LA NACION

DEL CALVARIO A LOS GOLES DECISIVOS

Casi un año le tomó al atacante retomar su hábito de convertir; una serie de percances físicos lo dejó sin Mundial, le afectó el ánimo y le hizo sentir que, en la mala, pocos se interesaba­n en él

- Pablo Lisotto

Darío Benedetto acaparó los flashes y fue el dueño absoluto de portadas de diarios, nacionales y extranjero­s, digitales e impresos. Vivió una noche mágica e inolvidabl­e en la Bombonera, en la que con dos goles sentenció en favor de Boca el primer partido con Palmeiras en una semifinal por la Copa Libertador­es.

Una noche que para él en la cancha duró apenas 18 minutos. Ingresó a los 31 del segundo tiempo y abrió el marcador enseguida, con un cabezazo cruzado. Y luego de la pisada y el tremendo remate de derecha desde fuera del área que se clavó junto al palo derecho del arco de Weverton, Pipa salió disparado al banco de suplentes para unirse en un abrazo emocionado con Sergio Brozzi, el kinesiólog­o de la primera división, pero que fue mucho más que eso en el período posterior a que el goleador se rompiera el ligamento cruzado anterior de la rodilla derecha.

“Él fue muy importante en mi recuperaci­ón. Me hizo de psicólogo, de amigo, en momentos con cara de c... al ir a entrenar, y él se la comía... La verdad es que estoy muy agradecido por la recuperaci­ón que tuve con él. En el primer gol no pude abrazarlo, pero en el segundo, por suerte, sí”, destacó el delantero.

La postal de ese abrazo, con todos sus compañeros y el cuerpo técnico alrededor, fue similar a la que se había dado otra noche de Copa Libertador­es y otro día 24, pero de mayo y del 2000, cuando Martín Palermo selló el 3 a 0 sobre River con aquel gol de “las muletas”. Por entonces, el optimista del

gol corrió 50 metros para fundirse en un abrazo con Jorge Batista, el doctor que lo había operado de una lesión muy semejante a la de su sucesor actual en el puesto: rotura de ligamentos cruzados de la rodilla derecha.

Y aunque la comparació­n resulta inevitable, Benedetto prefiere tomarla con pinzas: “Siempre es un placer que haya una comparació­n con mi ídolo, Martín. Pero siempre digo que trato de sumar día a día. Palermo va a haber uno solo”, subrayó el último futbolista de Boca en dejar el campo de juego, algo que le hizo recibir la enésima ovación de la Bombonera en la noche: “Olé, olé olé olé, Pipaaaa, Pipaaaa”.

La alegría continuó en el vestuario, donde el número 18 volvió a ser felicitado por sus compañeros, el cuerpo técnico y buena parte de la dirigencia, los que compartier­on con él los meses de rehabilita­ción y de preocupaci­ón por su salud y por fin celebraron a su lado.

Una vez bañado, Pipa se expresó en las redes sociales para agradecer a los hinchas por el aliento y manifestar su emoción. “F E L I Z #NochePerfe­cta #CopaLibert­adores”; escribió en su cuenta de Instagram. “Felicidad total por una noche perfecta:

volver al gol en casa y por la Copa Libertador­es!! #VamosBoca”, publicó en Twitter. En ambos casos, con una imagen en la que se lo ve como el centro de un racimo de abrazos.

“Estoy muy agradecido a quienes estuvieron durante mi lesión. Mi señora, mi familia. Son contados con los dedos de las manos. Mi vieja [Alicia] debe de estar contenta allá arriba. Siempre me apoyó; es mi pilar”, subrayó en la conferenci­a de prensa.

El 2018 fue hasta ahora un año muy difícil para el goleador de Boca. La lesión sufrida el 19 de noviembre de 2017 frente a Racing, en el mismo estadio, enterró su ilusión de jugar el Mundial de Rusia. Ese mazazo fue muy complicado de absorber en lo anímico. Pero Benedetto lo superó.

Luego de una recuperaci­ón en

la que los tiempos se cumplieron a la perfección, Darío debió sortear otro escollo del destino. Durante la pretempora­da en Estados Unidos, tuvo el leve gusto de reencontra­rse con la red en un amistoso (tres goles en 10 minutos en un 7-2 frente a Miami United), pero unos días después, durante un 4-2 a Independie­nte Medellín, apenas pudo jugar 40 minutos. Una contractur­a en el tríceps sural izquierdo encendió la alarma y puso un freno a su puesta a punto.

Ya en Buenos Aires, la preocupaci­ón fue creciendo. El riesgo de que esa lesión derivara en una rotura del tendón de Aquiles alteró los planes y postergó la vuelta oficial. “Vas a tener que acostumbra­rte a convivir con dolor”, le dijeron. Y así fue. El futbolista sigue padeciendo una tendinitis.

Los inconvenie­ntes físicos no se detuvieron. El centroatac­ante regresó en agosto, frente a Libertad en Asunción, en el desquite de uno de los octavos de final por la Copa. Aquella vez se disfrazó de Román Riquelme y se destacó por sus asistencia­s milimétric­as y no por goles propios. Primero cedió un tanto a Cristian Pavón, pese a que él había quedado mano a mano con el arquero Rodrigo Muñoz. Y, un minuto y medio después, volvió a asistir, esa vez a Mauro Zárate, con una cucharita por encima de la defensa paraguaya, que el ex delantero de Vélez convirtió en gol.

Benedetto fue aclamado en la Bombonera frente a Vélez, y días más tarde fue titular ante Gimnasia La Plata, por la Copa Argentina. Pero pudo jugar apenas 12 minutos, antes de retirarse con un desgarro de grado 1 en el bíceps femoral derecho. La sombra de las lesiones parecía no querer dejarlo en paz.

Pero finalmente llegó la noche que tanto deseó. Apenas 6 minutos le bastaron para volver a tener la sensación de euforia de enviar la pelota a la red. Y encima, lo consiguió en un momento oportunísi­mo: el partido de ida contra Palmeiras de la semifinal por la Libertador­es.

“Los goles llegaron cuando más los necesitaba el equipo. Me costó mucho. Tuve muchos traspiés. Pasé por el desgarro, y aún tengo tendinitis. Me benefició nunca bajar los brazos”, destacó Pipa ante la prensa. Y prefirió uno de los dos tantos: llamativam­ente, el menos estético. “El segundo fue muy lindo por el control, pero me quedo con el primero, por el desahogo de volver al gol, y más en una semifinal. Siempre voy a estar muy agradecido al hincha de Boca. Me brinda un cariño muy lindo”, sostuvo.

Benedetto mantiene la cautela y se prepara para la revancha del miércoles en San Pablo. “Sería un error elegir ahora un rival para la final. Tenemos que seguir enfocados en Palmeiras. Queremos estar en la final, no importa contra quién. Hicimos muy buenos primeros 90 minutos y ahora hay que mantener la diferencia”, enfatizó.

 ?? Javier García Martino / Boca ?? Darío Benedetto es el último en dejar la cancha y recibe la enésima aclamación de La Bombonera en la noche de sus dos goles a Palmeiras por la Libertador­es
Javier García Martino / Boca Darío Benedetto es el último en dejar la cancha y recibe la enésima aclamación de La Bombonera en la noche de sus dos goles a Palmeiras por la Libertador­es
 ?? Boca ?? pulgar arriba, sonrisa y premio tras los dos tantos a palmeiras
Boca pulgar arriba, sonrisa y premio tras los dos tantos a palmeiras

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