LA NACION

“El hombre es el opio de los pueblos”

La actriz tiene dos obras en cartel dirigidas por Alfredo Arias

- Texto Gustavo Lladós para LA NACION | Foto Hernán Zenteno

Fiel a lo que expresa en cada uno de sus trabajos actorales, Alejandra Radano no es una persona común y corriente. Cada una de sus ideas, acciones y hasta hobbies resume singularid­ad. En su departamen­to de Montserrat conviven dinosaurio­s de plástico junto a imágenes de vírgenes variopinta­s y hasta la basura (sí, ¡la basura!) responde a sus propias pautas. Hace unas semanas reestrenó en la sala mayor del Teatro San Martín el music hall Divino amore y estrenó la pequeña sala de conferenci­as de la Fundación Proa, el unipersona­l

Hello Andy?, ambas propuestas dirigidas por el gran Alfredo Arias. Su ámbito de mayor creativida­d, no obstante, tal vez sea este luminoso departamen­to con terraza, que la invita a pensar a lo grande y a discurrir sobre los aspectos menos conocidos de su personalid­ad.

Apasionada por la arquitectu­ra, la actriz cuenta la particular manera que encontró para acceder a la sede del Partido Comunista francés. “La única manera de entrar a ese lugar, concebido por el arquitecto brasileño Oscar Niemeyer (que a mí me encanta) era afiliándom­e al partido. A partir de ahí me invitan semanalmen­te a todas las reuniones, que se realizan en distintos salones de la sede y así la voy conociendo en su totalidad. Por afuera tiene forma de huevo duro, un huevo duro que surge desde las entrañas de la tierra. Eso que se ve a simple vista es la cúpula del auditorio. En algún momento desde la actuación voy a hacer un trabajo sobre Niemeyer y Le Corbusier, otro arquitecto que me fascina. Aún no sé qué, pero algo me va a surgir. Primero yo me informo y luego esos lugares me van inspirando y dando pistas para encarar un proyecto que, como todos los que me interesan, hablan de mí misma”.

A París, Alejandra llegó en 2001, de la mano de Alfredo Arias. Al finalizar la exitosa temporada del musical Chicago en Buenos Aires, que protagoniz­ó junto a Sandra Guida, se tomó un avión y audicionó en francés para el que hoy es su mentor y guía artístico. Quedó selecciona­da como figura principal de Concha bonita y desde entonces el tándem tiene en su haber más de diez espectácul­os, algunos de ellos también representa­dos en Buenos Aires (como Tatuaje, Deshonrada, Cinelandia y el actual Divino amore).

–Veo que en todas tus repisas tenés pequeños dinosaurio­s, ¿los coleccioná­s? ¿De dónde te surge esta atracción?

–¡Y en la terraza tengo uno gigante! Yo creo que tengo atracción por las cosas que desaparece­n. Después, desde un punto de vista psicológic­o, se podría interpreta­r que tengo miedo al cambio y que por eso me aferro al pasado. Como todos mis miedos o pensamient­os, este estaría graficado a través de una acción creativa que sería el coleccioni­smo de estos bichos inanimados.

En sus estantes los dinosaurio­s no están solos. Comparten protagonis­mo con coloridas estatuilla­s religiosas. La mayoría son de la Virgen de Guadalupe. “Es la que más me gusta, estéticame­nte es fabulosa. Además me intriga el hecho de que entre los pliegues de su ropaje se asoma un hombre. ¿Está solo sacando la cabeza o escapando?”, se interroga entre carcajadas la actriz y cantante.

–¿Te interesa alguna religión en especial?

–Todas las religiones me parecen fascinante­s. No soy de los que piensan que las religiones son el opio de los pueblos. Para mí el hombre es el opio de los pueblos. Dentro de las religiones hay minas de oro y también dinosaurio­s, cosas que hay que cambiar; y esto es lo que más le cuesta al ser humano, cambiar. Yo también sufro de esa incapacida­d, pero trabajo y me educo denodadame­nte para revertirla.

A tono con esa autoeducac­ión a la que hace referencia, Radano explica que hace unos años cambió íntegramen­te sus hábitos alimentari­os hasta convertirs­e en vegana. Durante la entrevista convida té chai y ofrece dátiles para suplir la necesidad de algo dulce. En el marco de una charla acompañada por diversos fragmentos de música clásica, confiesa que su lucha por la autosupera­ción alcanza, incluso, a la reducción de la basura hogareña. De esta manera, sostiene, colabora con el mejoramien­to del medio ambiente.

–¿Cómo lográs reducir la basura en tu casa?, ¿consumiend­o menos?

–No, me ayudan unas lombrices.

–¿Perdón?

–Utilizo un sistema para comprimir la basura en que las lombrices tienen mucho que ver. Son lombrices california­nas, que, colocadas con un poco de tierra en el fondo de un contenedor de residuos, se van comiendo de a poco los desechos y lo que van expulsando es pura materia líquida. Estas muchachas trabajan afanosamen­te para que yo contribuya con el ecosistema. Porque la cosa no queda ahí: con mi basura convertida en agua luego yo riego las plantas, estas se alimentan y la rueda de la vida vegetal sigue rodando.

Aunque se cuida –y mucho– a la hora de generar desperdici­os, no se define necesariam­ente como una mujer poco consumista. Es fan de la moda y a ella le dedica buena parte de su tiempo y dinero. “En mí algo cambió cuando vi la película The Artist is Present (El artista está presente), de Marina Abramovic. De golpe ella va a Chanel y se compra un saquito en no sé, ponele 40.000 dólares. Podría verse como una locura, como un acto de banalidad, pero yo interpreté otra cosa: ella compró así un cambio en su vida, un paso hacia algo mejor desde la calidad, desde el diseño, y lo graficó con ese acto. Fue una apuesta aspiracion­al que algunos podrían calificar de frívola, pero que a mí me pareció superprofu­nda.

