Brasil decide
River se juega esta noche el pase a la final de la Copa Libertadores, sin Gallardo; Boca ya se prepara
PORTO ALEGRE.– La casualidad del calendario hizo que River y Boca tengan que pisar tierra brasileña para definir las semifinales de la Copa Libertadores apenas unas horas después de que Jair Bolsonaro se convirtiera en el nuevo presidente del país, con el 55 por ciento de los votos, luego de las elecciones más tensas y polarizadas que vivió la región en las últimas décadas.
Como en todo el sur de Brasil, en esta ciudad el candidato ultraderechista del Partido Social Liberal ganó con amplio margen: el 65 por ciento de los votos. Aquí, a la capital del estado de Río Grande do Sul, llegó anteanoche el plantel que conduce Marcelo Gallardo –casi al mismo tiempo que se definía el ballottage– y ayer se entrenó con la mira puesta en el partido de hoy a las 21.45 por el desquite ante Gremio, por las semifinales de la Copa Libertadores (el conjunto millonario perdió en el Monumental 1-0).
En las calles no hay rastros de la efervescencia vivida en los últimos meses. La gente desarrolla su vida cotidiana, sin banderas o indumentaria relacionada con la política. Incluso, tampoco se ven camisetas de Gremio. Sin embargo, preguntar por qué ganó el exmilitar puede ofrecer respuestas y análisis muy opuestos.
“Estamos hartos de la corrupción, de la inseguridad, de la delincuencia. Y él prometió terminar con todo eso. No podemos vivir más como estamos viviendo ahora”, afirma Rafael, un taxista que no hace mucho pasó los 50 años y vivió varios procesos. Renata, que roza los 40, opina en sintonía: “Bolsonaro prometió honestidad en su gobierno, cero tolerancia con los delincuentes y mejorar el sistema educativo, que está cada día peor. Con eso, ya tiene mi voto de confianza. Porque con el gobierno anterior muy bien no nos fue”.
Marcelo nació en democracia. Tiene 28 años y es cocinero. Él opina muy distinto: “El nuevo presidente hizo una muy buena campaña, diciéndole al pueblo lo que el pueblo quería escuchar: no más corrupción y mano dura para la delincuencia. Y tan bien lo hizo que ganó”, resume. Y agrega: “Pero yo estoy preocupado. No solo por el modo en el que quiere llevar a cabo su promesa electoral, sino también porque si su idea es, por ejemplo, resolver la inseguridad con más armas en las calles, nos vamos a terminar matando entre nosotros. Lo que sucedió ayer es grave y creo que muchos de los que lo votaron no lo hicieron a conciencia”.
“Es una muy mala noticia para Brasil que haya ganado una persona como Bolsonaro”, sentencia Aruana, que a sus 24 años estudia turismo. Y amplía: “Con las barbaridades que dijo antes y durante la campaña, y su pensamiento retrógado en relación a la igualdad de género, es realmente preocupante que haya ganado. Aunque el resultado es responsabilidad de todos, porque el enorme desinterés que tiene el pueblo brasileño por la política es responsabilidad de los gobiernos anteriores”.
En este contexto sociopolítico, que es tema de debate pero que no se visualiza más allá de las palabras, River buscará hoy una hazaña frente a Gremio, después del inesperado cachetazo que significó la derrota del último martes.
El conjunto de Núñez tiene motivos para ilusionarse. Por su historia y porque desde que Marcelo Gallardo se hizo cargo del equipo, el semblante para afrontar este tipo de desafíos es otro. Con conceptos claros, el DT convence a sus dirigidos con palabras y hechos. “viajamos con un deseo y una ilusión: ganar en Brasil. Y con eso nos vamos a sostener y a preparar el partido”, declaró tras el tropiezo de local.
Boca recién aterrizará en San Pablo este martes a las 14, después de entrenarse por la mañana en Buenos Aires. Allí la situación es igual: a Bolsonaro lo votaron 7 de cada 10 paulistas. Uno de ellos fue Felipe Melo, el recio volante central de Palmeiras, que anteanoche brindó con champagne por la victoria electoral de su candidato favorito, el mismo al que hace unas semanas le dedicó un gol que le marcó a Bahía, por el campeonato brasileño.
Todavía no se sabe dónde verá el nuevo presidente de Brasil los dos partidos, aunque es de público conocimiento a quién le gustaría ver levantar la Libertadores: Jair Bolsonaro es de Palmeiras.