Un argentino, al frente del castigado Real Madrid
El argentino, que desde hace cinco años dirige en las categorías menores del club español, reemplazará al despedido Lopetegui; Conte y Mourinho, los preferidos del presidente, están lejos; el Indiecito puede estar a cargo en cuatro partidos
En enero de 2016, durante una entrevista con la nacion, Santiago Solari, por entonces a cargo del Juvenil A de Real Madrid, exponía los plazos que pretendía para su carrera de director técnico: “Sí, quiero dirigir en primera división, pero todo a su tiempo. Creo en la formación, no solo en la del futbolista, sino también en la del entrenador”. En el fútbol, las crisis alteran los calendarios, adelantan los acontecimientos. A cargo del Real Castilla, el equipo filial del Real Madrid que participa en la segunda B (tercera categoría), Solari fue convocado de urgencia por el presidente Florentino Pérez para asumir en la primera división, por el despedido Julen Lopetegui, que había quedado sentenciado tras la goleada por 5-1 sufrida contra Barcelona.
El Indiecito, de 42 años, fue designado de manera provisional y este miércoles estará en el banco frente al Melilla (3a división), por la Copa del Rey. No es la primera opción del presidente Pérez, cuya intención de contratar a Antonio Conte entró en un compás de espera –con tendencia a que no haya acuerdo– porque el técnico italiano pretende un contrato por más tiempo que el que le ofrecen y porque planteó desembarcar con cinco colaboradores, cantidad que a Real Madrid le parece excesiva. El candidato predilecto de la máxima autoridad es José Mourinho, en la cuerda floja en Manchester United, club que no se decide a echarlo porque le debe pagar una indemnización que ronda los 60 millones de euros.
Solari representa algo más que una solución de emergencia para Florentino, que siempre vio con buenos ojos que se curtiera en las divisiones menores del club para ser en algún momento un técnico elegible para la primera división. Lo que no estaba en los cálculos era que esa posibilidad se diera de manera tan abrupta.
La gestión del argentino no solo está supeditada a la contratación de un entrenador, sino también al cumplimiento de unos plazos. La legislación del fútbol español estipula que un conductor “provisional”, como es la denominación que recibió Solari, solo puede ocupar el cargo durante 14 días. Como máximo, Solari dirigirá este miércoles, el próximo sábado frente a Valladolid (LaLiga), el 7 de noviembre contra Viktoria Plzen (Champions League) y el domingo 11 ante el Celta de Antonio Mohamed. Luego vendrá la interrupción por la fecha FIFA destinada a los seleccionados. Para continuar, Solari debería ser confirmado como entrenador. Zinedine Zidane fue el último entrenador que dio el paso del Castilla al Real Madrid, cuando a principios de 2016 cubrió la vacante del destituido Rafael Benítez.
El ex jugador de River se transformará en el cuarto argentino en dirigir a Real Madrid. Lo antecedieron Luis Carniglia (1957/59), Alfredo Di Stéfano (1982/84 y 1990/91) y Jorge Valdano (1994/96). Le espera una experiencia inédita en un club que conoce sobradamente por haberlo frecuentado durante 10 años en dos etapas. La de jugador, entre 2000 y 2005, cuando integró el plantel de los Galácticos que tenía a Zidane, Ronaldo, Figo, Beckham y Roberto Carlos, y a partir de 2013, ya como entrenador de diversas categorías juveniles, siendo campeón con los cadetes A y B, para luego pasar a los Juveniles A y B, y desembarcar en el Castilla en la temporada 2016/17.
Solari es uno más en una familia repleta de parientes vinculados al fútbol. Hijo del exjugador y técnico Eduardo, sobrino de Jorge (el “Indio”, también exfutbolista y entrenador) y primo-hermano de Augusto (volante de Racing), Esteban (hasta 2016 estuvo en Ecuador) y David (segunda división de Chipre).
En el Castilla dirige a Vinicius, el juvenil delantero brasileño que a mediados de año se incorporó desde Flamengo, y al que Lopetegui solo tuvo en cuenta muy esporádicamente, a pesar de que la ofensiva se resintió sensiblemente desde la partida de Cristiano Ronaldo.
Sus esquemas varían entre el 4-23-1 y el 4-1-4-1, aunque repara más en las características de los jugadores que en los dibujos tácticos. Hace dos veranos atrás le decía a este diario: “Los sistemas son siempre un punto de llegada, no de partida. Antes importa quiénes son los jugadores, sus roles, el estilo que el entrenador pretende, la estrategia, la táctica, el rival, la cancha, etc. El sistema es lo último, tal vez lo menos importante”.
Su condición de madridista no le impide poner a Lionel Messi en una dimensión superior. “Cuando Messi recibe la pelota, la tierra se sacude, el mundo hace silencio y los entrenadores rivales hunden la cabeza”. A los cuestionadores de Messi los evita porque no le interesa “discutir con fanáticos”.
Desde hoy se pondrá al frente de un plantel al que nadie le quita la gloria de tres Champions League consecutivas, pero que ahora es señalado por cierta desidia y aburguesamiento, vicios que Florentino pretendía erradicar con conductores de mano dura, del tipo de Mourinho o Conte, y que también motivaron una ácida observación de Valdano: “Los jugadores del Madrid creen que tienen la autoridad de hacer lo que les da la gana. A Bale lo seguimos midiendo por su precio, con la fantasía de que es un crack mundial. Pero sus últimos cinco años no son coherentes con lo que el Madrid pagó por él”.
Sondeado en algún momento por Marcelo Tinelli para que dirigiera a San Lorenzo, club al que el conductor televisivo lo había llevado en 2008 como jugador para pelear un campeonato que terminó ganando Boca, a Solari le toca ahora un desafío que, aun siendo breve, tendrá la exposición e intensidad que significa un minuto en el escenario mayor del Madrid.