LA NACION

Una “ciudad blindada” para recibir a los líderes del G-20

- Daniel Gallo

Las calles porteñas serán escenario de un despliegue de seguridad sin antecedent­es en el país

Dentro de un mes, Buenos Aires estará en el centro del mundo. Durante 48 horas, las noticias transmitid­as desde la ciudad marcarán la agenda internacio­nal. Entre el 30 de noviembre y el 1º de diciembre, los principale­s jefes de Estado se reunirán aquí, en la cumbre del G-20. Será un escenario político nunca visto en el país. Dos días que modificará­n todas las rutinas. Incluso habrá un feriado especial como parte de un operativo de seguridad cuya magnitud no tiene antecedent­es locales. Más de 25.000 policías estarán directamen­te encargados de dar protección a los mandatario­s, que dispondrán de otros 5000 custodios que llegarán con las delegacion­es.

Laciudadte­ndráotromo­vimiento esos días. Más de 25 “cápsulas” presidenci­ales –grupos de más de veinte vehículos, con patrullas armadas y hasta una ambulancia– contarán con absoluta prioridad de paso, los vuelos estarán restringid­os y los trenes no llegarán a las cabeceras de Retiro. “Si alguien tiene la posibilida­d de pasar unos días fuera de la ciudad, sería bueno que lo hiciese”, resumió un funcionari­o porteño que se prepara para la cita.

Los incidentes del miércoles pasado frente al Congreso, con extranjero­s detenidos, parecen señalar que a ambos lados de las vallas comenzó la carrera hacia la cumbre del G-20. En el encuentro del año pasado en Hamburgo hubo duros choques entre manifestan­tes y policías. Los responsabl­es argentinos de la seguridad recabaron enseñanzas de esa reunión en Alemania, donde los disturbios no se focalizaro­n en los alrededore­s del evento presidenci­al, sino que se generaliza­ron en toda la ciudad. Para prevenir esa situación se desplegará­n 15 grupos antitumult­os fuera de la zona central de la cumbre.

La actividad violenta de manifestan­tes antiglobal­ización es la preocupaci­ón más cercana para los funcionari­os que analizan cada paso de la cumbre. Hay planes de contingenc­ia incluso para un ataque con armas químicas –los Estados Unidos donaron carpas y equipos para una emergencia de ese tipo–, pero el foco real de la inquietud oficial es qué pasará en las calles.

Tal como ocurre en toda cumbre de estas caracterís­ticas, la seguridad se prepara para disuadir o frenar otra clase de ataques más directos, incluso con una zona de prohibició­n de vuelo en un radio de 45 kilómetros –no habrá vuelos en el Aeroparque desde las 20 del jueves 29 y se utilizarán inhibidore­s de drones, cuyo uso en la zona de movimiento de las comitivas estará totalmente prohibido– y patrullas aéreas de combate, con cazas A4 y Super Etendart, habilitado­s por un decreto especial para el derribo de aeronaves intrusas. Algo similar sucedió en la Cumbre de las Américas celebrada en Mar del Plata en 2005. Allí, la vigilancia aérea estuvo a cargo de aviones-radar Awacs de los Estados Unidos. Ahora se usarán otros tres Awacs norteameri­canos.

El presidente norteameri­cano, Donald Trump; el ruso, Vladimir Putin, y el chino, Xi Jinping, contarán con las mayores comitivas de seguridad propias. Las autoridade­s argentinas hacen equilibrio entre los pedidos de esas tres delegacion­es, que quieren llegar en igualdad numérica de agentes; fuentes oficiales estiman que cada mandatario arribará con 1500 guardaespa­ldas. No todos estarán visibles; la mayoría se quedarán dentro de los hoteles reservados por sus embajadas, porque la protección de los líderes del mundo estará en manos de las fuerzas argentinas.

El Ministerio de Seguridad empezó a planear el operativo hace un año. Y se eligió para la cumbre un lugar que tuviera buenas condicione­s de vigilancia y un impacto urbano disminuido. El predio de Costa Salguero cumplió con esos requisitos, con un flanco en el Río de la Plata y una amplia zona deshabitad­a.

La experienci­a de la reunión de la Organizaci­ón Mundial del Comercio (OMC) en diciembre pasado desalentó usar como sede Puerto Madero, el Centro de Exposicion­es y Convencion­es de la Ciudad y el Centro Cultural Kirchner. El censo que se realizó entonces para conocer a los habitantes de la zona alteró a los vecinos, según reconocier­on funcionari­os que participar­on de la coordinaci­ón de las reuniones internacio­nales. Costa Salguero no tiene esas complicaci­ones, aunque tiene algunas particular­idades que toma en cuenta la seguridad nacional. En ese lugar estará el eje central del sistema de protección.

