LA NACION

Los cambios de Biaggio y la decisión de terminar casi sin delanteros

- Christian Leblebidji­an

Hace tiempo que la lupa está puesta sobre el trabajo de Claudio Biaggio. incluso el propio entrenador había reconocido hace una semana que “siempre estaba en observació­n” y que cada cosa que hacía o decía tenía repercusió­n. El clásico con Racing le llegó justo en la previa del único objetivo directo que le queda a San Lorenzo en el semestre: la Copa Argentina. El partido con Temperley marcará el pulso, en medio de un contexto de disconform­idad de los hinchas y dirigentes en cuanto al juego del equipo.

El partido fue vibrante, al punto que pasó de ser uno de los mejores primeros tiempos del Ciclón desde que está el Pampa (seis situacione­s de riesgo para San Lorenzo contra dos de la Academia), con velocidad para las transicion­es de defensa-ataque y mejores toma de decisiones que ejecucione­s (generó chances muy claras, pero le faltó la puntada final para irse en ventaja por una diferencia mayor) a sucumbir en apenas 16 segundos, con ese gol de Licha López que golpeó tanto anímica como futbolísti­camente al visitante.

Biaggio arrancó con un sistema 4-4-2 que estuvo apoyado, sobre todo, en los rendimient­os de Mouche y Reniero, un delantero que no es muy valorado pero que siempre se adapta a los contextos y roles que el equipo necesita de él. El DT se vio obligado a reemplazar­lo por una sobrecarga muscular y el ingreso de Berterame le quitó tanto peso ofensivo como posibilida­d de descarga hacia adelante.

Quizás falló en la salida de Mouche. Si una de las virtudes del Ciclón había sido el cambio de ritmo y velocidad para contraatac­ar, sin el wing se quedaba no solo sin delanteros que ataquen ese espacio, sino tampoco sin futbolista­s que sirvan de descarga y aguanten una pelota en campo rival para bajarle el ritmo a un partido que tenía muy envalenton­ado a Racing. Del 4-4-2 pasó el 3-4-2-1 con los ingresos de Belluschi por Mouche y de Ariel Rojas por el lateral Pereyra (también lesionado): navarro; Ferrari, Gonzalo Rodríguez y Senesi; Gudiño, Mussis, Belluschi y Alexis Castro; Moyano y Ariel Rojas; Berterame.

Al minuto de esas modificaci­ones vino el gol de Pol Fernández. Y el desborde del Ciclón, que pasó de ser amplio dominador del primer tiempo a verse superado en situacione­s de riesgo por 7-0 en la segunda etapa. A quince minutos del final, Biaggio reacomodó el equipo al 4-4-1-1 con Alexis Castro de lateral izquierdo. Más adelante, Gudiño, Moyano, Mussis y Rojas; Belluschi más suelto y Berterame de punta. Pero el equipo siguió desbordado y solo pudo ganar alguna falta para un tiro libre. Más cantidad de volantes no fue sinónimo de manejo del balón.

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