LA NACION

Atraparon a un “pai” umbanda por abusar de una de sus hijas

La menor fue atacada sexualment­e durante más de diez años

- Leonardo Scannone

Los sábados, Atilio arreglaba la habitación de su casa que había elegido para realizar la ceremonia umbandista que lo transforma­ría en “pai”. En el cuarto de al lado, Soledad esperaba, petrificad­a. Su hermana, María, la miraba, mientras ideaba un plan. De repente, tomó su celular y llamó a una remisería cercana en José C. Paz. “Soledad, vení y ponete la pollera, te estamos esperando con tu mamá, dale”, la apuró Atilio. La chica tembló. Su hermana le dijo: “Ponete la pollera por encima del pantalón y andá. Cuando yo te grite ‘¡corré para la puerta!’ vos corré. Te voy a estar esperando con un remise”. Soledad caminó despacio hacia la otra habitación. No quería pasar por esa situación nunca más: ya no quería que su padre volviera a abusar de ella. Nunca más. Lo lograron: juntas llegaron a la casa de una abuela y, ya más tranquilas, fueron a la Comisaría de la Mujer de José C. Paz para denunciar a su padre.

Hoy, un año y medio después de aquella decisión liberadora, está detenido, procesado por abuso sexual de menores agravado por el vínculo. El apellido del acusado se omite para no develar la identidad de las chicas, que son menores y por eso, nombradas con un nombre ficticio.

Según consta en el expediente, al que accedió la nacion, la madrugada anterior a aquella decisión trascenden­tal para el destino de las hermanas Soledad le había contado a María, arrasada por el llanto, la pesadilla que vivía cada vez que se quedaba a solas con su padre. Los manoseos, le confesó, habían empezado cuando tenía siete años, y cuando se convirtió “en mujer”, a los 12, llegó lo peor.

La noche del 11 de marzo de 2017 fue distinta. Unas horas antes de que Atilio empezara con los preparativ­os para la ceremonia del rito umbandista junto a la madre de Soledad, le habían dicho que esa noche iban a “compartir la cama los tres”. La tercera era su propia madre.

En la cámara Gesell, contó luego en detalle las perversion­es, tormentos y abusos que sufrió a manos de su padre durante más de diez años. Se abrió una causa que quedó a cargo de la Unidad Funcional de Instrucció­n (UFI) Nº 14 de San Martín especializ­ada en delitos sexuales, conducida por el fiscal Mario Marini. Al cabo de una larga pesquisa, Atilio fue detenido el 9 de octubre pasado.

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