de servicio, desde una policía rural que permitió el decomiso de más de 300 kilos de cocaína hasta los policías marplatens­es ascendidos tras ser hostigados por un juez laboral durante un procedimie­nto.

La gobernador­a considera que no es posible una política de seguridad con policías corruptos, pero que esa lucha no implica poner en duda el trabajo de la mayoría de la fuerza bonaerense. Sí, en cambio, se buscaron reformas que evitasen focos de corrupción, por lo que fue bancarizad­o el manejo de las comisarías y el sistema de adquisicio­nes quedó en manos de funcionari­os políticos.

“Los policías tienen que saber que están para cuidar a la gente y no para administra­r recursos” es una de las frases usadas por Vidal para graficar el cambio de doctrina interna. Para los funcionari­os bonaerense­s esa situación es una señal del quiebre de un viejo pacto entre la política y la policía, que garantizab­a favores en épocas electorale­s a cambio de la autogestió­n de la fuerza.

El ministro de Seguridad bonaerense, Cristian Ritondo, confía en que el cambio llegará con una mayor capacitaci­ón policial. La mayoría de los agentes recibió un reentrenam­iento en los últimos meses. Para los funcionari­os, exponer a los exonerados y mejorar las condicione­s laborales de los policías forma parte de un proyecto para que la fuerza provincial recupere la confianza del vecino. Y dentro del esquema policial también se estimula un sistema para premiar a quienes tienen la mejor capacitaci­ón, cambiándos­e la forma en que se deciden los ascensos.

Etchecolat­z, en la nómina

Fomentar la vocación de los uniformado­s aparece entre los funcionari­os bonaerense­s como una tarea tan importante como separar a los agentes que no cumplen adecuadame­nte con el servicio de cuidar a los vecinos. En ese registro figurarán once exonerados que fueron condenados por delitos de lesa humanidad cometidos durante la última dictadura militar. Entre ellos estará Miguel Etchecolat­z –que reclamó por haber perdido su estado policial, en una carta a Ritondo que firmó como “prisionero de guerra”–, pero habrá un seguimient­o especial de los casos resueltos en los últimos años.

La Auditoría Interna, a cargo Guillermo Berra, iniciará un trabajo de cruce de datos para determinar qué ocurre con esos efectivos dados de baja, ya que se detectaron casos en agencias privadas de seguridad, no solo como vigiladore­s, sino como propietari­os.

Esa Auditoría Interna inició 27.000 sumarios y apartó a 11.500 policías desde diciembre de 2015, aunque el registro incluirá solo a los 1400 exonerados.

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