El Gobierno apura el debate del presupuesto en el Senado y confía en sus alianzas
El proyecto ya aprobado en Diputados con apoyo de 24 opositores contempla un recorte de $475.000 millones; la discusión en la Cámara alta sería dentro de tres semanas
La madrugada de ayer le trajo un alivio al Gobierno, al lograr la aprobación del presupuesto 2019 en la Cámara de Diputados, tras una sesión de 18 horas. Al dejar atrás, también, los incidentes fuera del Congreso, la iniciativa pasó al Senado, en cuyo recinto sería tratada dentro de tres semanas.
El presupuesto, que contempla un recorte de $475.000 millones, tuvo finalmente 138 votos a favor –de los cuales 32 fueron aportados por legisladores de la oposición, en acuerdo con gobernadores del PJ–, 103 votos negativos y ocho abstenciones.
Discriminados los votos, los principales aliados fueron los diputados que responden a los gobernadores Juan Manuel Urtubey (Salta), Sergio Uñac (San Juan), Domingo Peppo (Chaco), Sergio Casas (La Rioja), Juan Schiaretti (Córdoba), Gustavo Bordet (Entre Ríos) y Hugo Passalacqua (Misiones).
La expectativa del Gobierno apunta a convalidar el presupuesto en el Senado dentro de tres semanas. Confía en que podría superar la barrera de los 40 votos, con el aporte de aliados del Bloque Justicialista y de bancadas provinciales, para aprobar el proyecto y las iniciativas complementarias con que intentará compensar a las provincias por el ajuste fiscal.
Con el respaldo determinante de un sector de la oposición que responde a gobernadores del PJ, la Cámara de Diputados aprobó y envió al Senado el proyecto de presupuesto 2019, que incluye un recorte de $475.000 millones.
La Cámara baja sancionó la iniciativa a las 5.47 de la mañana de ayer, con 138 a favor, 103 en contra y 8 abstenciones, después de 18 horas de debate. A los 106 votos del interbloque Cambiemos se sumaron 32 diputados de la oposición.
La mayor parte provino del interbloque Argentina Federal, que aportó 21 votos. Corresponden a diputados que responden a los gobernadores Juan Manuel Urtubey (Salta), Sergio Uñac (San Juan), Domingo Peppo (Chacho), Sergio Casas (La Rioja), Juan Schiaretti (Córdoba), Gustavo Bordet (Entre Ríos) y Hugo Passalacqua (Misiones).
Todos ellos firmaron la adenda del pacto fiscal, el acuerdo en el que 12 mandatarios de la oposición formalizaron su respaldo al presupuesto 2019. Ese acuerdo se votó ayer como un proyecto complementario del presupuesto, al igual que el aumento progresivo del impuesto a los bienes personales, una reforma con la que la Casa Rosada espera aumentar en $35.000 millones la recaudación.
Durante el debate en particular de esta última norma, se dispuso eximir del impuesto a los inmuebles rurales, un reclamo de los productores agropecuarios. Todas las iniciativas pasaron al Senado, donde el oficialismo intentará convertirlas en ley dentro de tres semanas.
Por fuera de Argentina Federal también aportaron votos los gobernadores Gerardo Zamora (Santiago del Estero), Lucía Corpacci (Catamarca), Omar Gutiérrez (Neuquén) y Mariano Arcioni (Chubut). El resto de los votos positivos provino de Evolución Radical, el bloque de Martín Lousteau, y del monobloque de José Luis Ramón (Mendoza).
En el medio
Las ocho abstenciones fueron todas del interbloque Argentina Federal: Eduardo Bucca (Buenos Aires), Melina Delú (La Pampa), José Martiarena (Jujuy), Gladys Medina (Tucumán), José Orellana (Tucumán), Ariel Rasuchenberger (La Pampa), Pablo Yedlin (Tucumán) y Sergio Ziliotto (La Pampa). Un dato llamativo fue el voto negativo de Alfredo Olmedo (Salta), integrante del interbloque Cambiemos.
El grueso del rechazo al proyecto provino del Frente para la Victoria, el Frente Renovador, el Frente de Izquierda y Red por Argentina, el interbloque que preside Felipe Solá.
“Estamos procurando salir del estrés social, lograr una menor inflación”, cerró el debate el jefe del interbloque del oficialismo, Mario Negri, quien dedicó buena parte de su discurso a discutir con el kirchnerismo, al que calificó como un “populismo cleptocrático”.
Fue el final de una sesión caótica, que debió ser interrumpida en dos oportunidades por las escenas de violencia que llegaban desde la calle y por forcejeos entre los propios diputados en el recinto.
Con el objetivo principal de eliminar el déficit primario, exigencia que surge del acuerdo con el FMI, la iniciativa contempla para 2019 una inflación anual del 23%, un dólar promedio de $40,1 y una caída del PBI del 0,5%. El equilibrio fiscal se conseguirá, de acuerdo con lo estipulado en el proyecto, con un recorte del gasto de más de $300.000 millones y un aumento de la recaudación de más de $150.000 millones. El déficit financiero, es decir, el que tiene en cuenta los pagos de intereses de la deuda, será del 2,3 por ciento.
Las partidas que sufrirán recortes más severos son las de obra pública, con un recorte real de más del 30% y la distribución de subsidios al transporte, con un ajuste de $43.000 millones. La partida que más crece es la del pago de intereses de la deuda, con un incremento de casi el 50%.
“Es mentira que este es el único camino. Es mentira que el único camino para el pueblo sea inmolarse en el altar de la deuda y el ajuste”, manifestó en su discurso de cierre Agustín Rossi, jefe del bloque del FPV. “Si le fue mal con estas políticas a Martínez de Hoz, a Krieger Vasena, a Alsogaray, a Cavallo, a Machinea, ¿por qué les va a ir bien a ustedes? ¿Por qué creen que esta vez en vez de hundirse el Titanic se va a hundir el iceberg?”, agregó. El kirchnerismo se retiró antes de que terminara la sesión, en protesta porque el oficialismo dispuso que todos los artículos del presupuesto se votaran en una sola votación en particular, en lugar de hacerlo punto por punto.
Antes, Graciela Camaño, jefa del bloque del Frente Renovador, castigó también al oficialismo: “Se termina el marketing político de los consultores caros, nunca hubo lluvia de inversiones, el gradualismo pasó sin pena ni gloria, nunca convergieron las variables y formó parte del relato de Macri, que intenta centrar el origen de todos los males pasados en el gobierno anterior”.
Pablo Kosiner, jefe de Argentina Federal, argumentó el respaldo al proyecto. “El diagnóstico justifica el voto de rechazo, pero el día después, no implica que no tengamos presupuesto”. Y agregó: “Es un gobierno que ha fracasado y por eso ha enviado este presupuesto, pero peor es someterse a que el jefe de Gabinete pueda disponer” de los recursos.