Humano-máquina: el peligro de la burbuja
Spotify apareció en escena como el último tiro de la industria musical justo antes de morder el polvo. Un tiro certero. De su mano, y por primera en vez en plena era de internet, aparecieron los billetes que estaban escaseando desde hacía años. A partir de ahí se acomodaron las fichas en el casillero. Como señala la periodista especializada en economía del streaming en la industria musical Liz Pelly en su artículo para The Baffler, Spotify se diferencia de sus principales competidores (Apple Music y Amazon Music) por su caballito de batalla: el algoritmo.
“El valor de Spotify es más efímero. Su valor reside en sus ‘productos’ algorítmicos de descubrimiento musical y su capacidad para hacer que toda la industria musical se ajuste a los nuevos estándares que establece”, escribe Pelly. Lo que más sorprende a Pelly es la cantidad de datos “sin precedente” que recoge Spotify de la actividad de sus usuarios. Y asegura que las playlists son las reinas de este juego, particularmente las que son elaboradas por los editores de la plataforma. “Se implementa una cantidad de datos sin precedente (‘tasas de omisión’ y ‘tasas de finalización’ determinan si una canción sobrevive) y ‘tecnología de humano-máquina’ para cuantificar tus gustos. Esto es lo que se esconde detrás de la ‘magia’ de Spotify”, dice Pelly.
El algoritmo conoce demasiado al usuario. Tanto que puede terminar influyendo en su gusto musical o, lo que sería peor aún, cercenándolo. Cualquiera que pase un día entero escuchando un solo disco o un solo género en Spotify al día siguiente se va a encontrar con una oferta de sugerencias de artistas y canciones similares. Lo mismo va a pasar con las listas de descubrimiento. La plataforma, para brindarle la experiencia más placentera posible al usuario, va a ofrecerle dosis justas de cócteles personalizados y probados.
“Los usuarios obtienen recomendaciones sobre la base de sus gustos”, explicó un vocero de Spotify a la nacion, y aclaró: “Pero también puede acceder a las más de 4500 playlists creadas por el equipo de más de 100 editores, que tiene en cuenta todo tipo de géneros”.
La periodista Liz Pelly apunta en este sentido que Spotify “adora las playlists ‘chill’”, a las que define como “la destilación más pura de su ambición de convertir toda la música en un fondo emocional”.