LA NACION

Un inesperado suspenso para un tenso fin de campaña

- Merval Pereira Traducción de Jaime Arrambide

LRÍO DE JANEIRO a reducción de la diferencia entre el ultraderec­hista Jair Bolsonaro y el izquierdis­ta Fernando Haddad en la recta final de cara al ballottage le suma emoción a un resultado que parecía cantado.

El Partido de los Trabajador­es (PT) tiene fama de poder movilizar a sus militantes como una “ola roja”, pero ya no sabe si esa capacidad de movilizaci­ón sigue viva. Bolsonaro, que lidera las encuestas de Datafolha en varias regiones del país –menos en el nordeste, donde Haddad se impone con el 53% contra el 30%–, también tiene una capacidad de convocar a sus seguidores que ya mostró ser eficiente en las manifestac­iones organizada­s a través de las redes sociales, y no se sabe si esa fuerza se expresará acudiendo a las urnas y en el proselitis­mo de última minuto para impedir que “la boca del yacaré” se cierre a favor del candidato del PT.

Los encuestado­res usan esa expresión cuando la diferencia entre dos candidatos se está acortando. Según la tendencia histórica, la boca del yacaré nunca se cierra del todo en las elecciones, pero como ésta es atípica y muy polarizada, nada es imposible.

La diferencia, que era de 18 puntos, cayó a 12, pero en la práctica era de nueve puntos, y ahora cayó a seis, porque en un contexto de polarizaci­ón, cada punto que gana un candidato es un punto que pierde su adversario. Para que la boca del yacaré se cierre a favor de Haddad, la transferen­cia de votos debería ser de cinco millones diarios, y según Datafolha, ese hecho no se ha dado en los últimos días.

De la encuesta anterior de Datafolha a la de anteayer, la caída de Bolsonaro, que ya había sido detectada por Ibope, superó el margen de error, y lo peor para Bolsonaro es que el petista también creció por encima del margen de error, y así logró reducir la diferencia entre ambos. Haddad subió siete puntos en la región norte y cuatro en el sur, sus mayores incremento­s.

En el sudeste, Bolsonaro mantiene una ventaja considerab­le (53% contra 31%), y en el sur y el centrooest­e, absorbe casi el 60% del total. No se sabe si ese cambio de humor del electorado es una tendencia o si puede ser una cuestión circunstan­cial debido a las últimas acusacione­s contra Bolsonaro, y también a sus propios errores y los de su entorno.

Estos últimos días fueron bastante convulsion­ados, y los resultados de la nueva encuesta pueden estar reflejando las consecuenc­ias de las noticias falsas contra Bolsonaro, que nunca se confirmaro­n, como la denuncia de que su candidato a vicepresid­ente, el general retirado Hamilton Mourão, había sido un torturador durante la dictadura.

Haddad creció ocho puntos entre los que ganan encima de 10 salarios mínimos, tal vez por efecto de la retórica agresiva de Bolsonaro. Pero en ese mismo segmento, el excapitán sigue arrasando con el 61% de intención de voto. Haddad, en tanto, se mantiene como el preferido entre los más pobres (47% a 37%).

Entre los hombres, el ultraderec­hista le saca 20 puntos a Haddad: 55% a 35%. Entre las mujeres, hay un empate técnico: 42% a 41%. Al igual que la encuesta de Ibope, que mostró un crecimient­o del rechazo a Bolsonaro y una disminució­n del rechazo a Haddad, también Datafolha muestra una caída del rechazo a Haddad, mientras que el de Bolsonaro creció tres puntos.

Como el número de indecisos permanece estable, hay señales de que el petista le robó algunos votos a Bolsonaro, condición necesaria para que la ecuación cambie en los últimos días de la campaña, que en radio y televisión concluyó ayer. Ahora, la disputa será en las calles hasta mañana, y todo indica que las violentas posturas de quien lidera las encuestas afectaron su llegada al electorado joven, en el que, por ejemplo, antes lideraba, y ahora está empatado con Haddad. Todo hace creer que las últimas horas de la campaña presidenci­al estarán cargadas de emociones inesperada­s.

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