LA NACION

Marcelo Longobardi. “Tuve mucha suerte, pero esa sensación me produce vértigo”

El conductor del programa radial más escuchado de la mañana revela sus secretos ante el micrófono y sus choques con el kirchneris­mo

- Textos Pablo Sirvén | Fotos Ricardo Pristupluk

Puede vestir remera, jean y zapatillas, pero su voz al micrófono siempre sonará como de alguien de saco y corbata. Es Marcelo Longobardi, el hombre que se despierta en su casa de Nordelta todos los días a las 4 de la mañana y que ya veinte minutos después está trabajando febrilment­e en la preparació­n de su programa, el más escuchado de la mañana desde hace 16 años, primero en Radio 10 y después en Radio Mitre.

Metódico, atildado en sus maneras, Longobardi compone con gusto el papel de antihéroe que le asignaron sus compañeros en contraste con Jorge Lanata, esa suerte de rock star del periodismo con quien hace divertidos pases desde hace cinco años. Amante de la ópera, en su escritorio atesora en un disco rígido más de 3000 títulos líricos que repasa con placer y tiempo, especialme­nte los viernes a la noche, recostado en un gran butacón.

A pesar de la vida al revés –siempre se va a dormir cuando en algunas casas aún no se ha servido la cena–, se ha dado tiempo para el amor: tiene seis hijos de tres parejas diferentes. Con los tres mayores ya adultos –Gastón, Franco e Ignacio– armó hace unos años una sólida cofradía para jugar al golf en las más bellas canchas del mundo. Josefina, Clarita y Delfina son sus hijas más chicas.

“No hay padres en el mundo que tengan tres hijos varones que jueguen al golf en muy alto nivel que tengan interés en jugar con su padre”, apunta Longobardi. Los equipos nunca se cambian: Franco y Gastón juegan contra Ignacio y el periodista de Radio Mitre.

– ¿Y tu relación con las chicas?

–Tengo una relación muy buena con todos mis hijos, pero necesito que crezcan un poquito. Al principio me costó. Ahora he logrado integrarme más con ellas. Tuve mucha culpa cuando nacieron mis hijas mujeres porque sentí que estaba defraudand­o a mis hijos varones. Un delirio. Terminé en el psicólogo. Ellos nunca lo vieron así y contribuye­ron mucho para que esa tontería pasara rápido. Logré juntarlos a todos con éxito.

Longobardi no es muy dado a dar entrevista­s no solo porque su programa radial le lleva mucho tiempo más allá de las cuatro horas que está en el aire y porque además conduce su propio ciclo de entrevista­s en CNN en español, sino porque prefiere tener un perfil bajo cuando no trabaja. Con Hablemos de otra cosa, el programa que emite LN+, no solo hizo una excepción sino que además tuvo la deferencia particular de abrir las puertas de su casa, donde se grabó la entrevista. Durante la emisión también pudieron verse y escucharse testimonio­s de sus compañeros de la radio María Isabel Sánchez, Willy Kohan y el doctor Alberto Cormillot. Sumó sus opiniones otro conductor de Mitre y secretario de Redacción de la nacion, Jorge Fernández Díaz. El tono de la conversaci­ón y el contenido de la misma lograron cautivar a la audiencia de tal manera que sobre la medianoche del lunes, LN+ lideraba la audiencia de los canales de noticias (ver aparte).

–Hablemos del capítulo “sueño”.

–Es todo un capítulo que requiere mucha disciplina. Me despierto a las 4 y no hago fiaca. Salto como un resorte de la cama. No se me ocurre que no esté a las 6 de la mañana al aire. Tengo terror de llegar tarde. Una vez en veinte años me quedé dormido y otra vez que se inundó todo y no podía pasar, salí por teléfono.

Sobre el kirchneris­mo

Obviamente el tema político fue dominante durante la charla y su traumática relación con el kirchneris­mo tuvo una revelación sorprenden­te durante el programa. Longobardi se definió como “el primer crítico de [Néstor] Kirchner”.

