Ileana Cabra: una voz con historia para la canción de América Latina –¿Es cierto que de niña imitabas a cantantes famosas? –Después de tu primer álbum, ¿te sentís más afianzada como solista?
La ex-Calle 13 luce en gran forma como solista y con nuevo simple, “Odio”
Parecen siglas, todas las letras en mayúscula: ILE. Pero se trata, simplemente, del apócope de un nombre, el de Ileana Mercedes Cabra Joglar, la hermana de Residente y Visitante; como ellos, portorriqueña y exintegrante de Calle 13. ILE acaba de lanzar una canción, “Odio”, que formará parte de su segundo disco solista, a editarse el año que viene. Y este anticipo la vuelve a poner en el foco artístico mundial (o, al menos, latinoamericano) desde su Puerto Rico natal, desde donde se predispone a hablar.
Si la música de su anterior y muy famosa banda se caracterizaba por la impronta contestataria y urbana, el primer álbum en solitario de ILE (su seudónimo era PG-13) la ubicó en 2016 en otro espacio artístico, más ligado a los sonidos autóctonos de su zona de nacimiento y crianza. Por eso, Ilevitable recorría mambos, boleros y baladas que marcaban un quiebre con respecto a la mayoría de sus intervenciones en Calle 13. Sin embargo, ahora “Odio” parecería permitir más abiertamente el cruce de tradiciones propias, el rescate sonoro puertorriqueño y la cartografía musical callejera y crítica.
“En Ilevitable necesité trabajar desde la música caribeña. El disco tiene algo de eso, de no olvidar de dónde venimos. ‘Odio’ incluye el folclore caribeño, pero está fundido con otros estilos musicales y tiene un sonido más contemporáneo. Es nuevo para mí. Y lo estoy disfrutando. Estoy tratando de juzgarme lo menos posible. Es difícil. Nosotros como familia somos muy críticos. Y eso me ayuda. Porque trabajamos en equipo, como una familia grande”, resume la cantante, con su acento típico que transforma todas nuestras erres en eles. Y cuando
habla de gran familia se refiere a sus hermanos famosos, Residente y Visitante, pero también a un núcleo familiar íntimo pero bien numeroso.
“Somos nueve hermanos, tenemos muchos primos también. Y lo más bonito es que todos formamos parte del disco, aunque el nombre no esté escrito en el librito”, cuenta a raíz de la no participación de Residente en su primer disco. Y sigue: “Todo lo que hacemos lo debatimos. Nos retroalimentamos mucho, siempre va a ser así, hasta que seamos viejitos. Siempre que nos reunimos hay que tener en cuenta que la familia inmediata somos un montón, hermanos, primos hermanos, ahora hay sobrinitos y la familia sigue creciendo. Una reunión familiar cercana es un fiestón”, describe, con una voz y un modo muy cálidos, casi ajenos a sus participaciones que demandaban una presencia combativa en Calle 13.
Sobre la experiencia con esta agrupación que supo imponer su ritmo y, sobre todo, sus grandes letras, Ileana recuerda: “Para mí, Calle 13 representa mi casa. Es donde nací y me crie. Me siento superagradecida de que mis hermanos hayan tenido una visión de mí misma que yo no tenía todavía. Yo quería ser pianista y me convertí en cantante. Y encontré una manera más directa de expresar lo que siento”. –De chiquita me encantaba imitar lo que escuchaba. En la adolescencia empecé a adentrarme en el bolero. Mi papá me presentó la música de La Lupe, fue un mundo nuevo de temáticas de desamor, de despecho, de cuestiones bien fuertes y cercanas para mí como adolescente. La imitaba, sí.
–¿En qué medida te influyó la música de Mimi Maura? ¿Su recorrido abre puertas a la música caribeña?
–Mimi es amiga, igual que Sergio [Rotman, su marido y compañero de proyectos musicales]. Nos reunimos cuando vienen a Puerto Rico. Conocí su música de más grande y siempre que podemos ver nuestras presentaciones, vamos. Tenemos una amistad bien bonita. Es parte del “corillo”. –Escribiste un texto llamado “Cómo matar al odio con una canción”, que dice que “si queremos vivir en un mundo guiado por el amor, tenemos que hacer el esfuerzo de mirarnos a nosotros mismos y encontrarnos en el otro”. ¿Lo pensaste como un manifiesto?
–En el tema, la música vino primero. Junto con Ismael Cancel empezamos con la parte rítmica sin saber aún qué iba a comunicar. Pero después mirar las noticias, lo que está pasando en el país y en el mundo, me empezó a afectar emocionalmente y me sentí incómoda y frustrada. Y al escribir la letra me desahogué, es la ventaja de la música. Mi deseo era matar al odio, bien violento desde mí, je. –Trabajo con este segundo disco, pero ya con el aprendizaje del primero. Sigo construyéndome y conociéndome. Y lo más lindo de hacer música es comunicar lo que nos cuesta, lo incómodo, pero lo más honesto. Eso es lo que estoy haciendo ahora.
–¿Te interesa la movida trap?
–No me gustan las canciones que denigran a la mujer, eso nos atrasa. Al mismo tiempo, seguimos viviendo en un mundo machista. Que se den cuenta y transformen su mensaje es importante. Algunos se están percatando lentamente. Si es algo divertido y habla de otras cosas está bien, aunque no es algo que escucho normalmente.
–¿Qué opinás del avance feminista?
–El patriarcado no es un tema de mujeres solamente, tenemos que trabajar juntos hombres y mujeres, niñas y niños, para desterrarlo. En Puerto Rico hay mucho machismo, es horrible. Estamos literalmente aislados de muchas cosas que suceden en el mundo. Nos sentimos subestimados por nuestra situación colonial. Igual, hay un movimiento consciente que trata de conectarnos con lo que pasa en Latinoamérica, de sentirnos parte. Lo que tenemos que hacer es solidarizarnos. Estamos viendo la figura de Trump y está lo de Brasil. Y en la Argentina por el tema del aborto. ¿Cuándo al hombre le imponen decisiones sobre su cuerpo? Nunca. ¿Por qué nosotras tenemos que sufrir estas cosas en 2018?