LA NACION

La Dolfina se sacó una espina para alentar el sueño de la Triple Corona

Superó por 11 a 8 a las monjitas y el próximo sábado definirá el abierto de hurlingham frente a ellerstina, en el clásico moderno

- Gonzalo Capozzolo

La Dolfina se sacó la espina del año pasado y regresa a la final de Hurlingham. Fue una alegría doble para el conjunto de Cañuelas porque va en busca del torneo que no pudo ganar en las últimas dos temporadas y también porque venció a su verdugo del año pasado. Si bien se enfrentó con Las Monjitas y no con Alegría, lo cierto es que tres de los cuatro rivales eran los mismos. En un partido cerrado y de pareja intesidad, La Dolfina dominó las acciones y con oficio se llevó el partido por 11-8. Así, mantiene intacta la chance de lograr una nueva Triple Corona.

“Esta instancia siempre nos complicó y no lo digo solo por lo que pasó con Alegría el año pasado. Recuerdo partidos contra El Paraíso y La Aguada, que eran equipos en teoría más chicos por el handicap y al final nos terminaba costando mucho”, explicó Pablo Mac Donough sobre las semifinale­s del Abierto de Hurlingham.

Alegría había sido el año pasado el único equipo que le pudo ganar en una temporada fantástica de La Dolfina, justamente en las semifinale­s de Hurlingham. Con otro nombre y con Santiago Toccalino en lugar del canadiense Freddie Mannix pero con Facundo Sola, Hilario Ulloa y Guillermo Caset (h), la sensación era inevitable­mente de revancha. “Supimos aprender de la derrota del año pasado y queríamos volver a estar acá. No sé si llamarlo revancha pero lo que pasó nos molestó y fue bueno para lo que vino después, donde encaramos Palermo con otras ganas, pero tampoco queríamos que este año la historia se repitiera”, sostuvo Mac Donough. “Quedó la espina pero no es una revancha. Lo importante es ganar y este equipo está para eso”, añadió, sintético, Adolfo Cambiaso.

La victoria de La Dolfina no estuvo nunca en duda. Sin lucirse, pero con el aplomo de quien está acostumbra­do a jugar estos partidos, los de Cañuelas sacaron una ventaja de tres goles en el primer chukker que terminó siendo irremontab­le. Quizás el mejor momento para Las Monjitas fue el quinto chukker, donde anotó tres goles y se llegó a poner a dos, pero La Dolfina estiró ventajas una vez más en el sexto. La diferencia estuvo en la eficacia. Mientras el ganador anotó las que tuvo, su rival dejó pasar varias chances claras. “Tiramos muchas veces, no pudimos meterla y eso nos pasó factura al final. Yo erré el primer gol del partido estando solo y pasamos de estar 1-0 a 0-3 a los tres minutos”, se lamentó Hilario Ulloa. Las Monjitas no convirtió en tres de los siete chukkers. Del lado de La Dolfina, a diferencia de otras veces donde depende de una de sus figuras, esta vez lo mejor fue el juego en equipo.

Después de ganar Hurlingham de 2011 a 2015, esta formación de La Dolfina perdió la final de 2016 y las semifinale­s del año pasado, algo que no deja de sorprender. “Creo que este Abierto es igual de difícil que los demás. Lo que pasa es que una vez que ganas Tortugas entrás con una actitud diferente, aunque tampoco la llamaría relajación”, comentó David Stirling. Para el coach Milo Fernández Araujo mucho tiene que ver la caballada: “lo que pasa es que en Hurlingham entran las yeguas buenas que están sin ritmo y más pesadas y las cosas a veces no salen como queremos”. La continuida­d de Fernández Araujo, que transita su sexto año como DT de La Dolfina y dijo en una entrevista a la nacion que se irá a fin de año es una de las razones que motiva sus dirigidos para ir en busca de la Triple Corona.

Aunque conformes por el rendimient­o exhibido, del lado de Las Monjitas la actualidad no es la ideal. La decisión del trío SolaUlloa-Caset de dejar Alegría y asociarse con el patrón Camilo Bautista tuvo como objetivo lograr una organizaci­ón más competitiv­a para ir en busca de un campeonato. El año pasado con Alegría estuvieron cerca pero en este quedaron eliminados las dos veces en semifinale­s. “La sensación es agridulce pero viendo como jugamos y como funcionamo­s creo que estamos en el camino correcto”, sintetizó Ulloa.

La semifinal de Hurlingham fue el filtro que el año pasado La Dolfina no pudo pasar y fue la única mancha de un año casi perfecto. Segurament­e su cuarteto estará ahora más tranquilo sabiendo que tiene por delante la prueba más difícil, el clásico con Ellerstina. “Tenemos que jugar nuestro juego porque dependemos bastante de nosotros y de nuestro funcionami­ento”, concluyó, preciso como en la cancha, Cambiaso.

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S. llamera la felicidad de Cambiaso, junto con pablo Mac donough

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