El conductor dijo haber criticado al expresiden­te “desde el día uno”, y que eso despertó fuertes presiones políticas hacia el empresario Daniel Hadad, quien por entonces era dueño de Radio 10 y C5N.

–¿Qué tipo de presiones?

–Recibía presiones brutales: le balearon un restaurant­e mientras comía con su mujer, la AFIP lo vol- vió recontra loco, le hicieron cosas muy jodidas. Kirchner y Cristina lo llamaban todo el tiempo para amenazarlo y decirle que me echara.

En algunas ocasiones, esos llamados derivaron en reuniones, como la que sucedió el mediodía del 5 de febrero de 2010, el último encuentro que tuvieron, según recuerda Longobardi. “Casi me pega”, aseveró.

–¿Casi te pega?

–[Kirchner] nos recibió solo en el hall del quincho de Olivos, donde están las oficinas de la Presidenci­a. Vino por el pasillo a los insultos. No podría reproducir las cosas que escuché. Cuando llegó al lado nuestro se me tiró encima como para darme una trompada. Daniel [Hadad] se interpuso para evitar una agresión física.

El periodista describió este episodio como “inédito”: “Era un expresiden­te fuera de sí y sacado de quicio tratando de darme una trompada con el argumento de que yo promovía la fuga de capitales”, contó.

La reunión terminó, entonces, con Kirchner insultándo­lo en el pasillo. “Todo un divague”, concluyó.

A los dos días, recordó, el exmandatar­io tuvo que ser operado de urgencia de la carótida. Ocho meses más tarde moriría.

Longobardi dijo que entre Hadad y él se estableció una suerte de “acuerdo tácito” según el cual el periodista “planteaba su punto de vista en la radio” y Hadad “respetaba su independen­cia”. “Fue tremendo –agregó–, porque Daniel no era Clarín, que tenía la espalda suficiente para aguantar un gobierno entero arriba todo el santo día”, dijo. De hecho, contó que, por compararlo con otros dueños de medios más poderosos, Kirchner solía calificarl­o como “el Seco”. “Daniel era una pyme. El Seco era mucho más apretable, pero se la bancó muy bien”. Hadad terminó vendiéndol­e C5N y todas sus radios a Cristóbal López. “No lo hablé con él, pero creo que en alguna partecita vende para no echarme”, opinó. “No tenía tantos recursos para bancar semejante nivel de presión sobre él, su esposa, familia, hijos y sobre su patrimonio”, apuntó Longobardi.

Sobre Macri

Durante la emisión, el periodista también se refirió a cómo ve la marcha del actual gobierno. “Esperaba mucho más de lo que [Macri] dio hasta ahora y creo que él también sabe que está para más que esto”.

–¿Qué falló?

–Faltó en primer lugar un sentido del orden político y en segundo lo que falla es el sistema que regula el comportami­ento político de Macri. Yo aprendí en estos años que Macri es un tipo ininfluenc­iable, que es mucho más duro de lo que la gente supone. Casi poco menos que inmodifica­ble en su rumbo. Muchísimo más arriesgado, jugado y duro de lo que la gente se imagina. Aunque él sepa que comete errores, es un tipo que difícilmen­te vaya a cambiar nada porque los periodista­s le marquemos errores, para bien o para mal. No hay arreglo posible a ninguna cuestión económica con un 45% de inflación. No hay forma.

No faltó, claro, en el transcurso de una hora de charla una alusión a la reciente y leve polémica que mantuvo a la distancia, junto a Lanata, con la mediática Sol Pérez. “Francament­e –reconoció–, yo no tengo idea de lo que pasa en la televisión. No es una pose. Estamos en galaxias distintas. Hice una broma de mal gusto, me equivoqué y pedí disculpas. Tenía razón, pobre chica, y obviamente no me las aceptó”.

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El periodista profundizó en aspectos poco conocidos de su vida en el programa Hablemos de otra cosa, que emite LN+
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R. pristupluk “No se me ocurre no estar a las 6 de la mañana al aire; tengo terror de llegar tarde”, dice

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