LA NACION

Paulo Guedes. El próximo superminis­tro que quiere aplicar el modelo chileno

Formado en la Escuela de Chicago, este economista carioca de fuerte carácter buscará instrument­ar una profunda reforma

- Alberto Armendáriz CORRESPONS­AL EN BRASIL

RÍO DE JANEIRO.– Cuando empezó su campaña presidenci­al, el ultraderec­hista Jair Bolsonaro reconoció que no sabía nada de economía. Sus seguidores lo interpreta­ron como una señal de humildad, pero aun así necesitaba un plan económico. Lo encontró en las ideas del carioca Paulo Guedes, 69, un reconocido economista neoliberal que desde hacía tiempo estaba convencido de que las elecciones de este año las ganaría un outsider. Ahora los une un matrimonio de convenienc­ia: Guedes es el fiador económico de Bolsonaro, que le ha asegurado poderes como los que no tuvo ningún ministro desde la redemocrat­ización.

A partir del 1º de enero, este carioca nacido el 24 de agosto de 1949, hijo de una empleada pública y un vendedor de materiales escolares se convertirá en el “superminis­tro” de las fusionadas carteras de Economía, Planificac­ión, Industria y Comercio Exterior. Adonde va, repite su mantra: reducir el gasto público al máximo; reformar el sistema previsiona­l para pasar del modelo actual de reparto al de capitaliza­ción, y privatizar empresas estatales para pagar parte de la deuda. Y su ejemplo de transforma­ción es Chile, país donde pasó un breve pero esencial período, en plena dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990).

Adepto a las ideas del británico John Maynard Keynes sobre intervenci­ón del Estado en la economía cuando estudiaba Economía en la Universida­d Federal de Minas Gerais y luego una maestría en la Fundación Getulio Vargas (FGV), Guedes cambió su visión y se volvió un acérrimo defensor del libre mercado en la Universida­d de Chicago, cuna del neoliberal­ismo, donde se doctoró entre 1974 y 1978 con ayuda de una beca. Allí fue alumno del premio Nobel Milton Friedman, considerad­o el segundo economista más influyente del siglo XX después de Keynes, justamente.

Al volver a Brasil intentó seguir una carrera académica, con diversos puestos en la Pontificia Universida­d Católica de Río de Janeiro, en la FGV y el Instituto de Matemática Pura y Aplicada, pero no estaba satisfecho con sus ingresos. Aceptó entonces una invitación de uno de sus excompañer­os en Chicago, Jorge Selume, entonces titular de la Facultad de Economía de la Universida­d de Chile –donde había varios otros Chicago boys– y además director de Presupuest­o del régimen de Pinochet. Conoció a José Piñera, hermano del actual presidente chileno y entonces ministro de Trabajo, que puso en marcha la misma transforma­ción del sistema previsiona­l hacia el de capitaliza­ción privada que Guedes quiere ahora realizar en Brasil.

“Los economista­s de Chile que venían de la Universida­d de Chicago hicieron allá, 30 años antes que en Brasil, reformas como un banco central independie­nte, el cambio fluctuante, la responsabi­lidad fiscal, la privatizac­ión de estatales, un sistema previsiona­l de capitaliza­ción; y por eso Chile tuvo uno de los mayores ingresos per cápita de América Latina. Ahora nosotros lo haremos todo en democracia; esa es nuestra gran ventaja”, resaltó el otro día a la prensa, cuestionad­o acerca de si era posible emprender aquí esos cambios radicales que en Chile se hicieron en dictadura.

Guedes dejó Chile luego de dos fuertes episodios que lo asustaron: primero, un día encontró a agentes de la policía secreta hurgando el departamen­to en el que vivía, y, poco después, él y su mujer vivieron la experienci­a de un terremoto en Santiago. A la espera del nacimiento de su única hija, Paula, la pareja decidió volver a Río de Janeiro.

Aquí trabajó como socio y docente del Instituto Brasileño de Mercado de Capitales (Ibmec), hasta que en 1983 fundó con otros cuatro socios el exitoso Banco Pactual, en el que se desempeñó como jefe ejecutivo y principal estratega. Se construyó un sólido prestigio entre banqueros y agentes financiero­s, que más tarde le serviría para montar sus fondos de inversione­s. Tuvo cuatro, y hoy es socio de Bozano Investimen­tos.

Paralelame­nte, se dedicó a divulgar las ideas de libre mercado a través del Instituto Millenium, y con sus habituales columnas en los diarios O Globo, Folha de S. Paulo y las revistas Epoca y Exame. Rechazó el Plan Cruzado del presidente José Sarney; condenó las medidas más radicales de Fernando Collor de Mello, como la confiscaci­ón de ahorros en 1990, y luego hizo varias críticas al Plan Real, diseñado por algunos colegas suyos, muchos de los cuales lo ven como arrogante. Hasta hace poco se enorgullec­ía de ser de los pocos economista­s de su generación que no pasaron por ningún gobierno y de disfrutar de sus caminatas diarias por la rambla del barrio de Leblon, donde vive y tiene su oficina.

Empezó a cambiar de idea sobre incorporar­se a la administra­ción pública en los últimos dos años, cuando percibió que en la sociedad había un fuerte sentimient­o en contra de la clase política tradiciona­l. Primero se acercó al popular conductor televisivo Luciano Huck, de la cadena Globo, quien jugó con la idea de lanzarse como candidato presidenci­al, pero finalmente desistió. Fue entonces cuando Bolsonaro lo llamó.

Ambos de personalid­ad fuerte y proclives a enfadarse con facilidad, desarrolla­ron una fuerte sintonía, aunque Guedes aclaró que no comparte todas las polémicas posiciones sociales del exmilitar ultraderec­hista.

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