Kurt Vile y su viaje a las profundidades de la psiquis
Kurt Vile sí que sabe aprovechar bien el tiempo. A los 38 años ya lleva grabados nada menos que siete discos como solista. Pero también formalizó el año pasado una virtuosa reunión con la australiana Courtney Barnett patentada en Lotta Sea Lice, un catálogo ejemplar de rock alternativo. Y antes fundó con un viejo amigo, Adam Granduciel, The War on Drugs, proyecto donde la manía distorsiva de Sonic Youth congenió inesperadamente con la destreza melódica y la profundidad lírica de Bob Dylan. Bastante para un inequívoco emergente de la clase trabajadora de Filadelfia que se ganó la vida un buen tiempo operando un montacargas, pero, eso sí, sin resignar nunca espacio para aprender a dominar a piacere la guitarra eléctrica, con Stephen Malkmus y Lou Reed como principales referencias.
Bottle it In busca perfeccionar ese rumbo, aun cuando su esquema de producción fue bastante anárquico: las trece canciones de este disco inusualmente extenso para la época (una hora y dieciocho minutos) fueron grabadas en diferentes ciudades de los Estados Unidos, en los descansos de las giras que llevó adelante este músico voluntarista y andariego en ese período. Aun así, el resultado es sólido y cohesionado.
Las letras de Vile suelen ser simples pero ingeniosas, apoyadas ahora en anécdotas familiares y amistosas, historias prototípicas de viajero y alguna confesión intimista como la de “Mutinies”, un tema de clima introspectivo donde Kim Gordon (Sonic Youth explícito) aporta una guitarra acústica alterada por efectos que lo terminan volviendo narcótico. Gordon no es la única invitada: también aparecen Stella Mozgawa, baterista de Warpaint; Cass McCombs, y Mary Lattimore, arpista de formación clásica y vocación aventurera que también trabajó con Thurston Moore.
Alejado de cálculos y convenciones, Vile incluyó en su nuevo disco dos tracks que supera n los diez minutos y uno de 9 minutos y 46 segundos, ti tu l ad o“Bassackwards” y atravesado por dilemas existenciales y pespuntes psicodélicos. El melenudo Kurt apela al estilo recitativo para perderse en una divagación sobre las consecuencias de una psiquis perturbada. “Soy una persona hipersensible, me afecta mucho cada estímulo que recibo, mi cerebro suele funcionar de manera dispersa”, confesó Vile a la prensa inglesa, como para dejar más claras las cosas.
Para un artista tan acostumbrado al movimiento (uno de los asuntos que más le ha costado acomodar últimamente es la convivencia de los tours permanentes con las rutinas obligadas de su pareja y sus dos pequeños hijos), entregarse al menos por un rato a la reflexión interior empezó a manifestarse como necesidad terapéutica. El viaje hacia adentro de Bottle it In probablemente no haya sido estrictamente placentero, claro. Pero seguro que valdrá la pena para él. Y ni hablar para los que se animen a acompañarlo.