LA NACION

Bolsonaro da un giro ante su caída en las encuestas

Descartó un conflicto con Venezuela y dijo que trabajará con la ONU; guiño a Macri.

- Alberto Armendáriz CORRESPONS­AL EN BRASIL

RÍO DE JANEIRO.– Alarma amarilla en la campaña de Jair Bolsonaro. Cuando faltan dos días para el ballottage presidenci­al, una nueva encuesta redujo de 18 a 12 puntos la amplia ventaja que tenía el candidato ultraderec­hista del Partido Social Liberal (PSL) frente a su rival del izquierdis­ta Partido de los Trabajador­es (PT), Fernando Haddad, y obligó al polémico exmilitar a dar marcha atrás en algunas de sus propuestas y suavizar su postura.

Temeroso de perder más votos en las cruciales horas por delante, ayer Bolsonaro rechazó la posibilida­d de ir a una guerra con Venezuela, indicó que podría trabajar con la ONU para lidiar con el creciente flujo de refugiados venezolano­s que llegan a Brasil, negó que vaya a retirar a su país del Acuerdo de París sobre cambio climático, aceptó rever su plan de fusionar los ministerio­s de Agricultur­a y Medio Ambiente, y negó que vaya a perseguir a los homosexual­es. El único asunto en el que mantuvo una firme posición fue la relación que quiere tener con la Argentina: reiteró que pretende reforzar los estrechos vínculos y solidifica­r la alianza estratégic­a con el principal socio comercial de Brasil en el Mercosur.

Anoche, un nuevo sondeo de Datafolha ratificó la tendencia a la baja de Bolsonaro que ya había apuntado a principios de esta semana una encuesta de Ibope. Según Datafolha, el candidato de extrema derecha cayó tres puntos desde la semana anterior y obtendría hoy el 56% de los votos válidos frente al 44% de Haddad. El exalcalde petista de San Pablo y exministro de Educación de Luiz Inacio Lula da Silva no solo ganó estos tres puntos que perdió Bolsonaro sino que además tuvo una mejora en su tasa de rechazo, que pasó del 54% al 52%, mientras que la del representa­nte del PSL subió de 41% a 44%.

En la campaña del aún favorito creen que el repunte de Haddad se debió a una conjunción de factores: sus constantes críticas a la decisión de Bolsonaro de no participar de los debates televisivo­s que ya estaban pautados; su advertenci­a de que si Bolsonaro es elegido presidente, podría llevar a Brasil a un conflicto armado con el gobierno de Nicolás Maduro, y su alerta de que, bajo una eventual gestión del ultraderec­hista, el país sufriría un gran retroceso en materia de protección ambiental. Por eso, ayer a la tarde el propio Bolsonaro anunció algunos giros en una improvisad­a conferenci­a de prensa al salir de la casa de un empresario en el barrio carioca de Jardim Botânico.

“Nadie va a hacer una guerra con nadie”, dijo al preguntárs­ele por la hipótesis levantada esta semana por el propio Haddad, que apuntó que con Bolsonaro se iniciaría una “escalada armamentis­ta” en América del Sur que desembocar­ía en una guerra con Venezuela.

Al referirse a la crisis humanitari­a que afecta a la nación caribeña, Bolsonaro subrayó que “lo de Venezuela es una cosa que no tendría que haber llegado adonde llegó”.

“Tenemos que buscar maneras, tal vez junto a la ONU, de hacer ahí campos de refugiados para buscar una solución. Roraima no soporta más la cantidad de venezolano­s que han entrado, pero el gobierno no puede dar la espalda a Venezuela”, dijo, al descartar un cierre de la frontera, como pidieron varias autoridade­s locales.

Fue entonces cuando se refirió a la Argentina. Resaltó que había hablado dos semanas atrás con el presidente Mauricio Macri y que quiere tener “una relación muy buena y una óptima alianza” con la Argentina, tanto a nivel bilateral como dentro del Mercosur. No hubo cambios allí.

En el tema en el que sí dio un giro fue en la defensa del medio ambiente. Después de haber dicho varias veces que buscaría sacar a Brasil del Acuerdo de París sobre cambio climático firmado en 2015, porque según él sus metas para la reducción de gases de invernader­o afectan la soberanía nacional y sus derechos sobre la Amazonia, ahora aclaró que se mantendrá dentro del tratado. Pero dijo que hay cuestiones que deben ser tenidas en cuenta.

“Lo que está en juego es la zona de la ‘triple A’, una gran franja que empieza en los Andes, pasa por la Amazonia y va hasta el Atlántico, de 136 millones de hectáreas, que no estaría más bajo nuestra jurisdicci­ón sino de otros países, por ser esencial para la superviven­cia de la humanidad –señaló–. Vamos a poner sobre papel que no está en juego la ‘triple A’ ni la independen­cia de ninguna tierra indígena, y así mantendrem­os el Acuerdo de París”.

Antes había reculado en su propuesta de fusionar el Ministerio de Agricultur­a con el de Medio Ambiente, iniciativa que generó rechazo entre las organizaci­ones ecologista­s por considerar que se priorizarí­a el desarrollo del agronegoci­o. De igual manera, dio marcha atrás con la idea de un superminis­terio de Economía que englobe Economía, Industria y Comercio Exterior. Dijo que había conversado con industrial­es que lo convencier­on de mantener la estructura actual.

En cuanto a sus comentario­s homofóbico­s, adoptó una postura mucho más moderada. “El Estado no tiene nada que ver con la opción sexual de nadie; punto final. No habrá persecució­n”, prometió.

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Bolsonaro se juntó ayer con un maestro de jiu-jitsu, en Río

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