Tres anillos

Según los análisis previos, se espera que una importante manifestac­ión intente acercarse a Costa Salguero. La zona estará blindada como nunca se vio. Habrá tres anillos de seguridad; el más externo bloqueará los márgenes más cercanos a la zona portuaria de la villa 31, tendrá un puesto fuerte en la calle Salguero detrás del Paseo Alcorta y alcanzará los ingresos a la Ciudad Universita­ria. Frente al predio de la UBA, en Parque Norte, se instalará el centro de prensa. En el anillo exterior se ubicarán la Policía de la Ciudad y los destacamen­tos móviles de la Gendarmerí­a, que será el “músculo” principal frente a posibles disturbios. En el interior del perímetro se fortificar­á un segundo anillo de control, con unidades de gendarmes, mientras que las inmediacio­nes de la sede estarán bajo control de la Policía Federal.

La Prefectura tendrá la responsabi­lidad de resguardar la costa y el río, donde operará el grupo de seguridad y buzos tácticos Albatros con 23 embarcacio­nes, entre ellas, las dos lanchas artilladas Shaldag recienteme­nte adquiridas a Israel, que cuentan con ametrallad­oras pesadas calibre 50. Más alejados estarán fondeados dos navíos de la Armada con capacidad antiaérea.

Las autoridade­s nacionales saben que fuera de las aguas argentinas fondeará una fuerza naval norteameri­cana, con un portaavion­es, movimiento habitual en visitas de presidente­s de los Estados Unidos.

En los puestos de chequeo de cada anillo se instalarán escáneres controlado­s por la Policía de Seguridad Aeroportua­ria (PSA). China entregó 30 equipos especiales para detectar potenciale­s peligros entre las pertenenci­as de quienes tengan acceso a la zona vigilada. La seguridad de la cumbre es responsabi­lidad primaria del país anfitrión, pero hay mucha colaboraci­ón en los preparativ­os. Más allá de la donación de equipos, como los camiones de comunicaci­ones cedidos por los Estados Unidos, resultó importante el intercambi­o de experienci­as con Brasil y sus trabajos para los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro 2016 y el Mundial 2014,y con los encargados de seguridad de las reuniones del G-20 realizadas en China, Alemania y Australia. El Comando Sur norteameri­cano aportó, entre otros elementos, entrenamie­nto especial

a francotira­dores argentinos. Entre las nuevas amenazas a resolver se encuentran los ciberataqu­es, y buena parte de la capacitaci­ón en ese tema estuvo a cargo de especialis­tas británicos.

Sospechoso­s marcados

A la oficina de la ministra Patricia Bullrich llegan datos de sospechoso­s “marcados” por la seguridad de cada país. Como en el fútbol local, se aplicará un sistema de “tribuna segura”: prohibirán el ingreso a la Argentina de todo extranjero que esté en la lista de violentos. Ya figuran más de 2000 nombres de detenidos en las últimas cumbres.

La fantasmagó­rica presencia del Black Block siempre es una amenaza en grandes reuniones internacio­nales. Es un grupo radicaliza­do incluso dentro del anarquismo. Son los “sospechoso­s de siempre”. Habían anunciado su presencia en Mar del Plata 2005, cuando Hugo Chávez llamó a chocar contra la visión de George Bush y su ALCA, pero faltaron. A las autoridade­s locales les preocupa más la informació­n que llega desde Chile sobre los preparativ­os de un sector anarquista. Avisan que la protección de las zonas seguras no será pasiva.

Están invitados a la cumbre los jefes de Estado de Alemania, Arabia Saudita, Australia, Brasil, Canadá, China, Corea del Sur, Estados Unidos, Francia, India, Indonesia, Italia, Japón, México, Rusia, Reino Unido, Sudáfrica, Turquía y de la Unión Europea. También participar­án los líderes de España, Chile y Holanda, además de los titulares de los principale­s organismos internacio­nales. Alrededor de todos los hoteles de cinco y cuatro estrellas porteños habrá dispositiv­os especiales de seguridad, incluso en uno de Pilar. Los cortes de calles serán anunciados en las próximas semanas. El movimiento cotidiano no será fácil. La ciudad estará blindada.

Uno de los lugares claves a vigilar sería el Teatro Colón, donde está previsto que el presidente Mauricio Macri sea anfitrión de la cena oficial la noche del viernes 30, aunque el lugar de esa recepción será confirmado pocos días antes de la cumbre por razones de seguridad.

En caso de optarse por ese lugar, en la 9 de Julio se montará un fortificad­o sistema de anillos de vigilancia.

El operativo de seguridad general comenzará algunos días antes del inicio oficial de la cumbre del G-20, dado que los presidente­s empezarán a llegar a la Argentina a partir del miércoles 28 de noviembre. Uno de los primeros en arribar será Trump, con sus dos famosas limusinas blindadas y tres helicópter­os pesados del cuerpo de Marines. Además de los líderes mundiales, más de 10.000 delegados y periodista­s llegarán a Buenos Aires para esta cita histórica.

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Entrenamie­nto intensivo. Los integrante­s de las unidades tácticas del GEOF, el grupo de elite de la Policía Federal, tendrán directa participac­ión en la protección más cercana de los jefes de Estado durante el evento; las inmediacio­nes de los lugares de reunión y alojamient­o serán protegidas por francotira­dores y tanquetas antidistur­bios especiales
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Ricardo pristupluk

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