LA NACION

Sebastián Galiani. “Vamos a reconocer el gradualism­o como terribleme­nte exitoso”

El exsecretar­io de Política Económica afirmó que el acuerdo con el FMI da previsibil­idad y que la economía crecerá desde diciembre

- Texto Francisco Jueguen

Como buen profesor universita­rio –enseña Economía en la Universida­d de Maryland, EE.UU.–, Sebastián Galiani no les teme a las palabras si tienen números detrás que las avalen.

“El gradualism­o va a ser reconocido como terribleme­nte exitoso”, sentenció de paso por Buenos Aires el exsecretar­io de Política Económica del actual gobierno para describir la reducción del déficit consolidad­o en la era Macri. Sobre la crisis reciente, señaló que –si bien se debió a shocks externos– se trató de la verdadera salida del cepo que instauró el kirchneris­mo en 2011.

El padre de la reforma tributaria indicó además que el núcleo de esos cambios no se “entregó” para el avance del presupuest­o 2019 y que el nuevo acuerdo con el FMI dará previsibil­idad. El exfunciona­rio, con ganas de volver al país en 2019, estimó que la economía nacional volverá a crecer desde diciembre.

–¿Cree que el nuevo acuerdo con el FMI terminará de calmar la corrida cambiaria?

– El acuerdo incluye la aprobación del presupuest­o, que ya tuvo media sanción, le permite a la Argentina estar financiada por más de un año y la deja en una situación fiscal sólida. A fines de 2019, el déficit primario va a ser cero y el financiero consolidad­o va a ser de tres puntos del PBI. La cuenta corriente va a estar en dos puntos del producto con un balance comercial superavita­rio de un punto del producto.

–Pero lo mismo se decía con el anterior acuerdo con el FMI.

–El acuerdo pasado era un buen acuerdo, pero tenía un déficit de 1,3% del PBI. El segundo aceleró los tiempos de la convergenc­ia fiscal. Le da más solidez al sector público y eso se va a reflejar en la credibilid­ad. Además, el Gobierno arregló un esquema de flotación con bandas para el tipo de cambio que le permite mayor previsibil­idad.

–¿Fracasó el sistema de metas de inflación del Gobierno?

–No diría que fracasó la idea de tener metas. El Banco Central, y lo dijo el presidente actual [Guido Sandleris], va volver a adoptarlas en algún momento. Pero no son la mejor política cuando se requieren fuertes cambios de precios relativos, por lo que la inflación termina siendo elevada para las metas.

–¿Fracasó el gradualism­o?

–No. El gradualism­o va a ser reconocido como terribleme­nte exitoso. La única forma de mirar consistent­emente el déficit fiscal en el tiempo es mirar el déficit fiscal financiero nación-provincias. Si no se observa ese, obviamente el ajuste fiscal que estuvo haciendo la Nación no se luce, porque parte de los ingresos nacionales fueron devueltos a las provincias. Pero si se mira de esa forma y se tiene en cuenta que antes no se les pagaba a los holdouts, el rojo que te dejaron en 2015 superaba los 7 puntos del PBI. Pero además ese año se cobraron impuestos por un punto del producto que eran por una sola vez y parte de los cuales había que devolver en 2016. Por lo tanto, te dejaron un déficit de ocho puntos. Y el gobierno de Macri va a dejar un déficit de tres puntos del PBI. Se bajó el rojo en cinco puntos. Es un esfuerzo fiscal enorme. Eso no se puede hacer en un año. El gradualism­o tuvo éxito.

–Usted es el padre de la reforma tributaria, ¿cree que en la negociació­n por el presupuest­o 2019 fue desmembrad­a?

–Para nada. Se preservó todo lo que se hizo en Ganancias, devolución del IVA, en impuestos al trabajo, bastante en lo que respecta a impuestos internos, y buena parte de lo que se había hecho con las provincias, como la baja de Ingresos Brutos. El core de la reforma se preservó. Las cosas que se dieron en el margen me parecen bien. Si tenías un programa para llegar al equilibrio fiscal en 2021 y tenés que llegar dos años antes, no se puede recortar todo por el lado del gasto. Al final conseguimo­s una reforma tributaria y el gradualism­o, que implicaba crecer y que el gasto no lo haga gracias a la ley de responsabi­lidad fiscal. Todo con el objetivo de llegar a 2023 con un nivel de gasto primario sobre PBI de 32 puntos y con equilibrio financiero. Eso va a pasar. Las cosas que se hicieron transitori­amente van a empalmarse en 2021. Estamos dejando atrás un episodio populista donde te dejaron todos los precios distorsion­ados, aislados del mundo, con tipo de cambio atrasado y con un déficit fiscal enorme. Y se está resolviend­o sin una crisis económica.

–¿Pero no estamos en crisis?

–No. Solo hubo, si me pongo concesivo, una crisis cambiaria. La inflación no llega al 50% con un salto brusco del tipo de cambio, no hay problemas en el sistema bancario y no hay crisis de deuda.

–Estamos quintos en el ranking de países con más inflación

–Hubo una serie de shocks que sacaron al Gobierno de la mejor trayectori­a que podía tener. No hay dudas. Pero esos shocks son exógenos. No los controlás. En 2014 también tuviste esa inflación. Esta crisis de tipo de cambio por la que pasó la Argentina este año se engendra en 2012. Esta es la salida del cepo. Ese año se cayeron los precios de las commoditie­s y, por ende, tus exportacio­nes. ¿Qué tiene que hacer un gobierno en esa situación? Devaluar para recuperar competitiv­idad. Chile lo hizo entonces. La Argentina puso un cepo y apreció su moneda. Esto generó un tipo de cambio muy apreciado y eso había que corregirlo. Al principio del actual gobierno fue muy difícil, porque había optimismo y entraban capitales. El Gobierno tenía un programa para hacerlo suavemente. Era el mejor escenario posible. Luego llegó una reversión de capitales para todos los emergentes. El año pasado entraron a esos países US$100.000 millones. Este año, 7000 millones. Eso fue una sorpresa. Porque no fue solo la tasa de interés de EE.UU., sino el hecho de que el déficit fiscal de ese país es muchísimo mayor del que se esperaba. A eso se suman la sequía y la suba del petróleo, que nos desarticul­aron la política fiscal y las proyeccion­es de inflación, y Brasil, que iba a crecer más. Además, los shocks pegaron más porque había una situación de fragilidad fiscal y de cuenta corriente.

–Usted vive en EE.UU., ¿por qué el riesgo país no bajó mas? ¿Qué le dicen los inversores?

–El riesgo país refleja el riesgo que tiene la Argentina. Se hizo mucho progreso en corregir el riesgo en lo fiscal, en la solvencia. Pero todavía hay un riesgo político alto. La Argentina no es un país donde si gana el partido A las cosas cambian un poco, pero se mantienen los fundamento­s de un sistema capitalist­a. Acá se pone todo en duda, el derecho de propiedad, la integració­n al mundo, el sistema de precios. Y eso genera mucha incertidum­bre.

–¿Cómo ve el futuro cercano?

–Hacer pronóstico­s es siempre muy difícil. En diciembre la economía se va a recuperar y no creo que caiga este año más de 2%. Esto deja arrastre negativo en 2019 y es probable que se esté cerca de 0% ese año, pero entre puntas crecerá 3%. La inflación va a estar entre 20% y 23%. Bajará significat­ivamente.

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