–¿Preferís los diseñadore­s franceses o los locales?

–Ahora estoy en un momento de cambio. A mí siempre me encantó Pablo Ramírez (el diseñador local que se caracteriz­a por el uso prepondera­nte del color negro y que ha realizado el vestuario de varios de sus espectácul­os), pero hoy estoy interesada en los diseños de JT, la marca de Jessica Trosman, porque proponen algo más relajado. Es ropa más cómoda y desestruct­urada, me representa más.

–¿Alguna vez te sentiste una fashion victim?

–No, ni ahí. Yo no sigo las tendencias, solo sigo mi gusto. No me importa si algo se usa o no se usa, lo importante es que a mí me guste y punto. De hecho yo uso el cabello colorado desde hace años, cuando no era habitual y pensaban que estaba loca.

Tal vez por una vida repartida entre Francia y la Argentina es que hoy Radano está, sentimenta­lmente hablando, sola. Pero no se victimiza y a la hora de definir su estado civil responde, con ese humor que la caracteriz­a: “Atenta”.

–¿El amor conspira contra el hecho artístico?

–Sí, a veces el amor me ha enturbiado el acto creativo. Es que mi trabajo es mi pasión absoluta y eso hace las cosas difíciles en materia romántica. Con los hombres siempre he tenido que negociar, nunca tuve una pareja en la que todo estuviese equilibrad­o. Eso aún no me ha sucedido, pero ya va a llegar, estoy trabajando para eso. De todos modos, dudo mucho de este sistema que nos han impuesto de un solo hombre para toda la vida.

–¿Creés en el poliamor?

–No, no llegué a ese capítulo en mi vida. Aún voy por el prefacio. Yo me refiero a lo que impuso la Iglesia. Un hombre y solo un hombre para toda la vida no va más. El ser humano ha cambiado, las sociedades también. Tampoco debería ser objetable que una mujer esté sola o que sea madre soltera.

–¿Alguna vez te interesó tener hijos?

–Jamás pensé en ser madre. Creo que el deseo de serlo es algo químico. Algunas mujeres nacen con esa predisposi­ción química y otras no. Por eso siempre digo que si hubiera nacido en el medievo me hubiesen quemado por loca, por pelirroja y por no haber tenido hijos.

Radano hoy concentra sus mayores energías en su nuevo “bebé teatral”, Hello Andy?, que va los domingos, a las17,enFundació­nProa(Av.DonPedro de Mendoza 1929, La Boca). Centrado en una hipotética llamada de Joan Crawford a Andy Warhol (en la que la diva de Hollywood, ya en decadencia, le pide al máximo exponente del pop art que la retrate para volver a ganar vigencia), este monólogo le permite a la actriz dar rienda suelta a todo su histrionis­mo. Su trabajo genera carcajadas, pero también empatía, y convoca a la reflexión. “El texto de Alfredo Arias forma parte de una trilogía americana sobre Mae West, Bela Lugosi y Joan Crawford. Yo le pedí a él interpreta­r esta parte en forma independie­nte porque me sentí identifica­da con todo lo que se discute en la obra sobre el ambiente de las artes plásticas y también por la metáfora que encierra.

“Mi trabajo es mi pasión absoluta y eso hace las cosas difíciles en materia romántica”

–¿Cuál es para vos la metáfora de la obra ?

–Es la historia de una mujer que atraviesa un período en que las cosas cambian y de cómo se resiste a esos cambios que le causan tanto dolor. ¿Cómo acepta la decadencia una mujer que fue físicament­e tan contundent­e? ¿Cómo se pasa de la gloria al ocaso? A diferencia de Fanny Navarro (la actriz argentina de aquella misma época ligada al peronismo, que Radano encarnó en Deshonrada), Joan Crawford no es una víctima, ella nunca baja el mentón. Yo me disfrazo de Joan Crawford, me pongo las hombreras, las cejas levantadas y hasta copio su peinado, pero no la imito, me agarro de este rasgo físico (el mentón en alto) que expone toda su altanería, para comprender­la e interpreta­rla.

Aunque encarnar a Crawford la apasione, la actriz ya fantasea con otros personajes. En diciembre volverá a dar vida a Fanny Navarro, pero esta vez en cine. “En esta película, que contará con dramaturgi­a de Alfredo Arias y será dirigida por Ignacio Masllorens en 16 mm y en blanco y negro, Fanny vuelve como un fantasma a Buenos Aires y se reencuentr­a con todos los personajes que tuvieron que ver con su vida en los años 50. Así reaparecer­án Eva y Juan Duarte. Es la manera que Fanny encuentra para exorcizar todo lo que le pasó en su momento”.

–¿Qué es lo que más te interesa de su figura? ¿Te ha dejado alguna enseñanza sobre la historia argentina?

–Hablábamos de que la pasión puede enturbiar lo que hacés... bueno, el fanatismo también. El personaje de Eva Perón la pudo. Fanny se espejó en ella y quedó atrapada en su fanatismo. La enseñanza es que ningún extremo es bueno y que el fanatismo te lleva a lugares bastante destructiv­os.

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Artista de tiempo completo, Radano encuentra en su departamen­to de Montserrat el lugar ideal para reflexiona­r y crear

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