LA NACION

Piñera sueña con liderar la región, pero se ve obligado a recalcular

Bolsonaro se convirtió en un dilema para la política exterior liberal del mandatario chileno

- Víctor García

SANTIAGO.– En abril de este año, y en el amanecer de su segundo mandato, la intención de Sebastián Piñera quedó reflejada de manera inequívoca: el presidente chileno buscó robustecer su liderazgo en la región, en sintonía con el giro liberal que ya habían dado países como Argentina y Perú, con Mauricio Macri y Pedro Pablo Kuczynski.

En aquel momento, Piñera desplegó acciones en su política exterior cargadas de simbolismo­s: suspendió su participac­ión en el agonizante bloque Unasur, criticó a Nicolás Maduro durante la Cumbre de Las Américas de Lima, y en el Palacio de La Moneda recibió a Rosa María Payá, reconocida disidente cubana.

“Piñera llegó con la idea de ser el líder regional, de eso no hay duda. Y no es casualidad que, en el inicio de su gobierno y para enfrentar ese escenario, haya elegido un ministro de Relaciones Exteriores que en casi toda su carrera enfrentó a los socialismo­s reales”, apunta Cristóbal Bellolio, analista de la Universida­d Adolfo Ibáñez, sobre el papel de Roberto Ampuero, el escritor de novelas policíacas que se transformó en canciller chileno, y que se abocó a distanciar­se de los gobiernos de izquierda del continente y, de paso, potenciar la figura del mandatario.

Cumplidos ya siete meses de la nueva administra­ción, el escenario cambió. Y pese a que Piñera no ha claudicado en sus aspiracion­es de convertirs­e en referente, la irrupción del polémico Jair Bolsonaro agitó las aguas en la región. El candidato de ultraderec­ha y favorito para ganar las elecciones del próximo domingo en Brasil, se transformó en un fenómeno de dimensione­s aún desconocid­as que obligó a replantear la forma de relacionar­se con su relato: pragmatism­o económico y conservadu­rismo político.

“El objetivo de Piñera es fortalecer la posición de Chile como líder de la democracia liberal en la región. Pero que este liderazgo, de este mundo de derecha que se levanta contra la corrupción e ineficienc­ia del socialismo, lo represente Bolsonaro, es un problema para Piñera, que es mucho más moderado”, plantea Cristóbal Bellolio. En las últimas semanas, el excapitán del ejército brasileño envió señales a la región al diseñar una alianza liberal conservado­ra para América Latina junto a Argentina, Paraguay y Colombia. Y si bien Chile fue incluido en ese bloque, sus esfuerzos por destacar terminaron eclipsados por la expectativ­a que genera el arribo de Bolsonaro al Palacio de Planalto.

“El diseño original de Piñera era el de trabajar junto a Kuczynski y Macri en un frente común del sur a favor del mercado, pero ahora es inviable por la posición de debilidad de Macri y con Kuczynski fuera de carrera. A Piñera le faltan aliados y Bolsonaro podría ser uno, pero esa relación genera bastante incertidum­bre por su condición de ultraderec­hista y porque proviene de un país que no considera al resto de los países de Latinoamér­ica como pares”, plantea Patricio Navia, politólogo y profesor de la Universida­d de Nueva York.

Además del reconocimi­ento que el chileno hizo de Bolsonaro en materia económica (dijo que compartía “en gran medida” sus planes), la incertidum­bre se volcó sobre el interrogan­te de cómo Piñera intentará reorientar su anhelo de liderazgo sin perder el protagonis­mo.

“Piñera va a querer estar cerca de Bolsonaro y ser una buena influencia. Si Bolsonaro va a Chile y se comporta como un pragmático en lo económico y político, todo el mundo dirá que Piñera le mostró el camino. Pero si va y se pone a hacer barbaridad­es y se convierte en un Rodrigo Duterte (el polémico presidente de Filipinas), el propio Piñera, que es un hombre más globalizad­o, va a quedar marcado por la cercanía con un tipo poco confiable”, añade Navia.

Para Kenneth Bunker, doctor en Ciencias Políticas de London School of Economics, es improbable que Piñera se resguarde bajo el paraguas de Bolsonaro en un futuro inmediato.

“Piñera es un conservado­r, tradiciona­l en temas religiosos, pero respeta la diversidad, y en ese sentido sí es ideológica­mente liberal. Es más un especulado­r político y va a permanecer algo neutro frente a esta amenaza populista, aunque atento ante un fenómeno creciente: cómo otros políticos de derecha ya ven como algo atractivo, en términos electorale­s, lo que propone Bolsonaro”, señala el experto.

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