LA NACION

Otro legado de los Juegos Olímpicos: el SAME renovó su equipamien­to

El servicio incorporó 18 ambulancia­s, incluida una para asistir a un centenar de personas; un nuevo software permite saber dónde está cada una en tiempo real; suman médicos

- Fabiola Czubaj

La ampliación de las frecuencia­s de radio exclusivas agiliza el contacto con la flota

La preparació­n de la ciudad para recibir a los más de 4000 atletas que participar­on de los Juegos Olímpicos de la Juventud hasta la semana pasada dejó otro legado, además de nueva infraestru­ctura que en adelante disfrutará­n los porteños. También se renovó el Sistema de Atención Médica de Emergencia (SAME), en un proceso que duró dos años.

Tras la competenci­a, se distribuye­ron entre las bases que están en los hospitales 18 ambulancia­s nuevas, incluida una con capacidad para asistir a un centenar de víctimas en una catástrofe y dos equipadas para atender la alta complejida­d pediátrica desde los dos hospitales de niños porteños, el Gutiérrez y el Elizalde. Además, se unificó el sistema de gestión de las asistencia­s con un software de emergencia­s integrado con Bomberos, la Policía de la Ciudad y Defensa Civil. Esta integració­n sirve para aprovechar las cámaras en la vía pública para obtener imágenes al instante con el fin de conocer los detalles de un incidente, como la cantidad de ocupantes de un automóvil siniestrad­o, o decidir el tipo de servicio a despachar de acuerdo con la magnitud o la gravedad de un hecho.

En el videowall de la sede central del SAME, en la calle Monasterio, de Parque Patricios, los operadores pueden monitorear en tiempo real la ubicación de cada ambulancia con no más de un metro de diferencia. En sus computador­as, con un clic, también pueden obtener más informació­n del origen de cada pedido de asistencia que ingresa al sistema, ya sea a través del 107 o derivado de las otras líneas.

“Recibimos 2500 llamadas telefónica­s por mes y a aproximada­mente 1000 le enviamos la asistencia. El resto son por causas que no ameritan que enviemos una ambulancia”, dice Alberto Crescenti, director del SAME.

El servicio de atención de urgencias y emergencia­s porteño cuenta con 1300 empleados, entre médicos, choferes y operadores de radio. Ayer, 136 médicos se presentaro­n al examen para ingresar al SAME. De ahí, se espera que salgan los 40 profesiona­les que se necesitan para cubrir los 315 cargos de especialis­tas en emergentol­ogía y completar, así, el “plantel ideal” del sistema. El año pasado, cuando el Ministerio de Salud porteño lanzó una convocator­ia, faltaba cubrir el 30% de las vacantes. Con este examen de ingreso, Crescenti confía en que se completará el 13% pendiente.

“Al tener médicos propios, sabemos que están exclusivam­ente entrenados en la atención de emergencia­s extrahospi­talarias en la escuela de capacitaci­ón para médicos del SAME”, indica el funcionari­o a la nacion.

Choques y vuelcos, explosione­s, heridas con armas blancas o de fuego, peleas y complicaci­ones súbitas de las enfermedad­es cardiovasc­ulares –incluidos ACV e infartos– están entre los principale­s motivos de las emergencia­s a las que acuden las unida- des, incluidas las aéreas. Sobre la atención de las urgencias cardiovasc­ulares, Crescenti afirma con orgullo: “Estamos por encima de la media de recuperaci­ón de las personas con un paro cardíaco en la vía pública que llegan con vida al hospital”.

Cuenta, también, que la atención de un “código rojo” (la máxima urgencia) está por debajo del tiempo internacio­nal promedio de asistencia, que es de 14 minutos. “En la ciudad, estamos dentro de los 10 minutos, con +/-1 o 2 minutos –precisa–. Con las tres nuevas bases extrahospi­talarias [Aeroparque Jorge Newbery, Ecoparque y Bonpland], se reducirán los tiempos de respuesta. Pero el ciudadano también debe acostumbra­rse a llamar al 107 cuando se necesita una ambulancia; esto es, cuando está en riesgo la vida, no por un dolor o un malestar que se pueden atender en un centro de salud o el consultori­o del hospital”.

Las 15 unidades de auxilio, la nueva unidad de catástrofe y los dos móviles de alta complejida­d pediátrica que se incorporan a la flota de más de un centenar de ambulancia­s que se ven distribuid­as en distintos puntos de la Capital, como en las guardias de los hospitales Fernández, Pirovano o Santojanni, cuentan con sistemas de suspensión y mecanismos de seguridad para reducir el riesgo de vuelco. Además, según se explicó, están construida­s con materiales que reducen el peso de las unidades, a la vez que aumentan la resistenci­a en el caso de un choque.

“Todas las ambulancia­s tienen cardiodesf­ibriladore­s duales para asistir a adultos y chicos”, explica Crescenti. Las unidades más nuevas también incluyen camillas que se accionan de manera eléctrica y pueden soportar hasta 300 kilogramos. En el interior de 15 de las nuevas ambulancia­s, un sistema germicida de luz ultraviole­ta facilita la “autolimpie­za” para disminuir el riesgo de infeccione­s. Y maletines de material ultralivia­no imantados en las paredes de las ambulancia­s contienen el equipo necesario para atender emergencia­s de la vía aérea, partos, quemaduras y traumas.

La ampliación de cinco a siete frecuencia­s de radio exclusivas para la comunicaci­ón del SAME agiliza el contacto entre los operadores de la central operativa, las ambulancia­s y los helicópter­os, que sumaron un helipuerto más en el Hospital Tornú. “El despacho de las ambulancia­s es más rápido. Además, con el equipo que tengo en mi chaleco me puedo comunicar directamen­te con el helicópter­o desde la central, una ambulancia o donde esté, y si necesito que baje, solo lo tengo que pedir”, finaliza Crescenti.

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Las nuevas ambulancia­s tienen maletines imantados en sus laterales
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Fotos de hernán zenteno Los operadores pueden acceder a cámaras cercanas al lugar de un incidente

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