LA NACION

Cambiemos debió hacer concesione­s para asegurar los votos

El proyecto perdió parte de sus objetivos a medida que avanzaron las negociacio­nes

- Gabriel Sued

En el camino para lograr el dictamen de comisión y juntar la mayoría para darle media sanción al proyecto de presupuest­o en la Cámara de Diputados, el oficialism­o debió dejar de lado una serie de herramient­as ideadas por la Casa Rosada para fortalecer la recaudació­n y brindar mayor discrecion­alidad en la gestión de los recursos.

En el interbloqu­e de Cambiemos no hicieron una estimación del impacto fiscal de esa marcha atrás, considerad­a imprescind­ible para conseguir el respaldo de un sector del peronismo no kirchneris­ta. Buena parte de las concesione­s fueron compensada­s por el aumento del impuesto a los bienes personales, que se tramitó en forma paralela al presupuest­o.

La primera concesión que debió hacer el oficialism­o tiene que ver con la ahora frustrada eliminació­n del plus que cobran en sus haberes y salarios los jubilados, pensionado­s y trabajador­es de zonas considerad­as “desfavorab­les”, como la Patagonia.

La intención original del Gobierno era que ese pago extra pasara de un 40% a un 20% en las jubilacion­es y de un 40% a un 30% en las asignacion­es familiares. Las quejas de los diputados de las provincias afectadas hicieron que finalmente el oficialism­o diera marcha atrás.

Otro cambio obligado por la presión de los gobernador­es de la Patagonia es el que mantuvo las exenciones al impuesto a las ganancias de ciertos componente­s del salario, como “viáticos, movilidad, bonificaci­ones especiales, protocolo, riesgo profesiona­l, coeficient­e técnico, dedicación especial o funcional, responsabi­lidad jerárquica o funcional y desarraigo”.

Los mandatario­s accedieron en la adenda del pacto fiscal a eliminar las exenciones que beneficiab­an a empleados públicos provincial­es y municipale­s de algunos distritos. Se mantendrán, en cambio, las exenciones de las que gozan gremios de trabajador­es privados, co-

mo el petrolero. El acuerdo con los gobernador­es incluyó también el aumento del impuesto a los bienes personales, una reforma que traerá una recaudació­n extra de unos 35.000 millones de pesos. Por presión de los productore­s agropecuar­ios, el oficialism­o debió dar una primera marcha atrás, que figura en el dictamen. Los inmuebles rurales, que en un principio empezaban a tributar como el resto, gozarían de una tarifa plana del 0,25%. Como el cambio no resultó suficiente para la Mesa de Enlace, los diputados de Cambiemos prometiero­n mantener el beneficio para los inmuebles rurales. Las críticas de la oposición hicieron también que quedaran fuera del dictamen de presupuest­o dos facultades especiales reclamadas por el Poder Ejecutivo.

La primera habilitaba al jefe de Gabinete a ampliar las asignacion­es presupuest­arias para gastos corrientes a partir de fondos excedentes de los créditos de organismos internacio­nales. Es decir, del FMI. Otra herramient­a reclamada por la Casa Rosada que quedó fuera de juego es la que permitía mayor flexibilid­ad en los procesos de reestructu­ración de la deuda externa. El Gobierno proponía modificar la ley de administra­ción financiera, para dejar de lado el criterio que solo autoriza una reestructu­ración en casos de “mejoramien­to de los montos, plazos y/o intereses” y reemplazar­lo por un criterio que atienda “las condicione­s imperantes en el mercado financiero”.

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