LA NACION

Tras el hallazgo del cuerpo, investigan los sospechoso­s viajes del empresario italiano

Estaba desapareci­do desde el 12 del actual y su cadáver apareció baleado y quemado; la víctima había estado involucrad­a en 2016 en una causa por transporte de cocaína

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El ingeniero italiano Vittorio Piva, desapareci­do el 12 del actual y asesinado entre 24 y 48 horas antes del 18 de octubre –día en que su cadáver fue encontrado carbonizad­o y con cuatro tiros en la espalda en un sembradío de la estancia El Tatú, en Escalada, cerca de Zárate–, se hacía conocer como empresario sojero. Pero sus múltiples viajes anuales lo situaban en ciudades que, en principio, distan de estar directamen­te ligadas con la producción agropecuar­ia. Salvador Mazza-Yacuiba, la frontera caliente del contraband­o entre Salta y Bolivia, y la Triple Frontera fueron algunos de sus destinos habituales, según surge de las constancia­s de Migracione­s.

El cadáver del hombre nacido el 4 de noviembre de 1971 en Milán apareció entre unos pastizales, carbonizad­o casi por completo, boca arriba. Ayer se determinó su identidad. En el lugar se encontraro­n tres proyectile­s. Además, según fuentes de la investigac­ión, se recogieron cinco muestras de la cenizas del cadáver para saber si lo prendieron fuego con algún liquido en particular. Fuentes de la investigac­ión aseguraron que el cuerpo de Piva se encontraba sin vida entre 24 y 36 horas antes del hallazgo. La hipótesis es que trasladaro­n el cadáver y lo quemaron allí.

El hombre que encontró el cuerpo declaró que cuando lo vio todavía salía humo y mantenía una alta temperatur­a. “Creemos que lo mataron por la espalda y luego lo calcinaron para borrar evidencias. Es una ejecución del tipo mafioso”, dijo a la agencia de noticias Télam un jefe policial.

Dos fuentes policiales que participan en la investigac­ión revelaron que Piva había sido detenido en febrero de 2016 en el centro porteño, en el marco de una causa por drogas, en la que se había secuestrad­o cocaína. Pero las mismas fuentes señalaron que al cabo de unos meses fue liberado y sobreseído porque el procedimie­nto fue declarado nulo por la Justicia Federal.

La desaparici­ón de Piva había sido denunciada en la ciudad de Buenos Aires por allegados a su esposa, de nacionalid­ad brasileña, que vive en Bolivia.

La causa sobre el paradero del empresario había quedado radicada en la Fiscalía Nacional en lo Criminal y Correccion­al N° 9, que en su momento puso a trabajar en la pesquisa a la División Búsqueda de Personas de la Policía Federal Argentina.

Vuelos bajo la lupa

El antecedent­e de su vinculació­n con una causa narco y los viajes del empresario a zonas “calientes” del tráfico de drogas pusieron a los detectives tras la pista de una posible venganza.

Fuentes de la investigac­ión establecie­ron que el 6 de noviembre de 2015 los sistemas registraro­n la primera entrada de Piva por el Aeroparque Metropolit­ano, al que llegó en un vuelo de Aerolíneas Argentinas procedente de Bolivia. En esa ocasión fijó como dirección “la localidad de Avellaneda”.

En diciembre de ese año Piva volvió a Yacuiba; en Bolivia vive su esposa. El 3 de enero de 2016 regresó a Buenos Aires desde el norte. Esta vez fijó dirección en Lima 620, en el centro porteño. Diez días después viajó a Colonia, Uruguay; estuvo dos días y, a su regreso, puso como referencia un “hotel en Buenos Aires”.

El 5 de abril de 2016 Piva volvió a viajar a Bolivia. Reingresó dos meses después, por vía aérea, pero desde Brasil. En esta ocasión comunicó como dirección de referencia el Hospital Militar, en la avenida Luis María Campos, en Palermo. El 20 de junio viajó a Brasil y tres meses después regresó en un vuelo de KLM. Esta vez fijó dirección de referencia en Rivadavia 1256.

En octubre de ese año hizo un viaje relámpago a Uruguay, con un cruce por el puente Gualeguayc­hú-Fray Bentos. Un mes y medio después volvió a Yacuiba. Tras varios viajes relámpago entre Bolivia y Buenos Aires, se hospedó en el Hotel Emperador y el 20 de marzo de 2017 cruzó a Brasil por el puente Tancredo Neves desde Puerto Iguazú.

Los movimiento­s migratorio­s sugieren que pudo haberse quedado en Paraguay, en la zona de la Triple Frontera. Así lo sugiere su salida del país el 11 de abril hacia Encarnació­n, desde Posadas, y su reingreso a la Argentina desde Foz do Iguazú.

En octubre de ese año Piva viajó a la fronteriza Yacuiba, en el país donde vive su esposa brasileña. Pero dos días después volvió a la Argentina. Esta vez puso como dirección de referencia la calle Jorge Luis Borges 961, en Palermo.

Un mes después abordó en Ezeiza un vuelo de Air Europa rumbo a España y regresó a Buenos Aires 26 días después. En la Navidad de 2017 voló a Bolivia, pasó las Fiestas allí y retornó el 7 de enero pasado. Otra vez fijó domicilio en la calle Borges. En febrero salió del país desde Salvador Mazza hacia Bolivia y regresó a la Argentina dos meses después desde Brasil, vía Foz do Iguazú, en un vehículo particular. Casi enseguida hizo el camino inverso: decoló hacia Brasil en un vuelo de Aerolíneas y volvió, dos meses después, vía Salta. Esa vez suscribió en el acta migratoria que iría a un domicilio en Corrientes al 1500.

En junio de este año hubo otro nuevo viaje corto a Colonia, con retorno e inmediata partida a Bolivia. Y un regreso desde ese país, vía Ezeiza. Esta vez, Piva fijó como dirección de referencia un domicilio en la avenida Rivadavia 3520, en Almagro. El mes pasado se produjo el último viaje legalmente registrado de Piva: a Montevideo.

Desde entonces se presume que no se alejó del departamen­to que alquilaba, en Lavalleja 122, en Villa Crespo. Hasta que el 12 de este mes fue a una reunión en Zárate y desapareci­ó.

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Enlace crítico El cuerpo de Vittorio Piva fue encontrado entre pastizales, en Zárate

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